EL PAíS › LAS FALSAS CONCLUSIONES DEL FISCAL SáENZ SOBRE LA PERICIA DEL ARMA

Mentiras sobre la muerte de Nisman

El caballito de batalla del fiscal y la querella para sostener que Nisman fue asesinado es una pericia realizada sobre el arma en Salta. Si hubiese dado negativa, como sostienen, no implica que no se haya disparado, pero el estudio afirma que “se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo”.

 Por Raúl Kollmann

“Sobre las muestras analizadas, se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo, las que son definidas como aquellas que pueden estar asociadas con la descarga de un arma, pero también podrían originarse a partir de otras fuentes no relacionadas con una deflagración de armas”. Esta frase categórica es la conclusión que figura en el informe del Centro de Investigaciones Fiscales (CIF) de Salta, que tiene el más sofisticado laboratorio para determinar si existen rastros de deflagración en las manos de una persona. El estudio sobre las manos de Nisman dice categóricamente que existen rastros, aunque hace una salvedad: que los rastros pueden deberse a otras cosas en las que hay bario, plomo y antimonio. Esos otros fenómenos en los que coinciden los tres metales o dos de ellos son los fuegos artificiales, parte de la pirotecnia y unas pistolas que se utilizan en construcción para hacer agujeros. Nada de eso utilizó Alberto Nisman antes de morir, de manera que la conclusión tácita es que tiene rastros de fulminante en la mano. Pese a ello, la querella que encabeza Sandra Arroyo Salgado y sobretodo el fiscal Ricardo Sáenz, falsean la conclusión y dicen, como si fuera categórico, que Nisman no tenía fulminante en las manos. Aún si el estudio hubiera dado negativo, no se podría concluir que Nisman no disparó. Es que hay muchos factores que borran los rastros. El más famoso estudio norteamericano sostiene que en pistolas calibre 22 sólo quedan rastros en las manos en el 11 por ciento de los casos.

Fiscal

Si algo llamó la atención en Tribunales del dictamen del fiscal de Cámara Ricardo Sáenz, fue el copiado y pegado de lo escrito anteriormente por Arroyo Salgado y sus abogados Juan Pablo Vigliero, Manuel Romero Victorica y Federico Casal, así como lo redactado por el letrado de la madre de Nisman, Pablo Lanusse. Sáenz no produjo nada propio en las once fojas de su escrito. El método de copiar y pegar lo llevó a repetir falsamente la cuestión de la pericia hecha por el Ministerio Público en Salta, un argumento reiterado hasta el cansancio por la querella de Arroyo Salgado.

El texto del CIF de Salta dice de forma explícita que en las manos de Nisman se encontraron “partículas consistentes con residuos de disparo”. De acuerdo a los protocolos internacionales, lo que sería contundente y definitivo sería que hubieran encontrado partículas características, porque eso implica la combinación de plomo, bario y antimonio existente en el fulminante. Pero a veces se encuentran solo dos de los tres metales y por eso se denomina esa combinación como consistente con residuos de disparo. La diferencia entre consistente y característico es que en el primer caso los restos podrían deberse “a otras fuentes no relacionadas con la deflagración de un arma”. Así lo dice el estudio de Salta.

Sin embargo, las posibilidades de esas otras fuentes no son muy vastas. Esas partículas sólo se encuentra en pirotecnia –y no en todos los elementos– y en unas pistolas que insertan clavos en paredes y usan dispositivos calibre 22 sin balas. Este implemento cada vez se usa menos, ahora esas pistolas para producir agujeros y clavar son neumáticas.

Como es evidente que Nisman ni tiró pirotecnia ni estuvo vinculado a alguna construcción, la conclusión cae de madura y está textualmente puesta en el estudio: “se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo”. La firma del dictamen corresponde a José Luis Manzano, ingeniero responsable del Servicio de Ingeniería y Química Forense del CIF. En la causa figura en la foja 2446.

Aclaraciones

Tanto el estudio hecho en Salta como el realizado en La Plata aclaran que si no se encuentran restos de fulminante, no significa que Nisman no disparó. “Este es un estudio técnico, que si bien puede dar un marco de referencia, no permitirá recrear de manera alguna el escenario compuesto en el momento de ocurrido el hecho”, señala el texto. En otras palabras, es muy difícil recrear el ambiente en el baño, la humedad que hubo o no hubo, la carga distinta que tienen unos y otros proyectiles, en especial los proyectiles viejos como este caso. Además, se pudo haber tomado mal la muestra y la sangre podría haber borrado los restos de fulminante. Las querellas y Sáenz argumentan que en las muestras de la mano no había sangre. Sin embargo, las fotografías exhiben claramente la sangre en las manos.

El estudio que se usa como referencia en materia de rastros de fulminante en casos de suicidios fue realizado en Estados Unidos. Lo firmó el especialista Vincent Di Maio, quien analizó 116 suicidios comprobados y los resultados del barrido electrónico en las manos. Di Maio concluyó que la existencia de residuos está estrechamente vinculada con el tipo de arma y el calibre. Por supuesto, que un calibre 38 deja más residuos que un calibre menor como el 22. Y en una pistola, un arma más cerrada, hay menos rastros que en un revolver. Lo concreto es que Di Magio publica una tabla en la que sostiene que solo se detectaron residuos en el 11 por ciento de los suicidios con pistolas calibre 22, el arma de la que salió el disparo en el caso Nisman. La realidad entonces es que el estudio de Salta determinó la existencia de partículas consistentes con residuos de disparo, pero aún si hubiera sido negativo, no significa nada concluyente.

