EL MUNDO › NUEVO ATENTADO TERRORISTA EN BELGICA

Al grito de “Allahu Akbar”

Un hombre con un machete ingresó ayer al grito de “Allahu Akbar” (Alá es grande) a la sede de la Policía en la ciudad de Charleroi en Bélgica y dejó a dos agentes heridas. El atacante fue abatido por las fuerzas del orden.

El primer ministro belga, Charles Michel, afirmó que está relacionado a una pista terrorista. “El autor aún no ha sido identificado pero las primeras indicaciones apuntan muy claramente a un nuevo ataque con connotación terrorista, según los primeros testimonios recabados”, señaló el premier Michel. “Evidentemente, quiero ser prudente en este momento para no entorpecer la investigación, pero esto parece ser de nuevo un ataque con una connotación terrorista”, recalcó Michel.

El ataque se produjo poco antes de las 16 hora local (11 hora argentina) en la zona de control de la central de la policía en Charleroi (ciudad que se encuentra a unos 50 kilómetros al sur de la capital belga) donde el agresor sacó un machete de su mochila y arremetió contra dos mujeres policías. Causó heridas profundas en la cabeza de una agente, que fue trasladada al hospital Notre Dame de Charleroi y deberá ser operada. “Su vida no corre peligro”, señaló la policía local, que precisó que su compañera sólo resultó herida levemente.

El atacante, por su parte, fue inmovilizado con disparos de una tercera policía al tórax y la pierna y trasladado al hospital Marie Curie en estado grave. El presunto yihadista, que aún no fue identificado, falleció poco después, cuando iba a ser operado de urgencia. La Policía Científica, la Fiscalía y la alcaldesa en funciones, Françoise Daspremont, se dirigieron rapidamente al lugar de los hechos, donde se levantó un perímetro de seguridad.

El primer ministro Michel, que se encuentra fuera de Bélgica y que regresará al país para reunirse el domingo con representantes de los servicios de seguridad, indicó que el Órgano de Coordinación para el Análisis de la Amenaza (OCAM) irá actualizando sus evaluaciones de la situación conforme avanza la investigación. Hasta el momento este órgano decidió mantener en el nivel tres sobre una escala de cuatro la alerta por amenaza extremista en el país. “Implica un riesgo grave, posible y verosímil de atentado terrorista y conlleva medidas reforzadas de seguridad en todo el país”, indicó el ministro del Interior, Jan Jambon que calificó de despreciable el ataque y expresó su apoyo a las agentes heridas, a sus colegas y familias. Mientras que el alcalde de la localidad, Paul Magnette, quien también se encontraba en el extranjero, calificó el ataque de despreciable en un mensaje en la red social Twitter, al tiempo que anunció su regreso de inmediato a Charleroi.

Esta agresión tuvo lugar cuatro meses después del doble atentado del 22 de marzo en Bruselas, que afectó al aeropuerto y a una estación de subte en el barrio europeo de la capital belga, que dejo 32 muertos. La Policía belga realizó más de un centenar de allanamientos y decenas de detenciones en todo el país desde los atentados en París del 13 de noviembre (13-N), que causaron 130 muertos, preparados en Bélgica y de los cuales participaron varios yihadistas belgas.

El ataque terrorista movilizó a miles de policías para atender a heridos, buscar terroristas ocultos o custodiar zonas donde se agolpaban decenas de cadáveres. La factura siguen pagándola hoy: 520 agentes que trabajaron durante los atentados recibieron atención psicológica por parte del denominado Stressteam de la policía belga, un equipo de diez psicólogos y seis asistentes sociales que trata de mitigar los efectos del impacto mental que supone vivir algo así.

La localidad de Charleroi fue utilizada como base por yihadistas que tuvieron relación con los atentados del 13-N y con los de Bruselas del pasado marzo.

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