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La Salamanca vive en la cuna de poetas y cantores

Peteco, Raly Barrionuevo y el Dúo Coplanacu, entre otros, animan el encuentro santiagueño en La Banda.

Transitar las calles de La Banda, el ilustre suburbio de la capital santiagueña, es un paseo gratuito por el principal producto de exportación de la provincia: el folklore. Esos patios de chacarera que supieron retratar sucesivas generaciones Carabajal invitan constantemente al baile y a la guitarreada espontánea. El embrujo del folklore tiene, además, su ceremonia sagrada: el festival de La Salamanca, un encuentro legendario que fue garantizando su vigencia a través de nombres como Julio Argentino Jerez, Cristóforo Juárez, Pablo Raúl Trullenque y tantos otros. Desde ayer, la edición 2004 de La Salamanca está renovando el ritual, con viejos y nuevos apellidos, todos ellos representativos del mejor folklore santiagueño y nacional.
El Dúo Coplanacu, Peteco Carabajal, Raly Barrionuevo, Los Carabajal, Cuti y Roberto, Los Manseros Santiagueños, Horacio Banegas, Néstor Garnica y Los Nocheros son sólo algunas de las figuras que hasta el domingo próximo expresarán sobre el escenario el espíritu que atraviesa a todo el pueblo, conocido con justicia como “cuna de poetas y cantores”. Uno de los méritos de este encuentro, que corporiza una de las más antiguas leyendas populares (la de la Salamanca, a la que hay que aprender a conocer y respetar), es su naturaleza solidaria, con fuerte sustento social. Todo lo recaudado se distribuye entre instituciones de bien público, juntas vecinales, comedores comunitarios, hogares, etcétera. Habitualmente concurre mucha gente, tanto santiagueños como turistas que se acercan para descubrir el verdadero sentido de la chacarera.
El festival tiene como escenario el club Central Argentino y, por primera vez, será televisado a todo el país a través de la pantalla de Canal 7. Hoy se podrá ver la programación comprendida entre las 22 y las 2. Mañana, en tanto, el maratón folklórico se extenderá televisivamente dos horas más, hasta las 4. Por supuesto, la fiesta que no se televisa sigue hasta la mañanita, cuando el mate empieza a combatir la resaca y los últimos bailarines siguen gastando el piso como si la noche recién empezara.
Más allá de lo estrictamente musical, una notable feria de artesanos, no solamente locales sino provenientes de todo el país, enriquece el encuentro, que expresa con color local una cultura que hace rato trascendió las fronteras santiagueñas. “La Banda es una ciudad que respira y vive el folklore, cualquiera que transite sus calles puede advertirlo; aquí, a diferencia de otras ciudades que también desarrollan festivales y muchos de ellos muy importantes, se hace el folklore. Aquí es donde nace, luego podrá ser ejecutado en otros lados, pero la diferencia está en que aquí ha sido concebido. Esto es lo que queremos mostrar”, señala Héctor “Chabay” Ruiz, intendente de la ciudad de La Banda. Del encuentro también participa Sergio Dispenza, el padre de Abril, la pequeña que recientemente fue sometida a un trasplante de corazón. Su presencia tiene que ver con la promoción de la campaña Caise-Incucai sobre donación de órganos, que se desarrolla durante las cuatro noches del festival.

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Dúo Coplanacu, garantía del mejor folklore santiagueño.
 
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