EL MUNDO › TURQUíA PIDIó DISCULPAS EN MEDIO DE LAS PROTESTAS

Perdón por la mano dura

El viceprimer ministro turco, Bülent Arinc, pidió ayer disculpas a los manifestantes heridos por la represión policial durante las protestas de los últimos cinco días. “Me disculpo ante quienes sufrieron la violencia por ser sensibles a las cuestiones ambientales”, dijo. “Lo que hizo descontrolar las cosas fue la utilización de gases lacrimógenos por parte de las fuerzas de seguridad, por una u otra razón, contra personas que tenían inicialmente exigencias legítimas”, añadió en una rueda de prensa en Ankara tras reunirse con el presidente Abdulá Gul. Desde que se inició la movilización, Gul y Arinc, ambos del partido AKP, del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, se han mostrado más conciliadores que el jefe de gobierno.

Por su parte, Erdogan proseguía una gira por el norte de Africa. Desde Rabat, capital de Marruecos, aseguró que la situación se estaba calmando en su país, a pesar del llamamiento a la huelga de la influyente Confederación de Sindicatos del Sector Público (KESK). La pugna entre el premier y decenas de miles de manifestantes, que ya ha causado la muerte de dos de ellos, se había intensificado en las calles de Turquía, donde KESK convocó un paro laboral de dos horas. Según Erdogan, sus opositores se aprovecharon de los episodios en Estambul. “Al principio, los problemas con los árboles (que serían derribados para construir un centro comercial en Estambul) provocaron algunas protestas. Pero luego los manifestantes fueron controlados por personas que no han ganado las elecciones”, afirmó. El premier considera que las protestas fueron alentadas por los partidos de la oposición.

Desde el viernes, la protesta de un puñado de militantes de asociaciones contra la construcción de un centro comercial en una zona verde se extendió poco a poco al conjunto de Turquía. Erdogan, acusado de autoritarismo, se enfrenta a un movimiento de protesta de una importancia inédita desde la llegada al poder del AKP, en 2002. “El terror ejercido por el Estado contra las manifestaciones totalmente pacíficas ocurrió de manera tal que amenaza la vida de civiles”, declaró la KESK, que afirma tener 240.000 afiliados. La brutalidad de la represión, añadió, traduce la hostilidad contra la democracia por parte del gobierno. Un joven de 22 años murió el lunes en un hospital, con lo que ya son dos las víctimas de los enfrentamientos callejeros en el país. La autopsia no permitió confirmar que hubiera recibido un balazo, como habían indicado previamente las autoridades, afirmó ayer la fiscalía. La policía turca volvió a utilizar el lunes gases lacrimógenos contra centenares de manifestantes opuestos a la política del AKP, quienes lanzaban piedras en Ankara y Estambul, en el cuarto día consecutivo de protestas generalizadas.

En Ginebra, la alta comisionada de Naciones Unidas para los derechos humanos, la sudafricana Navi Pillay, pidió que Turquía lleve a cabo una investigación rápida e independiente sobre el comportamiento de la policía. Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores italiana, Emma Bonino, dijo que Turquía tenía una visión europea, pese a que su actual gobierno había recurrido a la fuerza de modo desproporcionado. Las palabras de la canciller se sumaban a las del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, quien también se había mostrado sorprendido por el uso de la fuerza del gobierno de Ankara, aliado estratégico de Washington en la región.

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Las manifestaciones continuaban ayer.
Imagen: EFE
 
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