EL PAíS

De cajón

 Por Horacio Verbitsky

El abogado Máximo Rosconi confirmó a este diario que dio una charla en la Ufidro. Explicó que no fue sobre “drogas” sino “sobre la importancia de las fiscalías especiales”. Tiene en el tema una breve pero traumática experiencia. Rosconi fue el titular de la primera fiscalía temática, la Ufitco, creada por el Procurador Nicolás Becerra en abril de 2000. Su función era realizar investigaciones sobre delitos tributarios y la AFIP se haría cargo de todos sus gastos. Rafael Bielsa lo puso en contacto con Rodolfo Galimberti, con quien desayunaba en el bar Museo Renault. Allí le explicó la utilidad de la información tributaria que pasaba por la Ufitco. En el allanamiento a un banco apareció en el cajón del escritorio de un gerente la denuncia de la Ufitco con la que se inició el proceso. El peritaje indicó que no era una fotocopia sino una impresión desde el archivo original. El fiscal Pablo Lanusse lo denunció por malversación de caudales por la percepción de sobresueldos. Rosconi renunció en julio de 2001 con el lánguido gesto de aducir cansancio ante la falta de voluntad judicial y estatal por perseguir los delitos tributarios, y la causa abierta por la denuncia de Lanusse se cerró con discreción.

Como abogado, Rosconi fue el defensor del serbio Dragoslav Tony Ilic, procesado en 2004 junto con un compatriota y con una docena de personas de otras nacionalidades luego del secuestro de 171 ladrillos de un kilo de cocaína cada uno y de 10.000 botellas de vino tinto con entre 200 y 300 gramos de cocaína diluida para su exportación a Europa, por un valor de 30 millones de dólares. Su socia, Mariana Barbitta asistió a otros de los capos peruanos que controlaban la villa del bajo Flores, junto con Luis Osler, el socio de Virgolini. La DEA estadounidense, que estaba interesada en los casinos que Illic y sus socios poseían en Santo Domingo, y en la cadena de joyerías de lujo, el boliche en Palermo y las propiedades y autos que adquirieron en la Argentina, reclamó por las condiciones de detención especiales de los serbios, quienes cumplían prisión preventiva en un lujoso departamento de Puerto Madero. El estudio de Rosconi también defiende al fiscal de Resistencia Carlos Flores Leyes, imputado como partícipe en la masacre de Margarita Belén. Antes asesoró en forma secreta al ex defensor oficial de los militares procesados en esa causa, Carlos Pujol. El contacto para ese auxilio vergonzante fue el ex ministro de Obras Públicas Roberto Dromi. Pujol fue condenado por estafa y la Defensora General Stella Maris Martínez lo separó de su cargo.

El escándalo estalló en 2006, cuando Illic celebró su casamiento con una miss universo venezolana en el Hotel Four Seasons, con una fiesta para 200 invitados, animada por la cantante Svetalana Raznatovic, exposa del comandante Arkan, jefe de la milicia paramilitar, acusado como responsable de crímenes de guerra contra croatas y bosnios en la ex Yugoslavia. El juez Daniel Rafecas revocó el arresto domiciliario, porque había autorizado la ceremonia religiosa del matrimonio pero no la fiesta. Al avanzar la causa otros detenidos admitieron su participación y desvincularon a Ilic. En noviembre de 2007, el Tribunal Oral Federal 4 condenó a diez años de prisión a los ingleses confesos y absolvió a Illic y a otros imputados. Rosconi dice que no puede atribuirse el éxito de esa defensa, porque la dejó antes del debate de juicio a conocidos estudios a los que “les va mejor que a mí”. Para completar la telaraña sólo le faltó decir que quien la tomó entonces fue Virgolini.

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