EL MUNDO › LOS PUNTOS CALIENTES DE LA PROXIMA CUMBRE DEL G-77 SEGUN EL EMBAJADOR DE BOLIVIA EN LA ONU

“Vamos a tocar el tema de los fondos buitre”

El próximo fin de semana, Santa Cruz de la Sierra será la sede de una cumbre de los llamados 77 que, sumados a China, ya son 133 países. Más de dos tercios de la ONU. Bolivia preside el G-77. El representante de Evo Morales en la ONU explicó en un reportaje por qué la agenda futura no es la limosna. También pronosticó que Evo será reelegido en octubre.

 Por Martín Granovsky

Desde Nueva York

Cuando Evo Morales ganó las elecciones de 2005 y asumió por primera vez, en 2006, Sacha Llorenti fue uno de sus articuladores con los movimientos sociales. Cumplió un papel de construcción política que resultó decisivo en El Alto, el centro urbano de crecimiento explosivo que está entre la gran olla de La Paz y el altiplano con su Titicaca y sus campesinos, que saben helar cada papa que cosechan.

Llorenti recibió a Página/12 y Clacso TV frente a la ONU, en el despacho de la embajadora argentina Marita Perceval. La entrevista puede ser vista con un click en este link: http://bit.ly/1kHSup7. Llorenti y Perceval reproducen la relación sin chirridos que ambos países mantienen desde que Evo ganó la presidencia. La Argentina y Bolivia lograron resolver sin conflictos, en 2006, la actualización del precio del gas que el primero compra al segundo y luego Bolivia pudo superar, con la ayuda de la Argentina y Brasil, un intento de desequilibrio interno de la ultraderecha cruceña.

“Bolivia emprendió el desafío de organizar la cumbre del G-77 en ocasión del aniversario del Grupo, que cumple 50 años –historió Llorenti–. Fue fundado en 1964 en Ginebra, durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo y Comercio. Y después de 50 años veíamos imprescindible la necesidad de hacer una nueva cumbre. La última fue hace casi 10 años, en Qatar.”

–¿Qué temas nuevos aparecieron en la última década?

–El Grupo está tratando en profundidad el desarrollo. Coincide con la agenda de Naciones Unidas, que debe temas como la agenda de desarrollo post-2015...

–Cuando la ONU evalúe si se cumplieron las metas sobre reducción de la pobreza.

–Y fije cómo continúa ese debate sobre desarrollo sostenible y financiamiento para el desarrollo. Son algunos de los ejes centrales de la nueva propuesta multilateral para encarar temas todavía no resueltos, como la erradicación de la pobreza, del hambre y de la desigualdad. Por eso la cumbre que comienza el 14 próximo quiere plantearse un escenario de discusión muy ambicioso. Tiene que ver, por supuesto, con ese objetivo de acabar con la pobreza, pero además quiere tratar temas como el de las instituciones financieras. Discutir su estado y su falta de democracia. Analizar las relaciones necesarias para construir una nueva globalización basada no en las leyes del mercado sino fundamentalmente en la solidaridad y en la integración. Agrego otros puntos: cooperación, comercio, pueblos indígenas, situación actual en el marco de la crisis financiera que vive el planeta. Los temas esenciales del grupo están vinculados justamente con eso, comercio, de- sarrollo y cooperación.

–¿Cuál era la identidad del G-77 hace 50 años y cuál es la identidad de hoy? ¿Qué los une hoy?

–Es muy interesante la pregunta porque hace 50 años uno de los fundadores del G-77 fue justamente el Che Guevara, que representó a Cuba en la conferencia de Ginebra. En ese 1964, 77 países se reúnen para iniciar tareas de coordinación y encarar conjuntamente las negociaciones con los países desarrollados. Los unía en ese momento un pasado común, porque muchos de esos 77 países venían del colonialismo o estaban saliendo de esa etapa. Tenían por delante el desafío del desarrollo. Los unía también el tipo de relación con los países desarrollados porque muchos eran dependientes de estos países denominados del primer mundo. Cincuenta años después, prácticamente nos unen las mismas cosas: un pasado común y un presente común. La diferencia es que el grupo prácticamente se ha duplicado en número. En lugar de ser los 77 de entonces, ahora somos 133 países, incluida China. Nos reunimos no sólo para coordinar esfuerzos sino para tener una sola voz a la hora de negociar con los países desarrollados. En una reunión que tuve hace unos días con el secretario general, Ban Ki-moon me dijo: “Sin el G-77 no se puede hacer nada en Naciones Unidas”. Y tiene razón.

