EL MUNDO › EXPULSARON DE BRASIL AL PERIODISTA QUE CALIFICO A LULA DE ALCOHOLICO

Todos contra el “efecto caipirinha”

El embajador brasileño en EE.UU. protestó contra una nota que acusa a Lula de alcohólico y su autor fue expulsado.

Brasil suspendió ayer el visado del periodista norteamericano Larry Rohter, del New York Times, medida que equivale a su expulsión del país. “Frente al reportaje liviano, mentiroso y ofensivo para la honra del presidente de la República Federativa de Brasil, con grave perjuicio a la imagen del país en el exterior, el Ministerio de Justicia considera inconveniente la presencia en territorio nacional del autor del texto”, precisa el comunicado oficial. Fue la culminación de un día en el que gobierno y buena parte de la oposición rechazaron un artículo por considerarlo “injurioso” para Brasil por haber afirmado que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva tiene problemas de alcoholismo. El gobierno calificó el artículo de “amarillista” y estimó que es “digno de la peor especie de periodismo, basado en informaciones ofensivas” y tomadas en parte “de fuentes oscuras y sin ninguna credibilidad”. La nota del corresponsal del NYT en Brasil, Larry Rother, se titulaba: “El hábito de beber del presidente brasileño llega a ser una preocupación nacional” y da a entender que varios errores cometidos por Lula en público podrían deberse a su gusto por “un vaso de cerveza, un trago de whisky o de la típica bebida brasileña, la cachaça”. Entre las fuentes citadas por Rother hay un solo político identificado: el líder del Partido Democrático Trabalhista (PDT), Leonel Brizola, un ex aliado de Lula que se transformó en uno de sus más acérrimos adversarios. Lo que llama la atención del asunto es la inminente decisión de Estados Unidos de aumentar sus tasas de interés, lo cual acarrearía una huida de los inversores de los países emergentes. Que a esos inversores se les diga que Lula es alcohólico difícilmente pueda ayudar a Brasil.
El artículo del NYT se ilustraba con una foto de Lula con un sombrero bávaro y brindando con cerveza en la Oktoberfest que se celebra en el estado de Santa Catarina. Figuras del oficialismo y de la oposición expresaron su indignación. El jefe de Gabinete, José Dirceu, dijo que el artículo constituía “una ofensa contra el pueblo brasileño”. El presidente del Senado, José Sarney (presidente del país de 1985 a 1989 y principal aliado de Lula), consideró que el diario estadounidense cometió “un acto grave, porque no sólo apunta al presidente pues afecta la imagen del país en su conjunto”, sostuvo. El ex presidente Fernando Henrique Cardoso, al frente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) que fue derrotado por Lula en las elecciones de octubre de 2002, sostuvo: “Es raro que un rotativo de tal importancia haya albergado tanta liviandad. Conozco a Lula hace 30 años, y no veo por qué el diario formularía tal suposición”. El jefe de la mayoría gubernamental en la Cámara de Diputados, Luiz Carlos da Silva (más conocido como Profesor Luizinho), del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), vinculó el artículo publicado con la política exterior de Lula, que desafía a Estados Unidos con su política “en América latina, de apertura comercial hacia los países árabes, China y Rusia y en las negociaciones comerciales del Area de Libre Comercio de las Américas”. Los responsables del Ministerio de Justicia yde la Abogacía General de la Unión (AGU, Fiscalía del Estado) están discutiendo la posibilidad de presentar una querella judicial contra el diario o contra el periodista, posiblemente ante la Justicia estadounidense.
The New York Times defendió a su corresponsal. “Creemos que el artículo es correcto”, dijo en Nueva York Catherine Mathis, portavoz del rotativo. El diario se pronunció el mismo día en que el embajador brasileño en Estados Unidos, Roberto Abdenur, expresaba su “indignación” desde la sección de cartas al director del diario y critica al periodista por basarse en “especulaciones”, “insinuaciones” y “anécdotas”, como prácticamente reconoció el corresponsal mismo. El “prestigio” de Lula, “viniendo como viene de un país en desarrollo, genera todo tipo de reacciones, algunas dirigidas a atenuar el brillo de su liderazgo”, concluye el texto.
La prensa brasileña era unánime en sus críticas contra el NYT, pero Jornal do Brasil se interrogaba por la vehemencia de la reacción del gobierno. “Hay que saber responder con sobriedad”, dijo un editorial del diario.

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Lula obtuvo el apoyo de los más diversos sectores, indignados con el New York Times.
 
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