EL PAíS › LA MARCHA DE LA CGT-MOYANO, LA CTA-MICHELI, LA FEDERACIóN AGRARIA, LUIS BARRIONUEVO, EL MOMO VENEGAS Y RICARDO ALFONSíN

Una movilización con más ruido que gente

Convocados por el rechazo del Impuesto a las Ganancias, la extensión de las asignaciones familiares y el aumento a los jubilados, Hugo Moyano destacó que “esta lucha la tenemos que llevar a cabo en el plano político porque en 2013 vamos a votar”.

 Por Julián Bruschtein

La CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli cumplieron ayer con la movilización que habían convocado. Sin la estridencia con que la habían pensado, la marcha hasta la Plaza de Mayo fue para reiterar sus aspiraciones políticas bajo los reclamos de la agenda sindical. “Esta lucha la tenemos que llevar al plano político porque en el 2013 los trabajadores vamos a votar a quien garantice los derechos de los trabajadores”, aseguró el camionero, además de señalar que el Impuesto a las Ganancias era “un robo que se le hace a los trabajadores, es lisa y llanamente un robo ese impuesto perverso y el Gobierno se hace el distraído”. Fue acompañado por la CGT Azul y Blanca del gastronómico Luis Barrionuevo, La Federación Agraria, liderada por Eduardo Buzzi, organizaciones sociales opositoras y el diputado radical Ricardo Alfonsín siguió los discursos desde el palco.

“Millones de trabajadores no nos podemos equivocar más”, reprendió Moyano a sus seguidores mientras arengaba para que “el Gobierno se haga cargo de la inseguridad”. El tono político de la movilización esta vez fue más visible con las mesas de afiliación al “partido de Moyano” que se habían desplegado en casi todos los sectores de la Plaza de Mayo y sus alrededores. “Es un impuesto maldito que este gobierno maldito mantiene para seguir manejando la caja”, matizó el camionero su discurso apuntando al caballito de batalla –el Impuesto a las Ganancias– que utilizaron junto a Micheli para encaramarse en la ola de la oposición. Debajo, sus seguidores poco lo escuchaban por el ruido de los bombos y los redoblantes que se sumaban a las bocinas de camión que habían improvisado los trabajadores de Ceamse. La movilización que tuvo a la CTA de Micheli como convocante no se diferenció de las primeras convocatorias realizadas por el camionero cuando comenzó a mostrar su ruptura con el kirchnerismo, con el que mantuvo una alianza de casi nueve años, hasta que quedó fuera de las consideraciones en el armado de las listas para las elecciones legislativas del 2011.

Las columnas habían comenzado a arribar a la Plaza de Mayo a partir del mediodía. “Es para estar cerca del compañero Moyano”, explicó a Página/12 uno de los madrugadores que todavía festejaba que la lluvia “aguantó para poder verlo”. Los camioneros se volcaron en masa al acto con los distintivos de cada rama y región del país. Remeras nombrando las provincias de La Pampa, Córdoba, Río Negro, Santa Fe, desfilaban con el verde de fondo y el slogan “Moyano conducción”, de un lado, y del otro “100 por ciento creíble”. Logística, recolección y aguas gaseosas, entre otros, se reconocían por llevar en sus respectivas banderas las imágenes de Hugo y Pablo Moyano, secretario general y adjunto del gremio. Por la Diagonal Sur había ingresado el grueso de los camioneros acompañados por puñados de trabajadores de otros gremios, como la Unión de Empleados Judiciales de la Nación de Julio Piumato o los docentes de la Udocba. Compartían hombro con hombro la Plaza de Mayo con la columna de la izquierda, que enarbolaba banderas rojas con las iniciales de cada partido: el Partido Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas y el MAS fueron algunos de los más visibles, a la vez que la columna de la Corriente Clasista y Combativa era una de las más nutridas. Sobre la Catedral, la CTA de Micheli había ingresado con un cartel que decía “Por una Navidad sin hambre”, casi como una foto de otros años.

El dirigente Carlos Acuña, de la CGT Azul y Blanca que conduce Barrionuevo, comenzó su discurso apelando a la liturgia peronista, pero sobre Yrigoyen un grupo de seguidores de Moyano y un puñado de trabajadores enrolados en el sindicato de curtidores cruzaban algunas trompadas. Entre empujones y agarrones la cosa no pasó a mayores, pero los ánimos siguieron caldeados. Cerca de la trifulca se arremolinaban algunas chicas enfundadas en remeras de camionero y el sindicato de peajes que, paradas en puntas de pie, intentaban distinguir si algún conocido participaba de la pelea.

Moyano le exigió al Gobierno que se “ocupe de la inflación que carcome el salario y todos los bienes de los argentinos”, y agregó la “inseguridad, que sufrimos todos los argentinos, sin distinción de banderías de clase de ninguna naturaleza”, sacando del bolsillo los reclamos que la oposición esgrime como bandera. Antes Micheli había señalado que “si no hay respuesta y no hay salario digno va a haber más paros”, aludiendo a la huelga del 20 de noviembre. En un escueto discurso, el dirigente estatal señaló que iban “a levantar la copa para brindar por los derechos de los trabajadores, que no son defendidos por los alcahuetes arrodillados ante el poder”, apuntando a la CGT y CTA que se encuentran dialogando con la Casa Rosada para resolver la suba del mínimo no imponible de Ganancias, e intentó matizar su enfrentamiento político al señalar que la movilización “no es contra ningún gobierno ni contra nadie”, sino “en defensa de la dignidad de los trabajadores”.

El tono hegemónico del camionero dejó un sabor amargo a la CTA de Micheli y a los partidos de izquierda que al finalizar el acto –mostrando los pocos puntos en común entre ellos– casi se enfurecen cuando desde los parlantes comenzó a sonar la marcha peronista.

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“Es un impuesto maldito que este gobierno maldito mantiene para seguir manejando la caja”, dijo Moyano.
Imagen: Pablo Piovano
 
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