–Dos tercios del total de miembros de la ONU.

–Es una fuerza muy importante. Cuando nos ponemos de acuerdo no hay quién nos pare en Naciones Unidas. Es una muestra de que en el mundo las relaciones de poder pueden ser modificadas. Podemos tener la esperanza de transformar estas relaciones en el marco de la fraternidad, de la integridad y de la unidad de los pueblos.

–En términos de discusión financiera, ¿qué puede salir de Bolivia?, ¿qué nuevo criterio, qué novedad o qué línea de trabajo común?

–No puedo adelantarme a la declaración porque la seguimos discutiendo aquí en Nueva York. Sin embargo, puedo señalar que con seguridad se va a tratar el tema de la reforma a las instituciones de Bretton Woods, a las instituciones financieras, en el sentido de su imprescindible democratización. Vamos a tocar el tema de los fondos buitre, claro. Sin duda el punto estará en la declaración final. Pero además discutiremos cómo la crisis financiera golpea a los países en desarrollo. Reitero que no puedo adelantarme a las conclusiones. Será el 15 de junio cuando conoceremos cuál es la voz de nuestros jefes y jefas de Estado y de gobierno en Santa Cruz. La cumbre será histórica y, junto con los temas que he señalado, tratará sobre el cambio climático.

–¿Qué características tiene hoy el debate sobre el cambio climático? Porque fue cambiando e incluso asuntos como la minería y otros tipos de extractivismo quedaron incluidos en la agenda de muchas sociedades y movimientos.

–El debate está en un momento muy importante porque en 2015 habrá en París una cumbre de jefes de Estado y de gobierno para fijar un nuevo marco normativo internacional vinculante después de la cumbre de Kioto. Este mismo año celebraremos una conferencia sobre pequeños estados insulares, que es muy importante para el tema del cambio climático. Será en Samoa. Y en Lima, en septiembre, otra cumbre discutirá las responsabilidades que tienen los países desarrollados en la emisión de gases de efecto invernadero y cuál es el compromiso para reducirla. Nuestro criterio de análisis se basa en el principio de responsabilidades comunes y a la vez diferenciadas entre los países en desarrollo y los países emergentes. Como se ve, la agenda que viene en este tema es muy fuerte y será fuerte la presencia del debate en Santa Cruz de la Sierra. Hay que recordar, eso sí, que 133 países de todas las latitudes del mundo representan una enorme diversidad de opiniones, de posiciones ideológicas y políticas, de niveles de desarrollo... Incluso una gran diversidad geográfica y cultural.

–¿Por qué lo subraya?

–Porque a veces no es tan sencillo ponernos de acuerdo pese a que tenemos muchas cosas en común.

–Sobre la pobreza, un embajador en la ONU me dijo que no se agotó el estado de emergencia sino que la ONU hará un balance de cuáles son las emergencias que quedan pendientes y las articulará con nuevos objetivos. ¿Qué no se resolvió? ¿La pobreza, la pobreza extrema o el hambre?

–Yo he escuchado a varios colegas aquí, sobre todo de países desarrollados, hablar de que un objetivo tiene que ser la erradicación de la extrema pobreza. Al respecto, el G-77 desde hace mucho tiempo tiene una posición muy clara: para nosotros el objetivo es la erradicación de la pobreza, no de la extrema pobreza. Si no, por ahí andan algunas estadísticas que pueden ser muy bien acomodadas de acuerdo a determinados intereses. Entonces, el tema central es la erradicación de la pobreza, y junto a la pobreza están por supuesto la erradicación del hambre, la atención de enfermedades curables, la posibilidad de que todo el mundo tenga acceso al agua, al saneamiento, a los servicios básicos, a comunicación, a energía sustentable. Esos son requisitos fundamentales cuando hablamos de desarrollo. Al mismo tiempo tenemos que hablar de las responsabilidades de los países desarrollados. Hace poco, en un encuentro sobre este tema, una persona hizo una exposición brillante sobre el tema del saneamiento. Explicó cómo las principales capitales europeas construyeron sus sistemas de saneamiento y alcantarillado durante los siglos XVIII y XIX. ¿Cómo se financió ese de-sarrollo? Se financió desde las colonias. Desde lo que eran entonces sus colonias. Es decir, nuestros países ya financiaron el desarrollo.

–El desarrollo ajeno.