Animos

Uno de los argumentos preferidos de la querella y que copió Sáenz es que Nisman estaba de buen ánimo y muy entusiasmado con la denuncia por la causa AMIA contra la ex presidenta y el ex canciller. Ya está probado en la criminalística internacional que los estados de ánimo no son un parámetro decisivo en los casos de suicidios, salvo cuando existen depresiones ostensibles. El ejemplo cercano al de Nisman fue el del financista Mariano Benedit, quien se quitó la vida un mes antes que el fiscal, y cuya familia argumentó justamente que era imposible que se hubiera suicidado porque estaba feliz y había sido padre dos semanas antes. Las pruebas del suicidio fueron luego categóricas.

Es extraño que ni la querella ni Sáenz hayan tomado en cuenta la cantidad de factores que podrían haber pesado en el ánimo de Nisman:

- Tres jueces, varios juristas y el ex secretario general de Interpol desecharon su denuncia.

- Llamó a su hombre de confianza, Horacio Stiuso, desesperadamente, y éste no le contestó el teléfono.

- Tenía que ir al Congreso con escasas pruebas, como se demostró luego cuando su denuncia fue desechada.

Pero más allá de estas cuestiones que tienen que ver con su denuncia, se intentan ignorar algunos elementos que surgen de su computadora y su celular.

- Aquella mañana, la del 18 de enero, Nisman leyó un largo post de Claudio María Domínguez en Infobae. El tema era el regreso de la muerte.

- Un par de días antes había tenido una furibunda pelea con su ex esposa por el regreso intempestivo de Europa. Los Whats- App de Arroyo Salgado fueron lapidarios. Pero, además, la propia Arroyo Salgado fue la que después reveló la existencia de una cuenta clandestina en Nueva York y lo hizo porque quiso plantear en la causa que a Nisman lo podrían haber matado por cuestiones de plata. O sea que tal vez había conflictos económicos.

- Un par de ingresos en internet –con observación de fotos– también sugieren la existencia de alguna crisis personal esa mañana.

Ignorando

La parafernalia más política que judicial, orientada a responsabilizar al gobierno al anterior por un supuesto homicidio, ignora los hechos objetivos que figuran en el expediente:

- Nisman apareció dentro de un baño en el que la puerta estaba cerrada, según testimonió la misma madre del fiscal. Y la cabeza de Nisman obstaculizaba la apertura de la puerta, algo que también señalaron el médico y la enfermera de Swiss Medical.

- La querella argumentó que éste médico sugirió que el cuerpo fue movido. El testimonio del doctor José Raúl Carrera Mendoza es categórico: describe la escena tal como se la encontró y confeccionó un dibujo en el que Nisman aparece tirado al lado de la bañadera, con la cabeza contra la puerta. Todo como está registrado por las fotos tomadas por la Policía Federal.

- El supuesto movimiento del cuerpo va contra lo que dicen los médicos. Cuando se encontró a Nisman ya tenía rigidez cadavérica. En ese estado, mover el cuerpo es imposible. Además no quedó ningún registro de ese movimiento en el charco de sangre del baño.

- No hay rastros de nadie dentro del baño: no hay pisadas, no hay golpes, no hay desorden. No hay una gota de sangre fuera del baño, algo que hubiera ocurrido si alguien salía de allí tras –supuestamente– matar al fiscal.

- Cinco de los seis criminalistas dictaminaron que no había nadie dentro del baño en el momento del disparo. Esto surge del análisis de las manchas de sangre diseminadas por todos lados y que no pegaron en nadie. Incluso cayeron sobre la parte de abajo de la puerta, lo que también demuestra que estaba cerrada, porque de lo contrario hubieran caído casi en el pasillo.

- Trece de los quince forenses señalaron que no hay evidencia de accionar homicida.

- No hay indicios de que nadie haya entrado o salido del departamento. Ningún vecino se mudó de manera extraña.

- Las amenazas de las que habla la querella y Sáenz se produjeron en 2012 y en 2014. Y fueron por mail. Era tan evidente que Nisman no les daba importancia que viajaba por el mundo sin custodia.

- El fiscal no sólo le pidió la pistola a Diego Lagomarsino sino también a un custodio, Rubén Benítez, y a un comisario amigo que estaba en Mar del Plata. No se detectaron nunca llamados ni relación alguna entre estas tres personas.

Pese a todos estos elementos, ni la jueza Fabiana Palmaghini ni la fiscal Viviana Fein se pronunciaron en forma definitiva. La magistrada pidió ahora que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) acceda a los mails de Yahoo y de Hotmail para ver si en ellos hay evidencias. El Yahoo era una cuenta habitual, el Hotmail lo dio para la cuenta no registrada de Nueva York y ahora apareció otra cuenta de Yahoo –boxer0065– que el fiscal usaba para comunicarse con el ex agente Carlos Moro Rodríguez. Por otra parte, Palmaghini convocó –por pedido de Arroyo Salgado– a una junta de interdisciplinaria de especialistas, forenses, criminalistas, balísticos, para que hagan un nuevo análisis.

Aún así, Arroyo Salgado, la familia Nisman y Sáenz juegan sus cartas para que el expediente vaya a la justicia federal. Seguramente piensan que en ese fuero algún Bonadio encontrarán que le dé curso a su mirada política y personal.

[email protected]

Compartir: 

Twitter

El fiscal Ricardo Sáenz, del copy paste a los rastros del disparo.
Imagen: DyN
 
EL PAíS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.