EL MUNDO › BHUTTO LIDERA LAS PROTESTAS CONTRA LA DICTADURA

Tensión y estado de sitio

La dirigente opositora, que anteayer había sido encarcelada para evitar su presencia en una manifestación, ayer volvió a salir a la calle para exigir el retorno de la democracia y el fin de la represión contra jueces, políticos y periodistas. El gobierno dice que el estado de sitio durará un mes.

La dirigente opositora Benazir Bhutto pudo salir de su casa ayer para ponerse al frente de las manifestaciones en contra del régimen del presidente Pervez Musharraf. A pesar de que el fiscal general paquistaní anunció que el estado de emergencia terminaría en un mes, la ex primera ministra volvió a demandar la vuelta de democracia. “Nuestro país está viviendo tiempos oscuros y debemos unir nuestras fuerzas contra la dictadura”, aseguró ante cientos de periodistas, abogados, sindicatos y organizaciones sociales. La líder paquistaní aprovechó la audiencia para reiterar su convocatoria a una marcha masiva el martes próximo. El presidente estadounidense George Bush se sumó a las advertencias de Bhutto y le reiteró a su aliado en la lucha contra el terrorismo que debe retornar a la normalidad lo antes posible.

El fiscal general Malik Mohammad Qayyum intentó calmar los ánimos –de los paquistaníes y de los aliados externos– reiterando que el gobierno del general Musharraf no quiere mantener indefinidamente el estado de emergencia, que decretó hace ocho años. “La situación de la ley y el orden está mejorando, y si la tendencia continúa, el estado de excepción será levantado a mediados o finales del próximo mes”, aseguró. Según explicó el mismo Musharraf cuando anunció el decreto, el estado de emergencia era “necesario” porque la Justicia estaba bloqueando todos los esfuerzos del gobierno para combatir la “creciente” amenaza islamista.

Mientras Qayyum explicaba las “razones de Estado”, Bhutto recordaba que en los primeros días del estado de emergencia fueron detenidos cerca de tres mil jueces, abogados, dirigentes opositores y defensores de derechos humanos. No precisamente terroristas, destacó una y otra vez. Mientras cientos de trabajadores de los principales medios de comunicación se manifestaban contra censura de la dictadura de Musharraf, el general ordenaba la expulsión de tres periodistas británicos del diario The Daily Telegraph en un plazo de 72 horas. “Han utilizado un lenguaje grosero e injurioso con respecto a Pakistán y sus dirigentes”, explicó la televisión pública.

Después de acompañar la marcha de periodistas, que demandaban libertad de opinión, la ex primera ministra intentó visitar al ex presidente de la Corte Suprema, Iftikhar Chaudry. El magistrado junto con Bhutto, son considerados, las dos figuras opositoras más convocantes. Chaudry se enfrentó por primera vez con Musharraf a principios de este año, cuando el general golpista lo removió de su cargo por “obstaculizar” las políticas de su gobierno. La medida generó una revuelta de abogados inédita en el país, y Musharraf tuvo que dar marcha atrás. El sábado pasado Chaudry volvió a enfrentarse al presidente al declarar inconstitucional el decreto que establecía el estado de emergencia. Esta vez Musharraf no sólo lo sacó del cargo, sino que ordenó su arresto domiciliario. “Chaudry es el verdadero jefe de la Justicia en Pakistán”, dijo a las cámaras, mientras la policía le cerraba el paso a unos metros de la casa del magistrado.

Después de su arresto domiciliario del viernes, la ex primera ministra acaparó la atención de todos los medios extranjeros en Pakistán. Salió a la mañana de su casa y no volvió hasta la noche. Siempre rodeada de periodistas, visitó la sede de su partido, el Popular de Pakistán (PPP), y se reunió con otros disidentes. Cada parada era una excusa perfecta para promocionar la megamarcha que planea para el próximo martes. El plan es realizar una procesión –similar a la que terminó en tragedia el mes pasado, cuando volvió de su exilio–, que recorrerá los 250 kilómetros que separan la ciudad de Lahore de la capital, Islamabad.

Bhutto espera poder reunir no sólo a sus simpatizantes, sino a todo el frente opositor. En esa dirección se podría entender la carta que le envió ayer el ex primer ministro Nawaz Sharif, un eterno detractor de la dirigente. Desde su exilio en Arabia Saudita le formuló una “oferta de paz” para encontrar una salida pacífica para el país. Sharif fue depuesto por Musharraf en 1999, y aunque intentó volver este año como Bhutto, el mandatario no se lo permitió. Desde entonces denuncia la supuesta complicidad entre la dirigente y el general.

Todavía no se sabe qué le contestó Bhutto. Sin embargo, la dirigente deberá juntar todo el apoyo posible la semana que viene si quiere doblar el brazo del gobierno.

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Protesta de abogados ayer en Islamabad: que renuncie Musharraf.
 
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