EL PAíS › LA SECRETARIA DE ESTADO DE EE.UU. ASISTIO A LA ASUNCION EN CHILE

La sana envidia de Condoleezza Rice

Cuando le preguntaron por la asunción de Michelle Bachelet, Condoleezza Rice repitió varias veces la palabra wonderful. “Es un día maravilloso para Chile y para las mujeres de todo el mundo. Ella es una mujer maravillosa”, dijo. Seguramente la secretaria de Estado norteamericana habrá sentido alguna envidia, como la que sintió la ministra italiana por la Igualdad de Oportunidades, Stefania Prestigiacomo (“Siento una sana envidia. Espero que pueda ser un ejemplo para todo el mundo”, dijo). Porque Condoleezza Rice quiere ser la sucesora de George Bush, y es probable que tenga que competir con la demócrata Hillary Clinton. Con estos antecedentes, Rice fue uno de los centros de atención de la prensa. Y la atención creció por el regalo que recibió de Evo Morales –un charango adornado con hojas de coca– y la posibilidad de un encuentro cara a cara con Hugo Chávez. Pero los dos se evitaron con mucho cuidado, y los fotógrafos se quedaron sin un momento que hubiera sido único.

Apenas aterrizó en Chile, la secretaria de Estado estadounidense dijo que no tenía pensado reunirse con Chávez. La relación entre ambos es pésima desde que Rice comenzó a criticar al gobierno venezolano y el presidente de Venezuela, a quien le gustan los sobrenombres (a Bush lo llama “Mr. Danger”), reaccionó bautizándola “Condolencia”. Así, nada hacía suponer que Rice y Chávez se encontrarían en la asunción de Bachelet. Pero el poco apego por el protocolo del venezolano casi les juega en contra: cuando éste ingresaba al Congreso se paró a hablar con la prensa y casi se topa con Rice, que venía detrás. El ¿mal momento? pudo evitarse por la oportuna intervención del servicio de protocolo del Parlamento trasandino. Evitado el encuentro que tanto esperaban los camarógrafos, Rice aprovechó su estadía para reunirse con Evo Morales y Tabaré Vázquez. Lo hizo antes del traspaso de mando. Primero se reunió con el uruguayo, quien de acuerdo a versiones mencionadas por la agencia alemana DPA le habría hecho una rápida explicación del conflicto con Argentina por las papeleras en Fray Bentos. Después llegó el turno del boliviano, con quien habló 25 minutos del retiro de la asistencia militar estadounidense, el cultivo de coca y otros temas. Durante el encuentro, Morales le regaló a Rice un charango de color verde, con hojas de coca laqueadas sobre el instrumento. Al terminar la reunión, la norteamericana posó para los fotógrafos con el regalo en sus manos. Sin embargo, no se lo llevará a su país, porque en Estados Unidos está prohibido el ingreso de hojas de coca.

Mientras camarógrafos y reporteros gráficos buscaban infructuosamente la imagen de Rice y Chávez juntos, Bachelet cumplía con los primeros compromisos de su agenda presidencial. Luego del almuerzo en honor a sus invitados, la flamante presidenta de Chile se reunió en privado con su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. La charla se realizó en el palacio presidencial de Cerro Castillo, en Viña del Mar, y duró 25 minutos. Tras conversar con Lula, Bachelet hizo lo mismo con el peruano Alejandro Toledo. Esta vez la reunión fue más breve. Aunque no trascendió el contenido de la charla, algunos periodistas la relacionaron con una futura negociación tripartita entre Chile, Perú y Bolivia para debatir el reclamo de salida al mar que, desde hace años, viene haciendo La Paz.

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