EL PAíS › EL PARADIGMATICO CASO DEL GRUPO MURDOCH

El hackeo y las escuchas

Hackear cuentas de mails o apelar a escuchas ilegales para obtener información que luego termina en las páginas de los diarios no es una exclusividad argentina. El último caso que lo certifica es el del magnate australiano de las comunicaciones Rupert Murdoch y trascendió a mediados del año pasado. El escándalo se desató a partir del descubrimiento de las prácticas de su periódico sensacionalista News of the World, cuando se supo que para obtener noticias exclusivas había apelado a todo tipo de maniobras ilegales, desde escuchas telefónicas a políticos y artistas hasta sobornos a policías, pasando por el acceso a datos de correos electrónicos y discos duros de computadoras personales gracias al trabajo silencioso de piratas informáticos.

Ya en 2009 el tabloide sensacionalista había sido acusado de espiar a alrededor de tres mil personas potencialmente “noticiables”, desde dirigentes políticos y estrellas del espectáculo hasta familiares de víctimas de crímenes o violaciones. El presidente y CEO de News Corporation, la segunda mayor corporación de medios del mundo, se vio obligado a cerrar News of the World y renunció a su proyecto de adquirir el ciento por ciento de BSkyB, compañía británica de televisión vía satélite de la que ya poseía el 39 por ciento. Pero los costos no quedaron allí. Luego trascendió que también los diarios The Sunday Times y The Sun habían empleado medios similares y no se habían privado de espiar ilegalmente al primer ministro británico Gordon Brown y a miembros de la familia real. Murdoch, de 81 años, debió enfrentar en los últimos meses investigaciones de la policía y del gobierno sobre soborno y corrupción en el Reino Unido, además de las investigaciones del FBI no norteamericano.

El grupo Murdoch intentó contener el escándalo, hasta ahora sin suerte, con medidas y renuncias de alto voltaje. La última edición del News of The World incluyó un extenso pedido de disculpas a los lectores por las escuchas ilegales. El grupo pagó millones de dólares de indemnizaciones a las víctimas y debió afrontar decenas de renuncias de altos ejecutivos. Las últimas detenciones, a mediados de marzo, no fueron por espionaje ilegal sino por maniobras para obstaculizar las investigaciones de Scotland Yard. Rebekah Brooks, ex editora del New of The World y niña mimada de Murdoch; su esposo Charlie Brooks, viejo amigo del primer ministro conservador David Cameron, y Mark Hanna, jefe de seguridad de News International, fueron detenidos por “intento de encubrimiento e interferencia con la investigación”.

A diez meses del estallido del escándalo, tal como informó desde Londres el corresponsal de Página/12 Marcelo Justo, existen tres investigaciones sobre el accionar de Murdoch. El operativo Weeting se concentra en las escuchas telefónicas, el Elvedon en el pago a policías y el Tuleta en el hackeo de computadoras. Uno de los interrogantes que se sigue investigando es el grado de conocimiento de Murdoch y su hijo James, que ya dimitió como director ejecutivo de News International y es sospechoso de haber ocultado datos en su comparecencia ante una comisión del Parlamento británico. Murdoch hijo negó tener conocimiento de las escuchas, pero su testimonio fue cuestionado por dos importantes ex ejecutivos de la organización. El segundo gran interrogante es hasta dónde llegan las ramificaciones políticas y los motivos que llevaron a David Cameron a nombrar a Andy Coulson como su jefe de prensa, poco después de que renunciara a su cargo de editor del News of the World.

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