LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACIóN

La comunicación en el centro del debate

Dos libros de reciente aparición, Antología de la comunicación para el cambio social y La comunicación antes de Colón son presentados por Morelis Gonzalo y Washington Uranga. El primero es un compendio de los estudios sobre comunicación y desarrollo. El segundo, un aporte para pensar las formas comunicacionales de los pueblos originarios.

 Por Morelis Gonzalo *

Desde Maracaibo, Venezuela

Tengo en mis manos la Antología de la comunicación para el cambio social. Lecturas históricas y contemporáneas (2008), de Alfonso Gumucio y Thomas Tufte. Es un texto de 1413 páginas, compuesto por 200 textos de 150 autores de los cinco continentes, que demandó cinco años para su culminación (http://www.communicationforsocialchange.org/publicationsresources.php?id=359).

Esta antología está llamada a convertirse en fuente de consulta permanente para los estudiantes y estudiosos de la comunicación, porque les servirá para entender el porqué de muchas propuestas, modelos y planes de comunicación que han proliferado en los últimos tiempos. Este texto debería estar en todas y cada una de las bibliotecas de comunicación del mundo y en especial de América latina, por cuanto uno de sus aportes es darles visibilidad a las investigaciones regionales en el área de la comunicación en las décadas 70/80, la gran mayoría de las cuales no son conocidas en el resto del mundo, entre otras causas por el hecho de no haber sido escritas en la lengua que no se sabe quién impuso como universal: el inglés.

Algunos de nuestros comunicólogos, como Antonio Pasquali y Luis Ramiro Beltrán, han sido seminales, como acertadamente los califican Gumucio y Tufte. Se anticiparon a muchos autores de renombre internacional. Varios de estos trabajos fueron traducidos al inglés por primera vez en la versión del año 2006, al igual que muchos de los textos en inglés han sido traducidos –también por primera vez– al español en esta ocasión. Ya no habrá excusa entonces para no conocerlos, estudiarlos y reconocerlos. Esta antología tiene además la virtud de poner a hablar al SUR con el SUR y al SUR con el NORTE en igualdad de condiciones. Ubicar en el Sur no sólo a A. L., sino también a Africa y a Asia; además, reconocer que el Norte no es sólo EE.UU., sino también Europa. Comprende un arco histórico que comenzó en 1932 con un texto de Brecht sobre la radio y concluye con textos sobre TIC (tecnologías de información y comunicación) y la Sociedad de la Información o el Conocimiento, como prefieren llamarla algunos.

La Comunicación para el cambio social es una propuesta por demás novedosa y necesaria que supone un proceso de diálogo público y privado a través del cual la propia gente define lo que es, lo que quiere y necesita, la cual no se enseña en casi ninguna alma mater de la región, repitiéndose una vez más lo que es un hecho innegable: la universidad latinoamericana pareciera vivir de espaldas a su realidad. Así, pocas facultades y escuelas de comunicación saben adecuarse a los cambios epocales. Casi ninguna ha reaccionado a tiempo ante la revolución en los modos de producir sentido de las TIC y, lo que es peor, aún no saben cómo lidiar con ellas. Entonces, surgen las visiones instrumentalizadas y maniqueístas del fenómeno y, con ellas, tesis y trabajos de investigación, que tan sólo sirven para ascensos y graduaciones.

Lo crítico además es que intentan hacer análisis con el mismo instrumental metodológico y teórico de los viejos medios, ignorando que, más allá de los artilugios tecnológicos, lo más importante son los flujos comunicativos que por ellas circulan y los procesos de comunicación que se derivan de allí, donde el proceso es más importante que el producto, como acertadamente se deja plasmado este texto.

Mención especial debe hacerse al análisis sobre la propuesta de “mercadeo social” tan en boga. El considerar un oxímoron la expresión es todo un acierto que no merecería mayor explicación, si no fuese porque la misma ha permeado a casi todo el quehacer económico y universitario, llegando al colmo de considerar a los alumnos como sus “clientes” y a la educación no como un derecho universal, sino como simple servicio. Puntualizando que con estas “teorías” la comunicación se ha desplazado de la educación a la persuasión y cómo urge la necesidad de regresar a sus orígenes.

Enfrenta esta Antología... también a “la innovación” como fuente de “desarrollo y crecimiento”, denunciando un concepto usado por muchos teóricos y planificadores de la comunicación, que ven en la palabrita la panacea para salir de todos-toditos nuestros problemas en el Tercer Mundo. En esta recopilación hay una convergencia de los contenidos, que rompe con el aislamiento en el estudio de la comunicación como factor de cambio social y, además, reactualiza el derecho a la comunicación por encima de la libertad de información, abordado por Pasquali 40 años atrás. Igual lo hace con el informe MacBride y su impacto e influencia como propuesta que aún sigue vigente.

Agradezco como latinoamericana y como periodista la labor de estos autores, en este esfuerzo por catalizar a la comunicación como pivote fundamental sobre el cual debería erigirse cualquier modelo de sociedad, que busque la felicidad de sus hombres y mujeres. No exagera Gumucio cuando afirma que un texto como éste no existe en el resto del mundo. Enhorabuena Alfonso y Thomas, pueden sentirse satisfechos, pueden decir sin pedantería: misión cumplida.

* Economista y periodista venezolana, docente e investigadora de la Facultad de Arte de la Universidad del Zulia.

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