El embajador argentino en el Vaticano, Juan Pablo Cafiero, negó ayer que las relaciones entre el Gobierno y el papado se vean afectadas luego de que la presidenta Cristina Fernández ordenara la expulsión del obispo negacionista Richard Williamson. Cafiero consideró que “en absoluto esto va a influir en la relación entre la Argentina y la Santa Sede”, y agregó que “(el Vaticano) entiende claramente que ha sido una decisión soberana y la aplicación de la ley argentina”. De esta manera descartó cualquier tensión que pudiera surgir pese a que la cúpula eclesiástica aún no se pronunció respecto de la expulsión del ex director del seminario lefebvrista de La Reja que, según la disposición gubernamental, debe abandonar el país en diez días por haber mentido desde el 2004 al realizar los trámites migratorios.

Cafiero estimó que la decisión del Gobierno argentino “es un caso marginal para la Santa Sede”, y aseguró que “la Argentina ha cumplido con la ley y los compromisos internacionales”. En referencia a las relaciones actuales entre el Estado argentino y el Vaticano, el diplomático afirmó que “hemos avanzado en muchos puntos, nos quedan temas que no han sido resueltos en el nivel de relaciones bilaterales, pero creo, sinceramente, que el clima hacia la Argentina es muy positivo en este momento”. “Estamos en un muy buen momento”, sentenció el ex secretario de Seguridad bonaerense.

En cuanto a la falta de pronunciamientos por parte del papa Benedicto XVI o de otra figura de peso de la Iglesia Católica respecto de la resolución de CFK, Cafiero confirmó que “todavía no nos han hecho ninguna comunicación del Vaticano” y reconoció que “puede demorar, o no producirse, porque en la Secretaría de Estado del Vaticano todavía no ha quedado clara la situación de incorporación de los ex lefebvristas a la Iglesia Católica”.