EL PAíS › LA PRESIDENTA CRISTINA FERNáNDEZ DE KIRCHNER SE REUNIó EN EL VATICANO CON EL PAPA FRANCISCO

“Que la región se mantenga unida”

CFK visitó a Jorge Bergoglio al cumplirse un año de su papado. Dijo que compartieron inquietudes sobre el empleo joven y mencionaron la inseguridad, pero no analizada desde el lado de la represión, sino desde la inclusión.

 Por Fernando Cibeira

Desde Roma

Los vaticanólogos cronometraban el almuerzo de ayer entre Cristina Kirchner y el papa Francisco extendido a 2 horas y 40 minutos, y señalaban que eso era incluso más de lo que había durado el del año pasado, casi el mismo día y en el mismo lugar. “Eso no es algo que a Bergoglio se le pase por alto”, analizaban. La señal, entonces, era que todo andaba muy bien, mejor incluso que antes. O que nunca. “Fue un encuentro muy cálido y muy especial”, sostuvo la Presidenta, quien concurrió a la reunión con una férula en su pierna izquierda por un esguince que sufrió mientras caminaba por la habitación del hotel. Cristina Kirchner puso el acento del encuentro en algunas preocupaciones comunes como el empleo joven, la cuestión de la inseguridad, pero no vista desde el lado de la represión sino desde la inclusión, las injusticias que promueve el capitalismo financiero moderno. “Algunos de los que vienen a visitar deberían leer la Evangelii gaudium”, dijo la Presidenta que le dijo a Francisco cuando recibió como obsequio un ejemplar encuadernado de la última encíclica papal donde, justamente, uno de los puntos trata de la inclusión social de los pobres. Otro de los mensajes de Francisco fue a los mandatarios de la región: “El Papa tiene como objetivo fundamental, más allá de los matices, que la región se mantenga unida y solidaria”, comentó CFK.

La Presidenta llegó con unos seis minutos de retraso. Desde hacía un rato la esperaba en la puerta de la residencia Santa Marta el secretario personal tanto de este papa como del anterior, el alemán Georg Gaenswein, a quien la prensa internacional bautizó como “el George Clooney del Vaticano”. Además de fotogénico, también tiene buen humor si se tienen en cuenta las bromas que dirigió a los periodistas para matizar la espera, no demasiada pero suficiente para los estrictos protocolos pontificios. “Tuvimos un inconveniente”, le avisó Cristina Kirchner cuando Gaenswein le abrió la puerta del vehículo y exhibió su bota ortopédica, negra como el resto de su atuendo incluyendo el sombrero, siguiendo la etiqueta en estos casos. El Papa la esperaba en la puerta, unos pasos por detrás de los imperturbables guardias suizos. “¿Cómo le va? ¿Bien?”, lo saludó ella. Francisco hizo algún comentario porteño sobre la “mala pata” de CFK.

Luego pasaron a los saludos de las comitivas. El canciller Héctor Timerman; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, y el embajador argentino en la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, por el lado argentino. El secretario del Estado, Pietro Parolin, junto a otras autoridades del Vaticano estuvieron junto a Francisco. Para el tradicional intercambio de obsequios, la Presidenta llevó un libro con textos e imágenes del Bicentenario, otro sobre las modificaciones a la Casa Rosada, una imagen de ella con el cura villero Pepe –amigo de Bergoglio– y un cuadro de Santa Rosa de Lima, con la particularidad de estar pintado con vino malbec. Le explicó al Papa que luego del proceso de oxidación, que demora unos cinco años, el cuadro quedaría con el color auténtico del vino. “Es un regalo bien argentino”, redondeó la Presidenta, que también le entregó un termo con los colores patrios. Francisco le regaló una imagen de San Martín realizada en bronce y entregó rosarios a todos los presentes. Resueltas las cuestiones formales, el Papa y la Presidenta pasaron al salón comedor para el almuerzo, que fue a solas.

