EL PAíS › FAMILIARES DE LAS VíCTIMAS RECHAZAN LA APERTURA DE BARTOLOMé MITRE

La calle que murió en Cromañón

Ayer, Mauricio Macri dijo que la calle se abriría “en pocas semanas”. Los familiares respondieron que primero debe terminar la causa judicial. Más tarde, el Gobierno supeditó el anuncio a un “consenso”. Quejas de vecinos y comerciantes por el cierre.

 Por Pedro Lipcovich

Las ambulancias no llegan a tiempo por Cromañón: pero no se trata ya de lo que pasó en el incendio de 2004 sino de lo que pasa hoy –según vecinos de la zona–, a causa de los embotellamientos que causa el cierre de la calle Bartolomé Mitre. A éste se suman otros motivos de queja: agrietamiento de edificios por exceso de tránsito pesado, polución del aire, contaminación sonora, pérdida del valor de las propiedades e incluso aumento de la delincuencia. Ayer, el clamor vecinal se desató ante el anuncio de que “en pocas semanas” se reabriría el tránsito en Bartolomé Mitre: lo afirmó en la mañana Mauricio Macri, jefe del Gobierno porteño, pero a la tarde sus funcionarios lo desmintieron y supeditaron la reapertura a que se logre “consenso” con los familiares de las víctimas del incendio. Esto no será inminente, ya que la mayoría de éstos rechazaron la reapertura, “para que el Gobierno no se olvide”, “porque los culpables no están presos” o porque “hay que hacer constataciones judiciales”.

“Trataremos de recuperar esa calle para el tránsito y esperamos que en pocas semanas lo podamos llevar a cabo”, afirmó Macri por C5N y Radio Diez, ya que “ahí se está perdiendo una calle que es central en la zona de más tránsito de la ciudad. Es un lugar donde el tránsito está pésimo, esa calle es clave y necesitamos recuperarla para circulación de todos los vecinos”. El jefe de Gobierno porteño sostuvo que la reapertura tendría “buen consenso entre los padres de las víctimas, que entienden que hay que darle una solución al problema”, sin perjuicio de que el incendio del 30 de diciembre de 2004 “hay que recordarlo y tiene que tener su lugar, y lo tiene”, en referencia a la adyacente Plaza de la Memoria.

En cambio, según Gladys Coronel, madre de una joven fallecida en el incendio, “no se debería abrir la calle mientras no termine el juicio y los culpables estén presos”. Mantenerla cerrada “es una forma de fastidiarlo al gobierno para que no se olvide. Macri está cumpliendo con las cosas que prometió, y espero que cumpla también lo de Cromañón: él tiene que hacer que paguen todos los culpables”.

José Iglesias –abogado y padre de una de las víctimas– también rechazó la apertura porque “esa calle es escenario de causas jurídicas en las que deben desarrollarse constataciones”. Pero, ¿no sería suficiente cortar el tránsito cada vez? “No estoy tan seguro”, contestó Iglesias, y comentó que “la calle Pasteur estuvo cerrada cinco años después del atentado a la AMIA”.

Nilda Gómez, de la agrupación Familias por la Vida, de damnificados por Cromañón, también adujo que “hay causas judiciales que necesitan inspecciones en el lugar”. Cristina Bernasconi, madre de otra de las víctimas, se negó a la reapertura “porque todavía no se inició el juicio oral”; Graciela Peloso –del grupo Paso, Memoria, Verdad y Justicia por los Pibes de Cromañón– también se negó porque “están muy frescos en la memoria los cuerpos de nuestros chicos”; Adriana Magnoli, otra madre, argumentó que “las personas pueden perder minutos para viajar pero nosotros perdimos a nuestros hijos”.

En cambio, Pablo Blanco, cuyo hijo falleció en el incendio, dijo que “desde hace más de un año vengo planteando que la calle debe abrirse en algún momento, por los trastornos que ocasiona su cierre”; de todos modos, “seguramente no será a breve plazo, ya que primero hay que construir el Museo de la Memoria”, que se hará en la actual Plaza de la Memoria.

En la tarde de ayer, Helio Rebot, subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad, explicó que las afirmaciones de Macri a los medios se habían producido “dentro de un esquema de repreguntas” y que “no hay fecha para la reapertura” de Bartolomé Mitre. “En este momento hay una hipersensibilidad entendible, ya que estamos en vísperas del inicio del juicio oral por Cromañón.” El funcionario subrayó que “estamos buscando el consenso necesario, en el marco de una agenda de problemas que han planteado los familiares”.

Otras cosas dicen los vecinos de Jean Jaures entre Bartolomé Mitre y Rivadavia: allí “se juntan las sirenas de dos, tres ambulancias con el tránsito atascado, y suenan las bocinas... Al final del día, la cabeza me titila”, graficó Laura López, encargada de un negocio de venta de pollos. También el encargado del garaje de la cuadra señaló que “el tráfico es de locos: ésta es ahora la única calle en la zona con salida a Rivadavia, y es muy angosta”. Incluso un empleado del albergue transitorio Magique, en Jean Jaures y Bartolomé Mitre, admitió que “hay mucho menos trabajo” porque “entre los embotellamientos y los bocinazos, la gente no viene”.

Rafael, encargado de una ferretería en la cuadra, afirmó, con referencia a damnificados por Cromañón, que “por más que hayan perdido a sus hijos, no son dueños de la calle. La vez pasada lo atacaron al gordito...”, refiriéndose a Miguel Angel Suánez (ver recuadro).

Ayer a la tarde, como todos los días, permanecían bien cuidados y con flores frescas los dos lugares recordatorios de las víctimas de Cromañón: uno, el que corta la calle Bartolomé Mitre y, a su lado, la Plaza de la Memoria, dispuesta como plaza seca en un predio de unos 300 metros cuadrados cedido por el Estado.

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La calle Bartolomé Mitre, entre Ecuador y Jean Jaurès, está cerrada desde el día de la tragedia.
Imagen: Guadalupe Lombardo
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