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Guatemala elige entre un liberal y un general que promete mano dura

En las últimas encuestas los candidatos aparecen en un empate técnico. Por la paridad, la OEA y la Unión Europea temen una lluvia de impugnaciones. La violencia ayuda al general Otto Pérez.

Hoy, seis millones de guatemaltecos elegirán a su nuevo presidente con tres preocupaciones en la cabeza: violencia, pobreza y corrupción. En medio de la incertidumbre que sembró esta semana el empate técnico de las encuestas, los dos candidatos de la segunda vuelta se atacaron mutuamente, intentando rascar algún que otro apoyo en las últimas horas que les quedaban. Sus militantes, en tanto, seguían difundiendo sus virtudes. Los simpatizantes del general retirado Otto Pérez destacaban la experiencia militar del candidato, algo muy beneficioso –decían– en un país en el que 17 personas mueren de forma violenta todos los días. Del otro lado de la vereda se encontraban los defensores de Alvaro Colom, un dirigente que espera que la tercera sea la vencida. Después de dos derrotas seguidas, el candidato que habla de atraer inversiones extranjeras y crear estabilidad económica en el país espera que los guatemaltecos prioricen la situación de la mitad del país que se encuentra bajo la línea de la pobreza.

A la incertidumbre por el resultado se le sumó ayer la advertencia que hicieron las misiones internacionales de observación electoral de la OEA y la Unión Europea. Las dos coincidieron en que las fuerzas políticas de los dos candidatos se están preparando para impugnar el escrutinio hoy a la noche, que ya se sabe resultará en cifras muy similares. Según las misiones, los fiscales de ambos candidatos ya tienen ordenado impugnar la mayor cantidad de votos posibles para evitar que se difunda un resultado claro al final de la noche. Como si esto no fuera suficiente para crear un clima de tensión, los dos candidatos utilizaron la víspera de los comicios para intercambiarse acusaciones sobre posibles fraudes y robos de papeletas electorales.

Pero esta pelea de último momento importa poco a la mayoría de los electores. Para ellos, todo se decidirá por la personalidad de los candidatos, algo que la campaña supo exaltar. Desde la primera vuelta, el general retirado Otto Pérez ha conseguido no sólo sumar casi 20 puntos porcentuales, sino que también logró sobrepasar levemente a su rival, el presidenciable favorito durante casi todo el año. Según los analistas locales, la popularidad del ex militar se nutrió en gran parte de la violencia que acosó toda la campaña. Casi 50 candidatos, colaboradores y familiares de los dirigentes fueron asesinados en los últimos meses. El propio Colom sufrió dos bajas en su equipo, sólo unas semanas antes de la primera vuelta.

La figura de Colom, en cambio, se vio debilitada por este aumento de la violencia. La imagen del dirigente es fácilmente asimilable con la de un empresario, algo que le ha jugado en contra entre los sectores más pobres, a los que trata de tentar con sus promesas de mejoras económicas. Pérez, por el contrario, siempre se muestra con una camisa, sin corbata. Margarita Pereira, una ama de casa de unos cincuenta años, compara a los dos candidatos, según la visita que hicieron a su pueblo. “Otto Pérez estuvo aquí en el mercado tres horas. Habló con nosotros, fue muy amable. Pero Colom pasó media hora y se fue. Sólo estuvo con los típicos que tienen dinero”, relató la mujer.

Para Margarita Pereira el problema más importante es la pobreza. Sin embargo, el carisma y la personalidad del general retirado la han convencido. Ayer Otto Pérez hizo un último esfuerzo para distanciarse de la imagen de defensor de la mano dura que él mismo instaló en la primera vuelta. “Nuestro gobierno será electo por la voluntad del pueblo, respetando las leyes dentro de un proceso democrático”, aseguró, rechazando las advertencias de la izquierda sobre el posible ascenso de un gobierno militar.

Esta semana, antes de viajar a la Argentina, la premio Nobel de la Paz y ex candidata presidencial Rigoberta Menchú aseguró que, gane quien gane, este domingo las elecciones ya fracasaron. Durante la campaña, cerca de una decena de colaboradores y candidatos de la dirigente indígena fueron asesinados.

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Simpatizantes de Pérez festejan durante un acto electoral en Ciudad de Guatemala.
Imagen: AFP
 
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