–Exactamente. Ya financiamos el desarrollo ajeno. Y ahora nos referimos a las responsabilidades de los países desarrollados para contribuir al desarrollo, sobre todo, de los países más vulnerables. No estamos hablando de caridad sino de corresponsabilidad. Existen compromisos denominados Ayuda Oficial al Desarrollo. Esa es la terminología internacional. Esos compromisos hasta ahora han sido incumplidos por los países desarrollados. Entonces, uno de los temas centrales es que sean cumplidos, fundamentalmente para Africa, Asia y en general para todos los países en desarrollo. Hablar de erradicación de la pobreza significa plantear una lucha integral, holística, contra estos males que, por supuesto, están vinculados a otros males.

–Es un tono de justicia reparatoria.

–Algunos países en el Caribe ya propusieron iniciar procesos de reparación por la esclavitud, por ejemplo. Y hay compromisos suscriptos por los países de-sarrollados que hoy están siendo incumplidos. Lo digo desde nuestra perspectiva nacional, la de Bolivia, porque como representante en la ONU del Estado que preside el G-77 repito que existe una gran diversidad de opiniones. Ponernos de acuerdo entre 133 personas es complicado. Entre países, más. Pero existe, desde nuestra perspectiva, una responsabilidad de los países desarrollados para cumplir con estos compromisos que tienen que ver con un proceso de reparación y de responsabilidad histórica.

–Vuelvo al tema de la pobreza. ¿Cómo la mide Bolivia? ¿Es sólo un tema de ingresos? Para el gobierno de Evo Morales, ¿cuándo alguien deja de ser pobre?

–En Bolivia tenemos una visión integral de la lucha contra la pobreza. No es solamente el ingreso. Hemos mejorado el ingreso sustancialmente. Casi duplicamos el salario mínimo vital en nuestro país. Mejoramos las condiciones de vida de todos los sectores. De todos, absolutamente. De acuerdo con la ONU, hasta 2009 un 10 por ciento de los bolivianos y las bolivianas había saltado de la pobreza a ingresos medios. El ingreso per cápita también ha subido enormemente. Las reservas internacionales pasaron de 1700 millones de dólares a 15 mil millones en pocos años. Antes la historia de los ministros de Economía y Finanzas de nuestro país consistía en ir a pedir limosna a los organismos internacionales para pagar sueldos. El déficit era muy amplio y el presupuesto no alcanzaba para pagar los aguinaldos de los maestros y de los médicos. Ahora llevamos ocho años consecutivos de superávit fiscal, lo que nos permite no sólo ahorrar sino invertir. La inversión pública dio un salto cualitativo de 400 millones de dólares al año en 2005 a más de 5000 millones de dólares este último año. También se incrementaron enormemente los ingresos de nuestra renta petrolera. Pero para nosotros la lucha contra la pobreza es un tema integral. Tiene que ver con las condiciones de ingreso pero también con los niveles de educación y salud. El presidente Evo incorporó planes de asistencia especializada para garantizar que los niños se queden en la escuela. Hay un bono, llamado Juancito Pinto, por el que se les da un pequeño monto de dinero para garantizar que los niños se queden en el colegio. Eso permitió reducir la deserción de un 5 por ciento a un uno por ciento en pocos años. A través del Bono Juana Azurduy, que es una patriota latinoamericana compartida entrañablemente por la Argentina y Bolivia, damos asistencia a las madres embarazadas. Además de darles un pequeño monto de dinero, les garantizamos la posibilidad de que sean atendidas por médicos de manera regular. Eso nos reduce la mortalidad infantil y la mortalidad materna. En comunicaciones, gracias al satélite Tupac Katari tendremos acceso a telefonía y a Internet en todo el país. Sobre todo en el área rural, que era la más olvidada. En energía, lo mismo. Es decir que la erradicación de la pobreza está vinculada al ingreso, a la educación, a la salud, a las comunicaciones, al saneamiento, al acceso al agua. A la suma de la felicidad, como decía Simón Bolívar. Y para lograrlo se requiere una base material. En ese sentido, Bolivia está viviendo una profunda, profunda revolución económica, social, política y cultural.

–Cuando empezó el primer gobierno de Evo, en 2006, uno de los objetivos no era sólo exportar gas sino industrializarlo. ¿Qué pasó en ocho años?

–En el gas está, digamos, el sueldo del Estado. El gobierno utiliza el gas fundamentalmente para diversificar su economía, para no ser monodependiente, y al mismo tiempo para financiar los planes sociales y de infraestructura que son imprescindibles.

–Usa las divisas.

