La vorágine informativa sobre los recientes comicios en El Salvador eclipsó una noticia trascendente en ese país. El máximo tribunal de Justicia ordenó investigar una masacre campesina ocurrida hace casi 33 años, con lo que se abren esperanzas para rescatar la verdad sobre la guerra civil (1980-1992).

La Sala en lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia emitió el pasado miércoles un fallo en el que obliga a la Fiscalía General de la República (FGR) investigar seria, exhaustiva, diligente y concluyentemente la masacre ocurrida en San Francisco Angulo, municipio de Tecoluca.

En 2005 los familiares de los masacrados iniciaron gestiones para localizar los restos mortales de sus parientes. Se encontraron unas 40 osamentas, que fueron sepultadas en un cementerio de la población.

Inmediatamente la fiscalía no continuó las investigaciones para dar con los responsables del hecho. Por ello, para Claudia Interiano, del Centro para la Promoción de los Derechos Humanos Madelaine Lagadec, organización que representa a las víctimas, el fallo de la Sala en lo Constitucional no tenía precedentes, puesto que por primera vez se reconoce que se ha violado el derecho constitucional a la justicia y a la verdad.

Se debe tomar en cuenta que en El Salvador muchos jueces no han abierto causas penales contra graves violadores de los derechos humanos debido a la vigencia de la Ley de Amnistía de 1993, que perdona los crímenes de lesa humanidad que cometieron soldados y guerrilleros durante la guerra civil.

El comunicado oficial del Supremo señaló que “el fiscal general de la República vulneró los derechos de acceso a la jurisdicción y a conocer la verdad de los hechos, al no investigar oficiosamente el homicidio colectivo ocurrido en el cantón San Francisco Angulo, y haber dilatado injustificadamente el inicio de tal actividad investigativa, la cual hasta la fecha no ha sido seria, exhaustiva, diligente ni concluyente”.

Interiano se mostró conforme con el fallo. “La decisión abre las puertas para que los familiares de víctimas y sobrevivientes de la masacre de Tecoluca reciban reparación emocional, psicológica y física.”