EL PAíS › CECILIA PANDO VOLVIó A PROTESTAR FRENTE AL EDIFICIO LIBERTADOR

Esta vez llevó la escenografía

La Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina (AFyAPPA) instaló tres carpas y sembró cruces blancas. Se quejan del avance de los juicios y de que los represores se mueran mientras están detenidos.

Un grupo de esposas y admiradoras de militares procesados con prisión preventiva y/o condenados por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura se concentraron ayer frente al Edificio Libertador, sede del Ejército y del Ministerio de Defensa, para hacer público su disgusto por el avance de los procesos de Justicia en todo el país. Encabezadas por la apologista del genocidio María Cecilia Pando, las mujeres con pecheras blancas de la denominada Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina (AFyAPPA) instalaron tres carpas como para pasar la noche y sembraron un centenar de cruces blancas para recordar a los represores muertos tras perder gradualmente la impunidad a partir de 2003.

A casi dos meses del anterior acampe en el playón del Edificio Libertador, cuando varias de las esposas de los imputados por secuestros y torturas en la ESMA simularon encadenarse para exigir una reunión con la ministra Nilda Garré y los jefes de las Fuerzas Armadas, Pando llegó ayer sin cadenas pero con carpas, cruces de madera y cartulinas con copias de recortes de prensa de los años ’70 referidos a muertes de policías y militares. Además del grupo de mujeres que solía concurrir a las audiencias del juicio a Acosta, Astiz & Cía., la acompañaron ayer su esposo, el ex mayor Rafael Mercado, que vio frustrada su carrera militar por los dichos de Pando, y Mariano Gradín, presidente de la denominada Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia.

“Los ciento doce muertos son víctimas del odio militante que en los ’70 pretendía hacer justicia asesinando en forma directa a sus enemigos. En el presente, los mismos personeros del terror cuidan las formas y la muerte se consigue por mecanismos más sofisticados, a través de la manipulación de la Justicia”, consideró Pando. Ajena al reclamo de los organismos de derechos humanos para que los procesos se aceleren y no mueran más represores sin condena, la mujer sugirió que “las agrupaciones promueven la condena y muerte de nuestros familiares y amigos”. Agregó que “la palabra ‘derechos humanos’ se envilece” cuando la pronuncian las presidentas de Abuelas o Madres de Plaza de Mayo y que tanto Estela de Carlotto como Hebe de Bonafini persiguen “la defensa sistemática del mismo proyecto político hegemónico que en los ’70 encarnaron” sus hijos. Sin entrar en detalles, Pando habló de “la injusta situación que se encuentran padeciendo nuestros detenidos”. “No nos cansaremos nunca de gritar a los cuatro vientos que nuestros familiares y amigos están presos por haber cumplido las órdenes que recibían a través de su cadena de mandos”, advirtió.

De prolijo traje y corbata, el ex mayor Mercado habló “como miembro de la familia militar” hacia “mis superiores, mis pares y mis subalternos”. Explicó que las mujeres “están desesperadas” porque “sus familiares están presos por haber combatido al terrorismo marxista”. No negó los secuestros de militares con cancanes en la cabeza, las torturas y violaciones en cautiverio ni los vuelos de la muerte. Sólo objetó que “no decidieron los puestos de combate ni seleccionaron los métodos” que aplicaron. Ajeno a las más elementales normas que rigen en tiempos de guerra, Mercado comparó la actuación de los militares durante el terrorismo de Estado con “misiones de apoyo a la comunidad u operaciones de mantenimiento de la paz”. “Son responsabilidades que tienes que asumir, nadie te pregunta si quieres o no quieres participar”, le habló a soldados imaginarios. Los represores presos están según Mercado “en manos del enemigo”. “Esto no se trata de justicia”, sino “de poder y de plata”, “de venganza y de negocios”, aseguró. Luego evocó una historia de un soldado herido en Malvinas, a quien su jefe rescató tras una batalla y lo comparó con el puñado de represores alcanzado por el Poder Judicial. “Hoy los abandonados en el campo de combate son los presos”, concluyó.

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La apologista de la dictadura Cecilia Pando y sus amigas armaron su acto frente al Edificio Libertador.
Imagen: Pablo Dondero
 
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