EL MUNDO › LA HISTORIA SECRETA DE FERNANDO HENRIQUE Y MIRIAM DUTRA

Una ex amante es para siempre

La periodista Miriam Dutra decidió volver del pasado y revelar, en detalles, su historia con el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que también incluye un hijo, que hoy tiene 25 años, ayuda financiera y favores desde el poder.

 Por Eric Nepomuceno

Desde Río de Janeiro

Fernando Henrique y Miriam, del amor al destierro y de allí al escándalo.

Un veterano analista político de la capital brasileña dice que si se juntaran todos los parlamentarios que tuvieron hijos fuera del matrimonio, habría quórum suficiente para reformular toda la Constitución.

Hay cierta exageración en la frase: no hay indicios de que dos tercios del Congreso ostenten en su currículum semejante pasaje. Pero hay antecedentes claros, a empezar por el senador Renan Calheiros, actual presidente del Senado y del Congreso y principal soporte de la presidenta Dilma Rousseff en el ámbito parlamentario.

Hace unos nueve años, Calheiros ocupaba exactamente los mismos puestos de ahora. Renunció cuando se supo que él había tenido un hijo con una periodista, y una constructora con contratos junto al gobierno se encargaba de la pensión mensual del niño. Para no tener su mandato impugnado, el noble parlamentario prefirió renunciar al mando del Senado.

La ex amante, por su vez, recibió recursos suficientes para mudarse a otra ciudad, y un jugoso contrato para exhibir en detalles sus atributos más visibles en la revista Playboy. Nunca más se supo de ella.

Ahora, un nuevo escándalo involucrando a un poderoso salta al ruedo y agita las redes sociales. La periodista Miriam Dutra decidió volver del pasado y revelar, en detalles, su historia con el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que también incluye un hijo, que hoy tiene 25 años, y ayuda financiera prestada por una empresa que tenía contratos públicos.

Si a lo largo de su larga carrera política Renan Calheiros coleccionó una serie de denuncias por actitudes irregulares, Fernando Henrique Cardoso siempre supo mantener una postura de hidalgo inmaculado, pese a su fama de galanteador. Su historia con Miriam Dutra, una opaca periodista de la poderosísima TV Globo, era archiconocida en el ámbito político, pero salvo una crónica publicada en una revista alternativa de poca tirada, jamás se hizo pública. El affaire duró de 1985 a 1991, cuando nació Tomás. A aquellas alturas, Cardoso ganaba espacio en el escenario político brasileño. La noticia de un hijo fuera de su sólido matrimonio con la antropóloga Ruth Cardoso era, por razones obvias, un inconveniente a ser evitado a todo costo.

Mirian Dutra fue nombrada corresponsal en Lisboa por la Globo. Luego de algún tiempo, la transfirieron a Londres, pero había un pequeño inconveniente: ella no hablaba inglés. La despacharon entonces para España. No a la capital, como sería natural, sino para Barcelona.

A lo largo de 24 años no quedó registro digno de mención de su trayectoria como corresponsal. Al contrario: se cuentan en los dedos de una sola mano sus apariciones en la pantalla más poderosa de Latinoamérica.

Nada de eso, vale repetir, fue secreto a lo largo de todos esos años. Hasta que ahora, el pasado diciembre, algún burócrata quiso agradar a los patrones promoviendo un fuerte recorte de gastos en la Globo. Entre los cesados estaba la ex amante de Cardoso que, disconforme, decidió hablar.

Para empezar, relató que, siendo senador, Cardoso la obligó a practicar dos abortos, en un país donde abortar está prohibido por ley. Cuando se negó a interrumpir el tercer embarazo, Cardoso explotó en furia. Se armó, entonces, el “esquema de desaparición” de la amante y su hijo. El director de periodismo de la Globo, Alberico Souza Cruz, se encargó de despacharla lejos. Pasado un tiempito, fue compensado con la concesión pública de un canal regional de televisión en su estado natal.

Algunos años después, como el sueldo de la corresponsal que poco o nada aparecía en la pantalla era insuficiente para el nivel de vida al que ella aspiraba, surgió un oportuno contrato con la Brasif, que tenía la concesión, en régimen de monopolio, de todas las tiendas libres de impuestos –los free shops– de los aeropuertos brasileños. A cambio de tres mil dólares mensuales, la ardua labor de Mirian Dutra sería enviar informes mensuales sobre los free shops españoles. Ella dice que además de no enviar un sólo informe, jamás volvió a pisar un free shop.

Dice también que en 2001, cuando enfrentó una grave crisis, la Globo fue prontamente socorrida por la banca estatal.

Sobre la existencia de dos exámenes de ADN realizados sin que ella supiera, y que indican que Tomás no es hijo de Cardoso, contesta con una frase corta: “Toda mujer sabe quién es el padre de su hijo”.

Cuenta cómo hubo una especie de complot entre Cardoso y todos los medios de comunicación para mantenerla en lo que dice haber sido un exilio y, así, sepultar su historia y la de su hijo. Que, a propósito, ganó de Cardoso becas de estudio en Estados Unidos, además de un departamento en Barcelona, pese a, al menos en teoría, no sería efectivamente su hijo.

Cardoso, sin perder sus aires de hidalgo propagador de la moral, se dice indignado por la explotación pública de un tema que se restringe a su vida privada. Sobre las afirmaciones de su ex amante, ni una palabra.

Montada en resentimiento, Mirian Dutra dice que seguirá hablando: quiere mostrar quien es realmente Cardoso, ‘el príncipe de los sociólogos’. Quiere mostrar que hay mucho más de público que de privado en su historia. Algo logró: el pasado viernes, la Policía Federal anunció que investigará el caso.

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