EL PAíS › LOS RADICALES SELLARON SU POLITICA DE ALIANZAS Y ARRANCARON CON EL PROCESO DE REUNIFICACION

Juntos con el entusiasmo de volver

La UCR recibió ayer en su convención a Elisa Carrió y al socialista Rubén Giustiniani. Dio así otro paso en su propósito de convertirse en eje de la oposición no peronista. Hubo algunos silbidos destinados a la líder de la Coalición Cívica.

 Por Sebastian Abrevaya

Desde Mar del Plata

El radicalismo vibró ayer en el cierre de su Convención Nacional, donde consiguió aprobar sus tres metas principales: iniciar el proceso de reunificación, sellar formalmente su política de alianzas y aprobar su agenda parlamentaria. Con los discursos de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió; del presidente del socialismo, Rubén Giustiniani; y de Ricardo Alfonsín la UCR logró perfilarse como el eje articulador del espacio opositor no peronista y mostrar un proceso de recuperación interna, que buscará validar en las urnas.

A diferencia del viernes, cuando la principal expectativa estaba depositada en la aparición del vicepresidente Julio Cobos, los radicales vivieron con la participación de Carrió y Giustiniani su momento de mayor plenitud desde el ocaso de la Alianza. Eufóricos desempolvaron el tradicional cancionero radical, agitaron sus banderas y le cantaron largamente a su último líder nacional, Raúl Alfonsín. Sin embargo, algunas sillas vacías dieron cuenta de que un nutrido grupo de convencionales prefirió no concurrir al segundo día del encuentro, centrado en la ratificación del frente electoral. De todas maneras, la bienvenida a los líderes de los partidos aliados fue cálida.

El primero en hablar fue Giustiniani, quien más temprano había excusado al gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, explicando que no pudo asistir “por problemas de agenda”. “Estamos ante un mamarracho institucional, estamos metidos en el fango”, lanzó el titular del socialismo en referencia a la decisión del PJ de ir con neolemas en esa provincia.

Luego fue el turno de Carrió, que recibió algunos silbidos desde el fondo del estadio que fueron rápidamente acallados por otros militantes y autoridades del partido. En un potente discurso, Lilita se definió como una “hija rebelde de Raúl Alfonsín” y recorrió la historia radical, destacando las figuras de Leandro Alem y Arturo Illia.

A casi dos meses de las elecciones legislativas y con las encuestas que la dan perdedora en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, Carrió rescató la importancia de las convicciones por sobre el éxito. “Nosotros todos somos herederos de una fuerza histórica republicana que se fundó en 1880 con Alem. El es el perdedor que construyó la Argentina republicana y soberana que llevó al poder a la UCR”, definió Lilita.

Con la imagen y la voz hecha un calco de su padre, Ricardo Alfonsín fue el encargado de cerrar la Convención. La escucha atenta y silenciosa de los presentes a un discurso profundo y extenso fue la muestra más acabada de su calidad de orador. “La ley no nos prohíbe ser oportunistas, la ley no nos prohíbe ser demagogos, la ley no nos prohíbe manejar irresponsablemente las instituciones, nos lo prohíbe el radicalismo con su concepción ética”, afirmó Ricardo en alusión a la presentación de las candidaturas “testimoniales” del Frente para la Victoria. Su figura generó los aplausos más efusivos, muy por encima de los de Giustiniani y también de Carrió. “Ahora, Ricardo Alfonsín”, decían algunas banderas.

A diferencia del viernes, Leopoldo Moreau y Federico Storani no estuvieron presentes, cuando después de nueve años, Carrió volvió a participar de un cónclave radical. La excusa fue que estaban trabajando en la interna bonaerense, que elegirá hoy sus candidatos a legisladores provinciales en cada sección. Como si les estuviera hablando a ellos, Alfonsín aseguró desde el escenario que no van poner en riesgo la construcción de este frente “por cuestiones mezquinas”. “Hemos aceptado el segundo lugar para priorizar este acuerdo. Si renunciamos a proyectos personales en pos de un proyecto nacional el pueblo nos va a acompañar el 28 de junio y vamos a poblar de voces radicales los consejos deliberantes, las legislaturas provinciales y el Congreso Nacional”, concluyó el candidato a diputado por el radicalismo bonaerense.

En ese marco de la recuperación partidaria empezó a discutirse en la Convención Nacional la sucesión del presidente del partido, Gerardo Morales, que culmina su mandato en diciembre de este año. Los nombres que empezaron a escucharse son los del mendocino Ernesto Sanz y el cordobés Mario Negri. El primero descartó la idea, dejando a Negri como favorito. Sin embargo, los fuertes lazos de amistad que unen al cordobés con Carrió podrían traerle resistencias entre los poderosos caciques bonaerenses. En su discurso, Lilita lo mencionó como el máximo responsable del acuerdo con la Coalición Cívica y el socialismo, algo que sin duda no es del agrado de los ex miembros de la Junta Coordinadora Nacional.

La reaparición de dirigentes que hace poco tiempo estaban alejados de la estructura partidaria fue una señal de que se vienen tiempos mejores para la UCR. Además de los cobistas, apareció por Mar del Plata el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que se había pasado al “vecinalismo”, y el constitucionalista Jorge Vano-ssi, de vuelta en el radicalismo tras un frustrado intento de prosperar en la estructura del PRO.

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Ricardo Alfonsín, Rubén Giustiniani, Elisa Carrió y Gerardo Morales durante la convención.
Imagen: Télam
 
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