Fumata

La Presidenta ofreció una síntesis de la reunión en una sala del aeropuerto militar de Ciampino, donde ya la esperaba el Tango 01 para partir rumbo a París. Allí contó que habían analizado la cuestión de la juventud y el empleo, o de la falta de él. “Es un tema que lo preocupa y lo desvela”, comentó Cristina Kirchner. “Yo le planteaba cuando lanzamos el plan Progresar en la Argentina, que pese a haber tenido este último trimestre del año 2013 el índice menor de desocupación de toda la serie de la década, de 6,4, cuando íbamos al grupo por edad, teníamos en el grupo de 18 a 24 años una desocupación de 18 puntos, cuando la media europea es del 22 por ciento. Y eso es lo que nos había motivado a lanzar el plan Progresar. Cuando yo le comento esto, me comienza a lanzar cifras increíbles de algunas regiones de Europa, en cuanto a la desocupación juvenil, exclusión y todo lo que esto genera en materia de violencia también”, agregó.

CFK dijo que le había adelantado que en pocos días inaugurarían en la 9 de Julio una imagen del padre Carlos Mujica en homenaje a los curas villeros (“él hizo un trabajo fenomenal con los curas villeros”, sostuvo sobre Francisco) y le contó de la misa en la villa de Barracas en recuerdo a Hugo Chávez. Pero, ante una pregunta, descartó que durante el almuerzo se hubiera hablado de la situación de Venezuela o la de cualquier país en particular. “Se habló en general de la necesidad de que toda la región se mantenga unida. El Papa tiene como objetivo fundamental que, independientemente de los distintos matices que tenemos los gobiernos, la región se mantenga unida, solidaria y hablando permanentemente entre todos nosotros. Esto no fue solamente lo que nos pidió, sino que es su deseo. ‘Ustedes tienen que estar juntos, unidos, no separarse, dialogar constantemente’, refiriéndose obviamente a los gobiernos de la América del Sur. Esto fue una apelación constante que lo desvela, lo preocupa, me lo transmitió y lo digo yo públicamente, porque le pedí autorización para poder hacerlo”, describió.

Almorzaron verduras –“que son espectaculares porque son muy frescas y ricas, con aceite de oliva y sal”, describió–, costilla de carne con verduras al vapor, fruta de postre y la Presidenta comentó que lo convidó con mate cocido. En comparación con la visita del año anterior, justo en el día previo a la ceremonia de asunción, Cristina Kirchner comentó que lo veía igual de bien, “seguramente con un mayor grado de organización”. “Ha tomado decisiones, son públicos y notorios los cambios que ha hecho entre sus colaboradores, así que esto también seguramente le da mayor aplomo, mayor tranquilidad, mayor organización. Lo vi muy bien, muy tranquilo, muy seguro; la verdad, lo vi muy bien”, remarcó.

La Presidenta incluso habló de la utilización de un “lenguaje común” para describir ciertos temas sociales. Fue cuando le preguntaron sobre la preocupación de la Iglesia por el narcotráfico. “Cuando él habla de la inseguridad, menciona fundamentalmente el tema de la exclusión. Por eso digo que muchos debieran no solamente venir a sacarse una foto, o a visitarlo, sino leerlo. El menciona que la exclusión, sobre todo en los jóvenes, es uno de los principales motivos de la inseguridad, y lo que lo desvela también es la no estigmatización de los jóvenes frente a estos hechos”, dijo. Y cerró: “Por eso hace mucho hincapié en el tema de la economía, por eso también hizo mucho hincapié en el tema del capitalismo financiero como una de las causales de la economía de exclusión, y que esto debe ser revertido. Charlamos en un lenguaje que ustedes me habrán escuchado también a mí muchas veces, un lenguaje común”.

Francisco parecía más un papá que un papa cuando la acompañó hasta la puerta y, con cara de preocupado, la vio irse rengueando hasta el auto. Permaneció en esa posición hasta que arrancó y recién entonces cambió la expresión, repartió algunos saludos y volvió a perderse en la residencia Santa Marta, su casa desde hace justo un año.

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La Presidenta y el Papa intercambiaron regalos antes del almuerzo que se prolongó durante dos horas y 40 minutos.
 
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