EL PAíS › LOS LEGISLADORES DE LA OPOSICIóN CRITICARON EL ANUNCIO

De esencial a prescindente

Los diputados se sorprendieron con el cierre de la línea A, ya que Macri había intentado limitar el derecho a huelga con el argumento de que el subte era un servicio “esencial”. “Es una estrategia de campaña y marketing”, señalan.

 Por Laura Vales

La oposición le tiró a Mauricio Macri con su principal argumento por la cabeza: ¿No era que el subte era un servicio esencial, que no podía dejar de funcionar ni un solo día? Después de haber escuchado la frase cien veces en la Legislatura, como parte de las razones con las que el PRO intentó limitar el derecho a huelga, los legisladores de la oposición quedaron sorprendidos ante el anuncio de que la línea A será cerrada por la Ciudad entre dos semanas y tres meses para adaptarla a los nuevos trenes.

“No hay ninguna necesidad técnica ni operativa de cerrar el subte. Macri tomó la decisión por recomendación de Jaime Durán Barba (el publicista), para hacer una reinauguración pomposa tres meses antes de las elecciones. Todos los trabajos pueden hacerse con el subte funcionando”, aseguró en este sentido Aníbal Ibarra (Frente Progresista Popular).

Para el diputado porteño, lo que hay detrás del anuncio es pura estrategia de campaña. “Lo que calculan es cómo tener impacto cuando no construyeron los kilómetros que habían prometido de subte. Porque no ampliaron la red, que es el principal tema, pero con una lavada de cara, pintando las estaciones y cambiando los vagones, que los puso el gobierno nacional, pueden armar una cosa de impacto publicitario.”

“La medida es en sí misma rídicula”, coincidió desde el kirchnerismo Francisco “Tito” Nenna. “Primero porque Macri planteó cuando mandó el proyecto de ley para el traspaso que se declare al subte como servicio esencial (quería que los trabajadores garantizaran el 90 por ciento de los viajes en los días de paro), y ahora resulta que puede prescindir de la prestación del servicio durante dos meses. En segundo lugar, sintetiza la ideología del PRO, que ante cualquier problema, en lugar de encontrar soluciones recorta el servicio o lo suspende.”

María José Lubertino (Frente para la Victoria) contó que cuando empezaron a circular las primeras versiones sobre el eventual cierre de la A, “le consulté (al titular de la empresa de subterráneos porteña Sbase) si era cierto, pero los propios funcionarios del PRO no se ponen de acuerdo. Macri dice una cosa (el jefe de Gabinete, Horacio), Rodríguez Larreta dice otra, no han podido decir por cuánto tiempo va a estar cerrado, y eso no es auspicioso”.

Otro punto que marcó Lubertino es el de qué se hará con los vagones de la A. “Tienen un valor histórico digno de preservación. Esperemos que no pase como con los adoquines, que desaparecieron de San Telmo y hoy están en los countries. Ni como con el piso de parquet del Teatro Colón, que tuvimos que hacer una denuncia penal para que apareciera.” Por esto, la diputada pedirá que a los antiguos trenes se les dé un destino concreto, en un museo, por ejemplo, que se los destine a algún paseo histórico, pero que en todo caso quede dentro de la esfera de lo público.

El proyecto de ley para el traspaso del subte fue aprobado la semana anterior, con varias modificaciones al texto enviado por el macrismo. El debate posibilitó desarrollar algunas ideas sobre el funcionamiento del subte. Por ejemplo, se fijó la obligación de que los aumentos de tarifas pasen previamente por una audiencia pública, y se estableció que los trabajadores deberán anunciar con 48 horas de anticipación los paros. El macrismo consiguió una autorización para tomar deuda destinada a los trabajos de mejoramiento de la red, aunque no desarrolló un plan de obras. Es decir que no se sabe qué piensa hacer con el servicio. El de ayer fue el primer anuncio al respecto.

Los cuestionamientos de la oposición marcaron no sólo el supuesto carácter marketinero de la medida, sino que criticaron además al macrismo por no escuchar a los técnicos, ya que desde la propia Sbase hubo voces que alertaron que no hay que cerrar la línea.

Para el diputado porteño Alejandro Bodart (MST-Proyecto Sur), “el anuncio es una chantada y la muestra de que no conocen del tema es que primero dijeron que cerraban la línea por tres meses, después pasaron a quince días y más tarde volvieron a hablar de tres meses. Es decir que evidentemente no saben, no se han informado, pero no les importa porque lo que buscan con el anuncio es dar la impresión de que están trabajando. En el subte se han cambiado todas las vías y no se paralizó el servicio, porque todo el plan de renovación se hizo por tramos”.

La gestión de la red está en manos del Ejecutivo, por lo que en la Legislatura hay pocas medidas concretas por tomar. De todas maneras, algunos diputados anticiparon que reclamarán que mientras la línea A no esté funcionando, la Ciudad monte servicios alternativos para que los usuarios puedan viajar. Otra idea en estudio es insistir en que la Ciudad convoque a una comisión con participación de usuarios y trabajadores para que las medidas que afecten al servicio no sean tomadas de manera inconsulta.

Macri “es el único capaz de convertir algo positivo en algo negativo”, concluyó desde el Frente para la Victoria Juan Cabandié. “Los que saben, los trabajadores del subte, así como los técnicos, afirman que no es necesario interrumpir el servicio. Es incongruente que se cierre por tanto tiempo una línea que transporta a miles de pasajeros. Que se cambien los trenes, más allá de que 45 de los vagones no fueron comprados por él sino por el gobierno nacional, es un hecho positivo. Solamente la gestión del PRO puede hacer las cosas de tal forma de volverlo negativo.”

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María José Lubertino pidió que se preserven los vagones que tienen “un valor histórico”.
Imagen: Bernardino Avila
 
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