EL MUNDO › LA CAMPAÑA DE JOHN KERRY CONTRA LA DE GEORGE W. BUSH

La política exterior en el centro

Por Rupert Cornwell*
Desde Washington

Ayer, John Kerry tiró una bomba en la campaña presidencial al afirmar que algunos líderes extranjeros ya le han dicho que quieren que aplaste a Bush en noviembre. Sus declaraciones, hechas en una fiesta para recaudar fondos, provocaron una respuesta burlona en la Casa Blanca, donde los funcionarios indicaron que los “votantes estadounidenses, no los líderes extranjeros, deciden quién será el presidente”. Pero también demuestran cómo la política exterior –habitualmente un tema poco popular en las elecciones norteamericanas– esta vez podría ubicarse en el centro de la batalla. Además, una encuesta de intención de voto a nivel nacional difundida ayer por el USA Today registra que Kerry obtiene el 52 por ciento frente al 44 por ciento de Bush.
Kerry no dio nombres cuando habló en una fiesta para recaudar fondos en Fort Lauderdale, Florida. Pero “me reuní con líderes extranjeros que no pueden salir a decirlo públicamente, aunque lo miran a uno y dicen ‘tenés que ganar esto, tenés que derrotar a este tipo’, necesitamos una nueva política”. Adelantándose a las primarias que se realizarán hoy, el candidato virtual del Partido Demócrata estuvo ayer en Florida y en otros estados del Sur. Luego de que el único rival de peso que quedaba se bajara de la candidatura, el senador John Edwards de Carolina del Norte, los resultados están casi cantados, pero en noviembre los comicios en Florida probablemente sean tan peleados como en el 2000. Cuatro años atrás, Al Gore perdió este estado –y, con éste, toda la elección presidencial– por 537 votos. Como en la práctica Kerry ya ganó su nominación, distintos sondeos afirman que cada uno de los candidatos lleva la delantera.
Todavía faltan ocho meses para las elecciones, pero Kerry hace campaña como si fueran la semana que viene. Se abalanza sobre Bush con temas que van desde problemáticas domésticas como la economía y el seguro de salud hasta la forma en que la Casa Blanca manejó las crisis en Irak, Afganistán y Haití, y no deja que ninguno de los ataques de campaña de Bush quede sin respuesta. Ayer, Bush recordó que el senador Kerry votó a favor de la guerra de Irak. Se preguntó: “¿Tendríamos que haber esperado a que Saddam Hussein perdiera unas elecciones?”, de campaña en Dallas.
La insistencia de Kerry con estos líderes extranjeros no especificados podría ser arriesgada. Es verdad que un sondeo mucho más prestigioso, hecho por el Pew Research Center en julio pasado, mostró que en Europa, Africa, América latina y los países islámicos, la aversión por Bush es el principal motivo de la visión negativa que el mundo tiene de Estados Unidos. Sin embargo, los estrategas republicanos podrían usar las palabras del senador de Massachusetts para describirlo como un virtual agente de otros países. También es posible que insinúen que entre los líderes extranjeros en cuestión están los de Francia y Alemania, todavía muy impopulares en Estados Unidos luego de su oposición a la invasión a Irak el año pasado. Unos días antes de esa guerra, cuando Kerry aparecía como el candidato con más posibilidades, los asesores de la Casa Blanca mencionaban que “lucía como un francés”.
Cualquiera sea la preocupación en el extranjero sobre los resultados de las elecciones, en Estados Unidos están igualadas. Una encuesta de la radio pública NPR divulgada ayer descubrió que el 63 por ciento de los norteamericanos está “muy interesado” en el desarrollo de estas elecciones, una cifra mucho más alta que las registradas en los sondeos realizados en la última semana de campaña de las elecciones del 2000 y 1996.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.

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