EL PAíS › LAS CAJAS DE IRON MOUNTAIN EN UN ORGANISMO PORTEÑO QUE DEBIA CONTROLAR A LA FIRMA

Logos azules en oficina pública

 Por Gustavo Veiga

En la Subsecretaría de Trabajo porteña las cajas estándar de Iron Mountain iban y venían con naturalidad. El viejo edificio de Bartolomé Mitre 575, pleno microcentro, era el Banco Tornquist. En sus recovecos pueden perderse actas y desaparecer expedientes, y varios trabajadores sostienen que muy cerca de la caja fuerte del banco, en el subsuelo, vieron los bultos de cartón con el nombre de la multinacional que sufrió el incendio en su depósito de Barracas. Al ver la tragedia donde murieron siete bomberos y dos trabajadores de la Defensa Civil recordaron el logo azul en forma de triángulo. ¿Qué hacían en el organismo que debería controlar a la compañía? ¿Están o estaban ahí porque IM es contratista del gobierno porteño? Hay una respuesta y la dio el auditor general de la Ciudad, Eduardo Epszteyn: “Yo conozco dos contrataciones de Iron Mountain. Una directa y otra por licitación para la digitalización de documentos”, señaló el viernes en el programa Periodistas de América 24.

Las cajas de IM van y vienen también por distintos puntos de la geografía porteña. Pero en ninguno resultan tan comprometedoras para el gobierno de Mauricio Macri como en la Subsecretaría de Trabajo, a cuyo frente está Ezequiel Sabor. Una dependencia que funciona dentro del Ministerio de Desarrollo Económico a cargo de Francisco Cabrera. Página/12 publicó el miércoles pasado una nota sobre la estrecha relación entre el ministro y la compañía estadounidense. En 2009 la distinguió por ser una de las tres primeras en instalarse en el distrito tecnológico de Parque Patricios. Frecuentaba sus instalaciones, interactuaba con sus ejecutivos y, mientras tanto, los controles que debía aplicarle la Dirección de Protección del Trabajo se volvían más laxos.

IM tiene abiertos por lo menos dos expedientes en la subsecretaría laboral, el 287.716 y el 79.862. En uno de ellos, la empresa pidió la prescripción de las actuaciones contra sus instalaciones ya que no hubo movimiento en el expediente por un tiempo prolongado. La deducción lógica, según el inspector Edgardo Castro (el mismo que denunció la precariedad del sistema contraincendio de IM en una entrevista de este diario), es que los controles que establece la normativa laboral se discontinuaron por alguna razón.

¿Una política permisiva con los empresarios amigos? ¿Acaso el pago de coimas? Es más, si la multinacional estuvo clausurada hace seis años, en algún momento durante la vigencia de esa sanción –la más grave según la ley 265– su status de contratista del Estado debería haber caído. Una empresa clausurada no puede participar de licitaciones. Lo dice la normativa de Competencia de la Autoridad Administrativa del Trabajo. La herramienta legal con que trabajan los inspectores como Castro.

Cajas y más cajas

En la avenida San Juan 3419 hay un local de 190 metros cuadrados, cien en planta baja y noventa en un subsuelo. Vecinos de esa dirección, casi en la esquina con Virrey Liniers, aseguran que el día del incendio en Barracas vieron “montones de cajas apiladas que llevan la etiqueta de Iron Mountain” en el comercio, que no tiene identificación perceptible. Testigos que se comunicaron con este periodista, asociaron de inmediato el siniestro que veían por televisión con lo que observaron ahí. Cajas y más cajas a dos cuadras del corazón de Boedo se apilaban a resguardo de las llamas. Podría ser una receptoría de documentos o un local para embalajes sin relación alguna con IM. Las hipótesis son varias.

En el local hubo una mueblería y un locutorio, antes de que se transformara en un depósito, pequeño si se lo compara con los cuatro que tiene Iron Mountain en la ciudad. Está abierto de día y por la noche se mantiene la actividad con la persiana metálica baja y gente que entra y sale por su pequeña puerta. El edificio de al lado, en el 3417, parece formar parte de la misma unidad arquitectónica.

La compañía difunde los servicios que presta en un video institucional que puede verse en su página web. El principal parece ser el de los “dos millones de posiciones para cajas estándar” que ofrece en sus depósitos porteños en Parque Patricios, la Boca, Villa Lugano y Barracas. “Iron Mountain es el socio más confiable y comprometido” con sus clientes, dice el mismo documental. El local de San Juan 3419 donde los vecinos vieron las cajas puede ser un lugar transicional para acopio de materiales.

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