EL MUNDO › SE NEGó A DISCULPARSE POR SUS COMENTARIOS MACHISTAS SOBRE UNA PERIODISTA

Trump no se arrepiente de su grosería

Después del debate de precandidatos republicanos sugirió que una popular moderadora de Fox News le estaba haciendo preguntas difíciles porque estaba menstruando. “Es ella la que debería disculparse conmigo”, dijo ayer, desafiante.

Donald Trump, el magnate desafiante y volátil que lidera las primarias republicanas en Estados Unidos, hizo tambalear su campaña con comentarios groseros y el miedo a que lance una candidatura independiente a la Casa Blanca. El despectivo y malhablado multimillonario provocó un giro radical en la campaña republicana al negarse a pedir disculpas a una popular moderadora de Fox News por haberle sugerido que le estaba haciendo preguntas difíciles porque tenía la menstruación.

“Es ella la que debería disculparse conmigo”, Trump ayer al cable de noticias MSNBC, un día después de acudir a varios programas en los que defendió que Megyn Kelly tenía “sangre saliendo de su... de donde sea” mientras le hacía preguntas durante el debate republicano de la semana pasada. Pero este domingo Trump dijo que solamente gente “enferma” o “pervertidos” podían deducir que estaba hablando de la menstruación de Kelly. “Estimo a las mujeres. Quiero ayudar a las mujeres”, dijo Trump en un reportaje telefónico para el programa de noticias de la CNN State of the Union. “¿Quién haría una declaración así? Sólo un enfermo podría pensar de ese modo”, dijo.

Cuando le preguntaron cómo sus compañeros candidatos y los comentaristas conservadores habían llegado, entonces, a esa conclusión, Trump respondió: “Quieren ser políticamente correctos. Quieren conseguir puntos. Estoy encabezando las encuestas de voto”.

Así, el magnate no pidió disculpas, afirmó solamente que no tenía nada contra Kelly y volvió a criticarla reiterando que lo había tratado de forma “injusta” durante el debate. “No hay excusa, punto”, dijo el domingo en Fox News Carly Fiorina, ex presidenta de Hewlett-Packard y única mujer que participa en las primarias republicanas, quien ya había criticado duramente el comentario de Trump. El tono rebelde e improvisado de Trump funciona entre sus múltiples seguidores, pero asusta al oficialismo de un partido ansioso por presentar a un candidato serio y viable para enfrentar a la demócrata Hillary Clinton.

Trump insistió en que lo políticamente correcto consumió a Washington y aseguró que él aporta una dosis de discurso sin tapujos en la carrera hacia la Casa Blanca. “Hay una diferencia entre evitar lo políticamente correcto y ser un imbécil”, dijo Brian McClung, un estratega republicano que asesoró a Tim Pawlenty para la campaña presidencial de 2012. Los candidatos y líderes republicanos, insistió McClung, “tienen que aguantar y hablar sin la estupidez de Trump”.

Pero en la primera gran encuesta lanzada desde el debate, presentando a Trump y a nueve rivales, el controversial candidato se mantuvo al frente.

Trump ganó el 19 por ciento de apoyo, mientras que el neurólogo Ben Carson y el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, obtuvieron el 12 por ciento, y Jeb Bush, 11 por ciento, según el sondeo de los votantes republicanos en Iowa, realizado por Public Policy Polling y divulgado ayer.

Los expertos dicen que Trump está entrando en un período complicado, marcado por un escepticismo creciente sobre sus intenciones políticas, un escrutinio más profundo sobre su pasado y la preocupación por sus posibles planes de dar marcha atrás. El seminario de alto perfil Red State Gathering of Conservatives retiró su invitación al magnate para su convención en Atlanta, en la que Jeb Bush se posicionó como favorito.

“¿Queremos insultar al 53 por ciento de nuestros electores?”, se preguntó Bush durante el evento. “Lo que dijo Donald Trump fue un error. No es así como se ganan las elecciones.”

Trump hizo cambios importantes en su campaña. Entre ellos, la salida del veterano estratega Roger Stone, quien urgió a Trump a establecer una agenda política en lugar de enfocarse en los ataques. “Voy a salir con nuevas posturas”, dijo Trump, prometiendo más propuestas políticas.

Sus rivales republicanos no escatiman críticas. Carly Fiorina, el ex jefe de Hewlett-Packard que ofreció una buena actuación durante el primer debate, arremetió contra los “comentarios completamente inapropiados y ofensivos” de Trump sobre Kelly.

Otro de los 17 aspirantes a la candidatura, el senador Rand Paul, un conservador libertario surgido del Tea Party, dijo el domingo en referencia a Trump que “no se debería premiar la vulgaridad”. También advirtió a los conservadores del Tea Party que no apoyen a Trump, alegando simplemente que “no es apropiado para liderar el país”. Paul recordó que el magnate del sector inmobiliario había apoyado previamente a los demócratas, incluso a los Clinton, y a causas liberales como la legalización del aborto y la salud universal.

El senador por Carolina del Sur Lindsey Graham, otro postulante, estimó el sábado que hace ya mucho tiempo que Trump ha superado todos los límites.

“Como partido más nos valdría correr el riesgo de perder la elección presidencial sin Donald Trump que tratar de ganarla con él”, señaló.

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El tono rebelde e improvisado de Trump funciona para sus múltiples seguidores.
Imagen: EFE
 
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