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Los que apagan la luz

Unos están orgullosos, otros resignados o disconformes. Son los que ocupan el último lugar en las listas a diputados de Macri, Carrió y Bielsa. Quiénes son, por qué aceptaron.

“Los últimos serán los últimos”, decía el escritor Alejo Carpentier en El reino de este mundo. Tal vez inspirados por la frase bíblica de la que se burlaba el cubano, los últimos candidatos a diputados nacionales de Elisa Carrió, Rafael Bielsa y Mauricio Macri no le hacen asco a ser furgón de cola. “No me siento último, sino honrado de acompañar a los 12 restantes: los últimos serán los primeros”, asegura Marcelo Rinaldi, un ex frepasista que acompaña a Elisa Carrió. “Ser 13 dentro del proyecto del presidente (Néstor) Kirchner para mí es un orgullo”, remarca Manuel Trigo, dirigente de una asociación de personas con discapacidad. Un poco menos contento con su puesto en la lista de Macri, Gustavo Llaver, presidente del Partido Autonomista en Capital, reconoce: “No sé ni por qué uno acepta. Cualquier persona que tiene un interés político quiere ser el primero. Las listas se conforman con las cabezas y lo demás pasa a ser una negociación”.
Rinaldi, de 36 años, es asesor del diputado del ARI Fabián De Nuccio en la Comisión de Comunicaciones. Le faltan 8 materias para ser abogado. “En los noventa tuve que dejar los estudios y poner un comercio”, comenta. Entró al Frepaso en 1994 seducido por la propuesta del dirigente Germán Abdala. “Era de esos militantes todo terreno que se acercan en la época de campaña para poner una mesa, hacer una pegatina o ayudar con la fiscalización”, recuerda. Se pasó al ARI en 2001, mientras digería la renuncia de Chacho Alvarez a fines de 2000. “Es como el padre que te abandona. Dejábamos todo en sus manos: leía la borra del café y nos decía para dónde ir. Y un día el café se lo tomó y nos dejó solos”, dice Rinaldi, que piensa que “la diferencia más grande es que el atajo que tomó el Frepaso para llegar al Gobierno, desde el ARI no se plantea”. Desde su trabajo como asesor, Rinaldi propone una nueva ley de radiodifusión, que reemplace a la de la dictadura, que es “autoritaria y centralizada”.
Al igual que Rinaldi, Trigo, de 53 años, trabaja como asesor. En su caso, de la legisladora porteña Mónica Bianchi. “Ya sabemos que no vamos a salir. Pero es una forma de comprometerme y de participar de este proyecto que comparto, pero desde mi lugar, que es el tema de discapacidad. Estamos alineados con Bielsa porque lo puso Kirchner, que confía en él”, explica Trigo, que es secretario de la Asociación Civil para la Integración Social (ACIS). Comenzó a trabajar con personas con discapacidad desde su trasplante de corazón hace 7 años. “De discapacidad al ARI no le veo propuestas y a Macri no se las escuché”, fustiga Trigo, que impulsa una campaña del libro parlante, el subtitulado oculto para sordos en televisión y la creación de un centro informativo sobre discapacidad.
Aunque sabe que está al final de la cola para entrar al Parlamento, Llaver, de 59 años, aceptó ser el número 13 de Macri para representar a su partido, que también apoyó al empresario en 2003. Comenzó a militar en la UCR (su tío Felipe Llaver fue gobernador radical de Mendoza). En 1992 se pasó al Partido Autonomista, fundado por el ex senador José Antonio “Pocho” Romero Feris. Se trata del hermano del ex gobernador de Corrientes Raúl “Tato” Romero Feris, que acumula varias condenas por corrupción. Como abogado, Llaver comparte las críticas de Macri a los jueces que generan “cárceles de puertas giratorias”. “El juez debe aplicar la ley. Cuando forzás la ley (como con el fallo para liberar a Omar Chabán) es un exceso de garantismo”, considera.
“Me vuelven loco los piqueteros. Es como la huelga de los médicos del Garrahan: si tienen un servicio público, su derecho a huelga se encuentra limitado”, asegura. “Me molesta ver pibes con cerveza en la calle, porque sé que es el principio que lleva a un pibe a delinquir sin querer ser delincuente”, dice y no duda defender a Macri y su particular modo de hacer campaña: “Saltar un bache es una forma de hacer publicidad como cualquier otra. Si Macri fuera perfecto, sería Dios y Dios hay uno solo”, concluye Llaver que, como los otros, no pierde las esperanzas de escalar posiciones en futuras listas. De todas formas, al final de la campaña a los últimos siempre les toca ser los que apaguen la luz.

Informe: Werner Pertot.

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