EL MUNDO › POR MANUEL GAGGERO.

Golpe con olor a petróleo

Este ha sido un golpe con olor a petróleo. Todos los intereses convergieron, los sectores más concentrados de la burguesía venezolana con el imperio para voltear un proyecto de revolución democrática y nacional. En Venezuela estaba pasando lo que nosotros vivimos en los años 40, de alguna manera la reforma constitucional de Chávez tiene mucho que ver con la reforma constitucional del ’49 en Argentina, donde se reivindica el derecho y el dominio exclusivo del Estado sobre los recursos naturales. Venezuela es el quinto exportador de petróleo del mundo, el tercero que provee a Estados Unidos y en este momento Irak ha anunciado que va a retirar del mercado 2.000.000 de barriles diarios de petróleo en repudio a la acción del gobierno de Israel de ocupar los territorios palestinos. La cuestión del petróleo se convertía en clave, evidentemente eso aceleró los planes de la alta burguesía venezolana y del imperialismo para golpear a Chávez. O sea, Chávez había reorganizado la OPEP –la organización de países exportadores de petróleo que había desaparecido– con lo cual consiguió hacia mediados del año pasado un precio de petróleo realmente muy equitativo; hizo una visita a Irak –país considerado por el imperio el agente del mal–, propuso con Brasil una petrolera común –entre Petrobras y Petróleos de Venezuela–. Junto a esto, la negativa de Chávez a incorporarse al acuerdo común latinoamericano propuesto por Estados Unidos, el apoyo de Chávez a la formación de un mercado regional y a su vez la negativa a apoyar el Plan Colombia de Estados Unidos, son las razones que determinaron el golpe. Carmona es como la antítesis del proyecto, un proyecto en el cual se pretendía recuperar el recurso más importante que tiene Venezuela –que es el petróleo–, y a su vez implementar una reforma agraria. Carmona expresa a los sectores más ligados al imperio, porque la industria petroquímica venezolana está vinculada con los grupos monopólicos de EE.UU. La etapa de los golpes militares había terminado en la década de los 80, se restableció la democracia en la Argentina, en Chile, Uruguay y creímos que la democracia venía para quedarse. Yo creo que nos equivocamos: el imperio puede recurrir nuevamente a los sectores militares y los golpes militares.

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