[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

El Gobierno ya tiene redactado un proyecto de ley para unificar las elecciones nacionales el 9 de octubre de 2005. Originalmente, desde la propia Casa Rosada se habló de la imposibilidad de realizarlo ese día, al tratarse de un fin de semana largo. Pero el paquete de cambios incluiría un decreto disponiendo el traslado de la celebración del feriado del 12 de octubre, para que, en vez de realizarse el lunes 10, se efectúe el viernes 14.
El texto del proyecto de ley que descansa en el Ministerio del Interior modifica el artículo 53 del Código Nacional Electoral. Y dispone que el Poder Ejecutivo Nacional convoque a elecciones nacionales el segundo domingo de octubre.
El artículo 53 alude a la modalidad de la convocatoria. Dice, textualmente, que “en la Capital Federal la convocatoria será hecha por el Poder Ejecutivo y en los demás distritos, por los Ejecutivos respectivos”.
El cambio propuesto por el presidente Néstor Kirchner les quita a los gobernadores la potestad de la convocatoria a los comicios. Pero no para que el Presidente haga uso discrecional de ésta, sino para establecer una fecha que se respete de ahora en más y para siempre, evitando así las especulaciones electorales.
“La intención es darle previsibilidad, como en los países con tradiciones institucionales estables”, señaló a Página/12 el director nacional electoral, Alejandro Tullio, dando, entre otros ejemplos, el norteamericano.
–La semana pasada el Gobierno evaluó que únicamente había posibilidades de unificar las elecciones el primero o el último domingo de octubre de 2005. ¿Por qué ahora se descartan esas alternativas?
–A fin de octubre se aproxima mucho al día del recambio. Es importante tener en cuenta que hay una sola cámara para resolver eventuales impugnaciones o protestas que se susciten alrededor de la elección. Y tiene que haber un tiempo suficiente para que resuelva, porque el paso de mando es el 10 de diciembre.
–¿Y por qué se le baja el pulgar al primer domingo?
–Mire, el cronograma electoral establece 32 días de publicidad en medios gráficos, radiales y televisivos, 60 días de campaña y una interna abierta y simultánea 60 días ante de la elección. Y en este sentido creo que cuando menos largo sea todo este proceso que termina con el recambio, mejor.
–¿Cuando se va a formalizar el proyecto de ley que modifica el Código Nacional Electoral?
–Seguramente en los próximos días. Todavía estamos ultimando algunos detalles.
El proyecto de ley que tiene el Ministerio del Interior –entre otros tantos que pasaron por las manos de la Jefatura de Gabinete y la Secretaría Legal y Técnica– requiere una mayoría especial. Pero Aníbal Fernández y hombres de otras carteras se encargarán de “ablandar” a los gobernadores para que éstos a su vez convenzan a los senadores de no poner obstáculos a las modificaciones impulsadas desde el Ejecutivo Nacional.
El paso siguiente, luego de la modificación por ley del Código Nacional Electoral, será el llamado a elecciones mediante un decreto en el que se corregiría la fecha de celebración del feriado del 12 de octubre. La trasladarían para el viernes siguiente en vez de para el lunes anterior.
Esto solucionaría un problema que dos jueves atrás analizaron conjuntamente Kirchner; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli.
Ese día, el Presidente y sus hombres también habían descartado el tercer domingo de octubre –que en el 2005 caerá el 23–, ya que se celebra el Día de la Madre, algo que ni con un decreto podrían modificar. El propio Kirchner no quería dar por cerrada ninguna fecha, aunque en su horizonte no vislumbraba demasiadas alternativas al primero o último domingo de octubre, hasta que le sugirieron la idea de correr el feriado del 12.
En la actual coyuntura, que los diputados y senadores nacionales de todo el país sean elegidos en una única elección podría ser todo beneficio para Kirchner. El Presidente tiene una alta imagen positiva y podría traccionar votos hacia sus preferidos de cada distrito.
En la Casa Rosada insisten en que la unificación excede a esta gestión y que por lo tanto debe entenderse fuera de la coyuntura. La ingeniería electoral para fragmentar las elecciones nacionales estuvo a cargo, a fines de los ’90, del ex ministro del Interior menemista Carlos Corach. En algunos casos, las modificaciones eran producto de la propia interna peronista, en otros se hacían para doblegar a los candidatos de la oposición. Em todo caso, siempre era para favorecer al poder central.