EL MUNDO › ESTADO DE SITIO EN LA EX REPUBLICA SOVIETICA

Retirada rusa de Georgia

Desde que el gobierno de Tiflis prohibió las manifestaciones de la oposición prorrusa, se temía que las tropas del Ejército Rojo no se retiraran. Pero el Kremlin lo confirmó.

Rusia retirará todas sus tropas de Georgia el próximo 1o de diciembre. El comandante de la zona militar rusa del Cáucaso Norte, el general Alexandr Barinov, anunció ayer que removerán a todos los soldados y hasta el material bélico de la antigua república soviética, que esta semana acaparó la atención mundial al decretar el estado de sitio. Georgia era uno de los últimos países del ex patio trasero de la URSS en donde Moscú mantenía bases militares.

Rusia se había comprometido en mayo de 2005 a retirar sus tropas y cerrar sus dos bases –Batumi, a orillas del mar Negro, y Aljalkalaki, en la frontera con Turquía– antes de 2009. En diciembre, Moscú terminará de retirar las tres mil tropas que mantenía en el país desde la caída de la Unión Soviética. La ruptura de la cooperación militar entre los dos países había comenzado el año pasado, cuando el Parlamento georgiano aprobó el pedido de retirada de todos los soldados de paz rusos de las dos provincias separatistas del país, Abjasia y Osetia del Sur. Georgia acusaba a Moscú de apoyar los regímenes separatistas y realizar una “anexión silenciosa” de las dos regiones.

El gobierno georgiano –al igual que Europa y Estados Unidos– temía que Moscú reviera su posición de retirarse después de la instalación del estado de sitio. Sin embargo, Barinov salió ayer a tranquilizar a la región al sostener que el Kremlin no está preparando ninguna “medida especial” para expresar su repudio a la situación política actual. El miércoles pasado, el presidente georgiano Mijail Saakashvili decretó el estado de emergencia en todo el país, en un intento por detener las masivas manifestaciones opositoras, según él auspiciadas por los servicios secretos de Moscú. Saakashvili no se quedó allí y declaró persona no grata a tres diplomáticos rusos, provocando la ira del Kremlin, que respondió con la misma medida.

Los choques entre el gobierno georgiano y el Kremlin han venido escalando desde que Saakashvili asumió el poder en 2003 con la Revolución Rosa. El año pasado el cruce verbal entre los regímenes llegó a su máximo nivel cuando Georgia detuvo a cuatro espías rusos, que supuestamente estaban complotando contra el nuevo gobierno. No sólo Saakashvili no los quiso devolver a Moscú, sino que los entregó a las potencias europeas, a través de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, un cuerpo que nuclea al viejo continente y a Rusia.

A pesar del abierto enfrentamiento entre el presidente georgiano y el gobierno ruso, las potencias occidentales no se aliaron con el mandatario y rechazaron el estado de emergencia. Estados Unidos, férreo aliado de Georgia en los últimos años, fue el primero en mostrar su firmeza al anunciar que enviaría un emisario al país asiático para pedir que se levanten inmediatamente el estado de excepción y se respeten las libertades públicas.

Ayer el mandatario georgiano se aisló aún más al rechazar las presiones de Washington y Europa. “El estado de excepción terminará en un futuro cercano, en los próximos días. Pero no porque nadie nos lo recomiende sino porque nosotros lo consideraremos necesario, una vez que los riesgos sean mínimos”, aseguró, aunque se cuidó de no poner una fecha definitiva, como pide la oposición.

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Soldados del ejército de Georgia patrullan la capital.
Imagen: AFP
 
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