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Detienen a sospechosos del crimen de la reportera rusa

Según el diario en el que publicaba Anna Politkóvskaya, los diez detenidos –entre ellos un checheno y un policía ruso– confirman los vínculos entre el poder político y las diversas mafias rusas.

 Por Rodrigo Fernández *
desde Moscú

Los organizadores, los cómplices y los ejecutores del asesinato de Anna Politkóvskaya están todos detenidos, declaró ayer el fiscal general ruso Yuri Chaika, que había informado al presidente Vladimir Putin de los “grandes progresos” hechos en la investigación del crimen de la famosa periodista. El grupo que mató a Politkóvskaya también puede estar implicado en los asesinatos del jefe de la edición rusa de la revista Forbes, Paul Khlebnikov, y del vicegobernador del Banco Central, Andréi Kozlov. Nóvaya Gazeta, el periódico de Politkóvskaya, dice por su parte que las investigaciones y el arresto de diez personas en relación con este crimen confirman lo que denunciaba esta periodista en sus artículos críticos, por los que finalmente fue asesinada: la unión entre el mundo criminal y el de los órganos del orden público.

Entre la decena de personas arrestadas hay tanto hombres pertenecientes a “un grupo criminal étnico cuanto miembros de las instituciones del orden público y de los servicios de seguridad”, se dice en la nota publicada por Nóvaya Gazeta ayer en su página digital. Poco después de la nota divulgada por el periódico, el fiscal general confirmaba esta información y daba detalles adicionales. Así, según Chaika, el grupo criminal estaba encabezado por un checheno, y de él formaban parte al menos un policía y un agente del Servicio Federal de Seguridad.

Ese grupo criminal se especializaba precisamente en los asesinatos por encargo y podría haber sido también el ejecutor de otros dos sonados asesinatos –el de Khlebnikov y Kozlov– así como del secuestro de militares y otras personas con el fin de obtener rescate en metálico.

Para Yuri Chaika, el que pagó y encargó el asesinato de Politkóvskaya se encuentra en el extranjero. “En cuanto a los motivos del asesinato, los resultados de la investigación nos hacen llegar a la conclusión de que sólo personas que se encuentran fuera de la Federación Rusa podían estar interesados en liquidar a Politkóvskaya”.

El asesinato “conviene ante todo a aquellas personas y estructuras que buscan desestabilizar la situación en el país, cambiar el orden constitucional, crear crisis en Rusia, regresar al sistema de dirección en el que todo lo resolvían el dinero y los oligarcas, desprestigiar a los líderes del Estado ruso y provocar desde el exterior presiones sobre los dirigentes de nuestro país”, señaló Chaika.

Estas declaraciones son una incriminación indirecta a Boris Berezovski o Leonid Nevzlin, oligarcas que han tenido que huir de Rusia, donde son perseguidos por la Justicia y contra los que ya habían apuntado su dedo acusador medios cercanos a los servicios secretos. Y aunque Nóvaya Gazeta ha agradecido al equipo investigador, con el cual coincide en muchas cosas, difícilmente podrá aceptar esta explicación de Chaika. El periódico de Politkóvskaya ya se temía que el caso podría ser utilizado por el actual régimen con fines políticos y que los que realmente encargaron el asesinato podrían no ser nombrados.

“Naturalmente, decir que el asesinato de Politkóvskaya ha sido esclarecido es todavía prematuro. No han sido detenidos todos los participantes y habrá que demostrar la culpa de aquellos que han sido arrestados”, señala la nota publicada ayer. Nóvaya Gazeta afirmaba que la complicidad entre la banda criminal y miembros de órganos del orden público era un lucrativo “negocio conjunto de muchos años”. Si se comienza a “desenrollar esta madeja saldrán a luz los detalles de muchos casos criminales sonados que hasta el día de hoy siguen sin aclararse”, agregaba el periódico.

Pero adelantándose a las declaraciones de Chaika, Nóvaya Gazeta advertía que no tiene “ninguna garantía de que los apellidos de los que realmente encargaron el crimen y los que figurarán en el acta acusatoria serán los mismos”. El periódico hacía notar que “es muy grande el peligro de que alrededor de las circunstancias del asesinato de Politkóvskaya se realicen ‘operaciones especiales electorales” de cara a los próximos comicios parlamentarios (diciembre) y presidenciales (marzo).

Politkóvskaya fue asesinada a los 48 años a la entrada de su casa en octubre pasado y, según Nóvaya Gazeta, el que hizo los quince disparos que impactaron en el cuerpo de la periodista –el primero y el último, “de control”, en la cabeza– había estudiado minuciosamente el sitio del crimen. Al menos dos veces el asesino entró en el edificio donde vivía Politkóvskaya, a la que mató cuando la periodista se disponía a salir del ascensor. Viacheslav Ismáilov, colega que investiga la muerte de Politkóvskaya, había sostenido que los asesinos pertenecían al entorno del líder checheno prorruso Ramzán Kadírov. Politkóvskaya lo acusaba de ser asesino, torturador, secuestrador y extorsionador, además de cobarde. Su asesinato ocurrió precisamente cuando preparaba un artículo sobre las torturas sistemáticas en Chechenia.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Politkóvskaya fue asesinada en octubre pasado.
 
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