EL MUNDO › LOS PACTOS POSELECTORALES PARA FORMAR LOS NUEVOS GOBIERNOS DE OPOSICION AL NACIONAL EN ESPAÑA

Para la izquierda, el límite es Rajoy

Tras los comicios que el domingo pasado sacaron al PP las mayorías absolutas, empezaron las negociaciones. Se afianza un acercamiento entre los socialistas y Podemos para arrebatarles el poder a los conservadores en seis comunidades.

 Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Simpatizantes del partido Podemos, de campaña en Madrid, antes de convertirse el domingo en la tercera fuerza política del país.

Cambio. En España se habla de otra cosa. De punta a punta del Estado, en las calles, en las escuelas, en los bares resuenan los mismos nombres. Nuevos nombres. Colau y Carmena son los más repetidos, pero hay muchos otros que también llegaron con el vendaval de las elecciones del domingo pasado. Las urnas pusieron en el centro del escenario político a actores diferentes, actores que prometen haber llegado para representar otra obra. ¿Qué pasará ahora con los viejos protagonistas? ¿Se retirarán de escena para sentarse entre el público o seguirán pugnando por su lugar privilegiado ante los focos? ¿Y los nuevos? ¿Sabrán distribuirse los papeles y formar un buen reparto? ¿Saldrá el público contento, defraudado, o se subirá también al escenario?

Tras las elecciones municipales y regionales celebradas el 24 de mayo en España se abre el telón a un nuevo panorama político, cuya estructuración no hizo más que empezar. El Partido Popular (PP) perdió todas las mayorías absolutas que desde hace diez años poseía y formaciones emergentes prácticamente lo equipararon en número votos. La escasa distancia entre los conservadores y grupos como Podemos –en las autonomías–, el Partido Socialista (PSOE) y plataformas ciudadanas –en los municipios– le dan la llave de gobierno a la izquierda en la mayor parte del territorio español. Pero para eso tienen que aliarse. Y después de la euforia por la victoria del domingo, toca empezar a enfriarse y sentarse a negociar. En las ciudades, los partidos tienen tiempo hasta el 13 de junio para ponerse de acuerdo –día de la investidura de los futuros alcaldes– y en las regiones todavía queda un poco más de margen –aún está por determinarse la fecha en cada comunidad, aunque se estima que el proceso pueda cerrarse a principios de julio.

¿Podemos será capaz de pactar con “la casta” para desbancar al PP? ¿Los socialistas se arrimarán, finalmente, a los de Pablo Iglesias después de despreciarlos desde su fulgurante irrupción en las elecciones europeas? La vorágine de reuniones y declaraciones que los dirigentes de los dos partidos están llevando a cabo desde la mañana siguiente a los comicios parecería indicar que sí. Todo apunta a un acercamiento entre el PSOE y Podemos para echar a los barones de Mariano Rajoy de las comunidades en las que tienen posibilidad de hacerlo si se unen: Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón, Asturias, Comunidad Valenciana o Baleares; así como en las ciudades de Madrid y Zaragoza, donde Ahora Madrid y Zaragoza en Común, candidaturas integradas por Podemos, podrían gobernar con el apoyo de los socialistas.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dejó esta semana bien claro que la estrategia de acuerdos poselectorales debe pasar por una cercanía con Podemos. Este sábado el Comité Federal del partido se reunió para definir los cinco “ámbitos prioritarios” que los candidatos socialistas tendrán que tener en cuenta a la hora de pactar y, en principio, no supondrían ningún problema para que la formación de Pablo Iglesias los acepte, ya que coinciden con “las líneas rojas” que también ellos hicieron públicas durante esta semana.

Los requisitos de mínimos que Sánchez esbozó ante el Comité Federal, el órgano competente para determinar las alianzas del PSOE, se centran en el fin de los recortes “austericidas”, como los bautizó Alfredo Pérez Rubalcaba, el ex secretario general del partido. El “blindaje de los servicios públicos” es otro de los criterios fijados por Sánchez, así como la incorporación de medidas económicas al servicio de la creación de empleo y la recuperación “justa” –la tan mentada en esta campaña electoral “reducción de la desigualdad”– y, cómo no, un plan estricto para la “regeneración democrática y la transparencia”.

Pablo Iglesias les dijo algo muy parecido a sus candidatos en la reunión que mantuvieron este viernes para articular los posibles pactos. “Tolerancia cero con la corrupción y medidas de rescate ciudadano frente a los recortes”, fueron los límites marcados por el líder de Podemos para buscar acuerdos con otros partidos. Iglesias asumió públicamente que hubo un cierto cambio de planteamiento desde las filas socialistas y explicó ante los medios que con esta nueva actitud espera sí poder alcanzar acuerdos con el número uno del PSOE. “Antes Pedro Sánchez no me llamaba y ahora sí”, declaró el secretario general de la formación lila en su primera rueda de prensa tras los comicios

Ante el avance de una coalición de izquierdas que lo podría expulsar del poder, Mariano Rajoy tiembla. Mientras que en su primera aparición pública después de las elecciones, el líder del PP sostuvo que no pensaba hacer ningún cambio ni en el gobierno ni en su partido, al día siguiente ya estaba matizando su resuelto inmovilismo para dar paso a una postura (algo) más abierta al diálogo y la autocrítica. No es para menos. La lluvia de reproches desde el seno mismo de su partido y la desbandada de dirigentes regionales del PP le llegaron tan solo horas después de sus declaraciones. Juan Vicente Herrera, presidente en funciones de Castilla y León, fue el primero en disparar contra Rajoy, recomendándole “mirarse al espejo” para responderse a sí mismo si se debe volver a presentar como candidato de los populares en las próximas elecciones nacionales.

La debacle del partido que en algunos enclaves –como Valencia y Madrid– detenta el poder desde hace más de veinte años abre paso a una nueva configuración de la política española y las dos principales ciudades del Estado son la muestra más clara del cambio.

En Madrid, Manuela Carmena está a punto de hacerse con la alcaldía si su candidatura Ahora Madrid –confluencia de partidos entre los que se encuentra Podemos– pacta con los socialistas y el resto de formaciones de izquierda con miembros en el consistorio. La ex jueza –que obtuvo veinte concejales, frente a los veintiuno del PP– ya recibió el apoyo explícito del candidato socialista, Antonio Carmona, que le aportaría los ediles que le faltan, por lo que aseguró ante los medios sentirse ya como “la nueva alcaldesa de Madrid”.

En Barcelona, la ganadora de las elecciones y futura intendenta, Ada Colau, aseguró por su parte este sábado, en una entrevista al Periódico de Catalunya, que si Manuela Carmena consigue también la Alcaldía de Madrid ambas ciudades “consolidarán un eje no ólo social, sino de revolución democrática” que espera pueda darse “en el Estado, en el sur de Europa y más allá”.

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