ESPECTáCULOS › EL ENCUENTRO “VEREDAS DEL SUR”, EN EL ATENEO

“Es un camino para la unión”

La argentina Liliana Herrero, el uruguayo Trío Fattoruso y el brasileño Arismar do Espíritu Santo le darán cuerpo a un show en el que intentarán ponerle sonidos a un posible Mercosur musical.

Arismar despliega la lámina de Estacao Brasil, su reciente CD, habla de las canciones y cuenta una historia de las fotos. “Esta es mi hija y ésta, mi sobrinita, María. Estas son sesiones recorriendo radios de San Pablo y Río de Janeiro”, explica. Arismar do Espíritu Santo necesita presentarse: en Brasil es un multiinstrumentista de relieve –participó en proyectos de Hermeto Pascoal, Joao Donato, Leny Andrade y Paquito D’Rivera, entre otros–, pero en Argentina su nombre sólo repica en un circuito reducido. Tal vez el cruce de hoy a las 22 con Liliana Herrero y el Trío Fattoruso en el ND Ateneo sea clave. El trío y ambos solistas enlazarán su música en una alianza destinada a profundizar los lazos que unen la música y cultura de los tres países. Lo llamaron Veredas del Sur: “Es un encuentro sin red, riesgoso, pero también gozoso y divertido. El nombre tiene que ver con la tristeza de estos países sufridos del sur del mundo, pero con unas ansias enormes por salir de sus terribles situaciones”, introduce Herrero, mientras tío Osvaldo y sobrino Francisco –Hugo, padre y hermano, está en su habitación– escuchan con atención y Arismar se pliega a la charla. “Estas mezclas son siempre constructivas”, redondea el baterista uruguayo.
Los tres se conocen por haber compartido jornadas en el pasado y el feeling otorga buen aire a la improvisación. Todos confluyeron en el Festival Tocar la Vida, en la Isla del Cerrito. Osvaldo colaboró con Liliana en su tercer disco –Isla del tesoro, 1994– y ella fue invitada por Arismar al Festival SESC Latinidade en Sao Paulo. El trío coincidió con el brasileño en el Club de Jazz Medio y Medio, de Punta del Este. “Haremos una versión de Eu quero falar com deus, de Gilberto Gil, y también me gustaría recrear un tema de Eduardo Mateo”, informa y propone Herrero a la vez. “Otra solución hubiera sido hacer tres sets y juntarnos al final, pero pensamos que era mejor armar algo en conjunto”, completa la cantante. A Espíritu Santo y los Fattoruso también los une haber compartido proyectos con otros grandes de la música sudamericana. Ambos grabaron con Hermeto Pascoal, Toninho Horta –a quien la revista Guitar Player de Brasil eligió, junto a Arismar, como uno de los diez mejores guitarristas de Brasil– y D’Rivera. “Francisco y Osvaldo saben conversar a través de la música. Lo que toca Francisco en su bajo me emociona”, alaba Arismar.
–Arismar fue premiado como guitarrista, pero se lo conoce más como bajista. ¿Cómo van a interactuar Francisco y Arismar?
Francisco Fattoruso: –Vamos a tener dos equipos en el escenario, por si aparece algún tema en el que puedan sonar ambos. Si no, haré lo que hice cuando nos cruzamos en el Medio y Medio: quedarme a un lado escuchando y aprendiendo. La otra es él tocando el piano o la batería. No hay ningún tipo de límites.
–¿Qué los vincula por sobre las diferencias de géneros y estilos?
Osvaldo Fattoruso: –Repetir una frase nunca viene mal: la música es un lenguaje universal.
F. F.: –Es cierto, pero igual somos de tres países que están muy unidos, porque quieras o no todos nosotros escuchamos folklore argentino, música brasileña y música uruguaya en algún momento. Si venía un músico hindú, íbamos a improvisar algo, pero con un resultado mucho más raro. También nos une costumbre de trabajar mucho con la improvisación momentánea.
–Tras muchos años, Latinoamérica tiende a conectarse social y políticamente. ¿Hasta qué punto este tipo de cruzadas musicales son un aporte en ese sentido?
Liliana Herrero: –El nombre del recital lo dice todo: veredas quiere decir caminos en portugués. Este encuentro es un camino posible entre las personas como paso necesario para unir a los países.
O. F.: –Los músicos siempre hacemos esto. Estamos acostumbrados a ir a cualquier país y sentarnos a tocar con gente que ni conocemos. Tal vez ni sabés de qué te habla cuando te habla, pero la música te acerca mejor que las palabras. Es un aporte mutuo sin arreglos, planes ni conversaciones previas. Los políticos tendrían que hacer lo mismo que nosotros.
Arismar: –Claro. También deberían tener un lenguaje universal. Tal vez lo tienen, pero de otro tipo (risas).
–¿Qué opinan de los presidentes actuales de sus países?
L. H.: –Después del fondo horroroso que tocamos durante la dictadura y las jornadas del 19 y 20 de diciembre, yo miro al país con esperanza y optimismo.
A.: –Lula cambió desde que llegó al poder. Cuando era sindicalista actuaba con mucho afecto y corazón... como si fuera amigo de todos. Ahora lidia con un país muy injusto, con empresarios millonarios y muchísimos pobres. En San Pablo, donde vivo, hay 50 mil personas muy pobres por favela. Esta lucha, desde el poder, logró que Lula se pusiera serio.
O. F.: –No sé qué decir de Batlle. Es complicado.
F. F.: –Yo sí. Batlle es un cagón, un frágil que le dice todo que sí a Bush sin saber de qué se trata, por ejemplo, una guerra como la de Irak.

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Los músicos de Veredas... proponen una velada en la que primará el espíritu de improvisación.
 
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