–La exportación de gas financia entre otras cosas la industrialización. Se está terminando de construir una planta de urea, una planta separadora de líquidos para darle valor agregado al gas. Y ya el presidente ha anunciado hace poco una inversión de 1800 millones de dólares para una petroquímica que estará instalada en el departamento de Tarija, fronterizo a la Argentina. Mientras, invertimos en generación de energía. Vamos a inaugurar pronto una termoeléctrica, también en Tarija, y están avanzados los proyectos de hidroeléctricas en distintos lugares de Bolivia. A esto hay que sumar, por supuesto, una fuerte, fuerte inversión, como nunca antes realizó el Estado, en una infraestructura carretera que nos permita vincular a un país antes desarticulado, desvertebrado. Es una nueva visión del desarrollo. Antes, y lo decía el presidente Evo hace unos días, el poco dinero que tenía Bolivia era invertido en un solo departamento. Ahora se han generado equilibrios para que los nueve departamentos se conviertan en nueve polos de desarrollo. Pero además de la industrialización del gas, estamos trabajando en la industrialización de nuestros recursos minerales. En plantas de fundición, en fábricas de cemento para distintas zonas del occidente del país. La diversificación consigue que todo no quede limitado a la industrialización de recursos naturales no renovables sino también a dar un fuerte incentivo especialmente para la agricultura.

–En el plano de los recursos no renovables, ¿cuál es el equilibrio para un país que exporta, entre otras cosas, materias primas energéticas?

–El primer objetivo es abastecer el mercado interno. Se han multiplicado, por ejemplo, las conexiones de gas domiciliario en Bolivia, sobre todo en la ciudad de El Alto, que tú conoces muy bien. Es una ciudad revolucionaria, por no encontrar otro término más preciso. No es la única cuna del actual proceso de transformaciones, pero es una de las cunas principales. El Alto se está llenando de conexiones a gas domiciliario y eso le cambia la vida a la gente porque reduce los costos de energía y le permite ahorrar tiempo de su vida. Después del abastecimiento interno viene la exportación. Inicialmente, de materia prima. Y al mismo tiempo el valor agregado mediante la industrialización. Otro factor clave es la nacionalización de los recursos naturales, la recuperación de los recursos naturales. Es importante subrayar una vez más que antes de la llegada del presidente Evo Morales, antes de la nacionalización de los recursos, la mayoría del dinero que ahora es utilizado para revolucionar Bolivia se iba a las tranasnacionales y afuera servía para financiar a otros países. Ese dinero ahora se utiliza en favor de los emprendimientos nacionales, pero además el Estado ha recuperado el control hasta de la negociación de los precios de nuestros hidrocarburos. Antes la empresa X, extranjera, en Bolivia negociaba con la empresa Y, extranjera, los precios, los volúmenes... Todo. Ahora eso se ha recuperado en poder del Estado e implica un ejercicio de la soberanía y la posibilidad de aplicar planes que beneficien a los bolivianos, primero, y luego que permitan sacar el mayor rédito posible de un recurso no renovable. Esa tiene que ser la base de la diversificación de nuestra economía.

–Bolivia tendrá elecciones presidenciales. ¿Cómo las afronta el gobierno?

–Con mucho trabajo y con mucho optimismo. Hace poco una encuesta les preguntó a los bolivianos: “¿Quién cree usted que a lo largo de la historia es el mejor presidente de Bolivia?”. Salió primero Evo. Mírese que un presidente en el momento de ejercicio de su mandato sea considerado el mejor presidente de la historia. Eso es, creo, inédito. Se debe a que las bolivianas y los bolivianos estamos sintiendo en nuestra vida cotidiana la revolución y el proceso de cambio liderados por Evo. Y las encuestas más recientes encuestas arrojan un apoyo que está muy cerca del 70 por ciento de aprobación de su mandato. Evo encarnó este proceso revolucionario. Yo lo digo sinceramente: en un ejercicio de honestidad intelectual y política Evo Morales es sin duda el personaje histórico más importante de los últimos 500 años en Bolivia. Logró la liberación política y la liberación social, pero también la liberación económica y cultural que nos permiten hablar de una verdadera revolución. Vemos con optimismo las elecciones de octubre próximo. Estamos convencidos de que el pueblo boliviano ratificará al presidente, que es el líder natural de este proceso, y los grandes cambios de la revolución. La gente está viviendo ese cambio. Sabe con mucha esperanza que ahora nuestros hijos y nuestros nietos van a tener un mejor país. Sin duda.

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