EL MUNDO › SEGUNDO DEBATE BUSH-KERRY EN UNA SITUACION DE TERROR

El viejo truco del buen payaso

En un contexto internacional signado por la multiplicación de acciones terroristas, George W. Bush y John Kerry sostuvieron el segundo de sus debates. El presidente no logró derrotar a su adversario, pero se recuperó de su anterior derrota por medio de apelar a su simpatía.

 Por Claudio Uriarte

“Mi oponente dice que va a resolver la guerra de Irak invitando a una cumbre internacional. ¿Cómo va a internacionalizar algo que él mismo dice que es la guerra equivocada en el lugar equivocado en el momento equivocado? ¿Cómo va a darles moral a los iraquíes con una guerra equivocada en el lugar equivocado en el momento equivocado? ¿Cómo va a sostener a nuestros militares hablando de una guerra equivocada en el lugar equivocado en el momento equivocado?”
George W. Bush logró un desempeño inesperadamente fuerte en el segundo de los tres debates presidenciales. En parte, esto se debió a su mayor soltura, campechanidad y jovialidad en el formato de esta confrontación: un town hall meeting, o “reunión municipal”, en que se contestan preguntas del público. Mientras John Kerry arrancó con gran seguridad, Bush lo aventajó rápidamente en espontaneidad de movimientos corporales y capacidad de mostrarse ante el auditorio como un tipo común, que habla en el lenguaje que la gente entiende y que puede simplificar rápidamente todas las cuestiones; digamos que logró “franelear” mejor a los reunidos, que fueron reclutados entre votantes indecisos en el crucial estado oscilante de Missouri.
La guerra de Irak y el terrorismo acapararon fácilmente más de la primera parte de la confrontación. Kerry hizo todas las objeciones correctas, pero Bush logró evadirse con eficacia y contestar a todos los cuestionamientos con tópicos diferentes. El senador por Massachussetts acusó al presidente de equivocarse sobre las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein; Bush contestó diciendo que Kerry también había creído en las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein. Kerry acusó a Bush de crear una guerra en Irak que constituía una distracción de las tareas verdaderas de la guerra antiterrorista y la captura de Osama bin Laden; Bush contestó que por cierto le interesaba la captura de Osama bin Laden “y por eso hemos matado o neutralizado al 75 por ciento de Al Qaida”, pero que el verdadero objetivo de la guerra antiterrorista era evitar que los terroristas se hicieran con armas de destrucción masiva. Kerry atacó a Bush por dejar de lado los peligros nucleares de Irán y Corea del Norte; Bush contesto: “Y es él quien me acusa de unilateralista”, para recordar que la administración trabaja con seis países en la solución al problema de Corea del Norte, y con otros países y la Agencia Internacional de Energía Atómica para enfrentar la amenaza de Irán.
Dos preguntas clave emergieron del público: la de si Bush iba a reinstaurar el servicio militar obligatorio, y la de si Kerry se comprometía a no aumentar impuestos para la clase media. Bush replicó que a la primera pregunta con un “absolutamente no”: más que aumentar el despliegue militar en el mundo, EE.UU. está reduciéndolo, porque ya no son importantes tantas tropas sino nuevas tecnologías. Kerry, por su parte, miró directamente a cámara y se comprometió a no aumentar, y en realidad a bajar, los impuestos a la clase media, pero a subírselos a las corporaciones y a los individuos más ricos. Bush retrucó que los programas sociales que prometía Kerry eran imposibles de financiar sin un aumento generalizado de impuestos para todos, y que lo que Kerry llama reducciones de impuestos para los más ricos en realidad incluye a montones de pequeñas y medianas empresas que son las que generan la mayor cantidad de empleos.
En un debate como el de ayer, y en realidad como toda la saga de debates de una temporada de campaña, el estilo prima sobre la sustancia, el desempeño actoral importa más que la verdad. Bush no logró poner a Kerry a la defensiva del modo que Kerry logró hacerlo con Bush en el primer debate, pero claramente se recuperó y puede haber empatado o ganado por puntos gracias a su mayor facilidad y extroversión con el público. Kerry logró hacer reír a la gente una vez; Bush, al menos tres. Estas dotes de payaso demagogo le sirvieron muy bien en sus confrontaciones de hace cuatro años con Al Gore. John Kerry, por seguro, es un polemista infinitamente más formidable que Al Gore, pero es claro que Bush hizo gala de sus mejores armas y que logró salir relativamente indemne de un debate centrado en la seguridad nacional, en unos días en que prácticamente todo parece estar volando por los aires.

Compartir: 

Twitter

George W. Bush y John Forbes Kerry confrontan en la Universidad Washington en St. Louis.
 
EL MUNDO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.