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El Gallego

José Manuel de la Sota, El Gallego –un apodo que se ganó más por terco que por su ascendencia española– irá el domingo por su tercer mandato como gobernador de Córdoba. Ya lo fue por dos períodos consecutivos entre 1999 y 2007, dejó pasar un turno en manos de Juan Schiaretti, y ahora regresa por uno más con el “caballo del comisario”, al que no fatiga con su tranco ni con discursos. A los 61 años, el veterano de muchas batallas electorales –que ganó y perdió por igual– mostró su versatilidad para adaptarse a los nuevos tiempos: hizo campaña casi como un pastor con una masiva difusión publicitaria y mensajes de “buenas ondas” y “paz”, donde escasearon las definiciones políticas y rehusó a exponerse en debates. Se afilió al PJ cuando ingresó a la Universidad Nacional de Córdoba, donde se recibió de abogado y con apenas 24 años asumió como secretario de la Municipalidad de Córdoba, hasta el golpe del ’76, cuando la dictadura lo encarceló durante un año. Con el regreso de la democracia cosechó más derrotas que triunfos: perdió en el ’83 la intendencia de Córdoba frente a Ramón Mestre; en el ’85 llegó a la Cámara de Diputados pero volvió a perder en el ’87 la gobernación ante otro radical, Eduardo Angeloz.

Un año después se sumó a la Renovación Peronista y fue el compañero de fórmula de Antonio Cafiero en la interna donde cayeron derrotados por la dupla Carlos Menem y Eduardo Duhalde. Volvió a perder la gobernación otra vez ante Angeloz. A principios de los ’90 fue embajador de Menem en Brasil e incorporó a la lista del PJ cordobés al ideólogo de la también cordobesa Fundación Mediterránea, Domingo Cavallo, a quien transformó en diputado.

En el ’98 cambió su suerte. Venció al viejo rival Mestre y se coronó gobernador de Córdoba. En 2003, Duhalde lo promovió como candidato del PJ para sucederlo en su interinato presidencial, pero le bajó el pulgar porque su popularidad no pasaba las fronteras de La Docta. El Gallego volvió a refugiarse en Córdoba con un nuevo mandato como gobernador. Su relación dual con el kirchnerismo se resquebrajó cuando De la Sota se sumó a la rebelión de los ruralistas por la 125 y la grieta se profundizó cuando no lograron armar listas comunes para esta elección ni las primarias. El Gallego vuelve a depositar en la posibilidad de su triunfo cordobés sus reprimidas aspiraciones presidenciales. Esta vez para 2015.

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