SOCIEDAD › OCAÑA RESTO IMPACTO A LOS CASOS LOCALES DE DENGUE EN CAPITAL Y CONURBANO Y DIJO QUE LO GRAVE ESTA EN CHACO Y CATAMARCA

A la espera del frío para cerrar el ciclo

La ministra de Salud insistió en que la preocupación oficial está centrada en esas dos provincias. “Las acciones sanitarias se vienen efectuando adecuadamente tanto en la ciudad como en la provincia de Buenos Aires”, destacó.

 Por Pedro Lipcovich

Supongamos que el dengue fuese un ejército invasor. La estrategia del Ministerio de Salud para derrotarlo podría graficarse así: ataquemos a fondo en los lugares donde se ha hecho fuerte –casi toda la provincia de Chaco y parte de Catamarca–: cuando lo hayamos vencido en esos bastiones, la guerra estará ganada, porque sus ataques en otras zonas–incluso Capital y Conurbano–son esencialmente escaramuzas, avanzadas con limitado poder de fuego cuya logística –ya dominada la situación en Salta y Jujuy– depende de sus bases en aquellos dos territorios ocupados por el enemigo. Así podría metaforizarse la exposición que la ministra Graciela Ocaña y especialistas de la cartera de Salud efectuaron ayer. En cuanto a los seis casos autóctonos en el área metropolitana de Buenos Aires (ayer se sumó uno en el conurbano), los funcionarios de Salud afirmaron que –probable pero no seguro– el ciclo debería estar próximo a interrumpirse por el descenso de temperaturas.

“En Catamarca y en Chaco están los dos brotes mayores de dengue: a partir de ellos, por la circulación de personas, van apareciendo casos en todo el país –sostuvo Graciela Ocaña, ministra de Salud de la Nación–. Chaco registra unas 300 notificaciones por día; el lunes pasado hubo un pico de 500 notificaciones, que pueden haberse acumulado en el fin de semana largo. En esta provincia, el brote se extiende a casi todo su territorio.”

Dentro de Chaco, “las localidades más comprometidas son Los Fuentones y Pampa del Infierno, donde los casos siguen aumentando –precisó la funcionaria–. En Resistencia, se mantiene una meseta de 49 o 50 nuevos casos diarios”. En cambio, la epidemia estaría bajo control en Charata: “Allí, donde habían llegado a registrarse 200 casos diarios, se están anotando poco más de 20”, señaló Hugo Fernández, director de prevención de enfermedades y riesgos del Ministerio de Salud. Según las autoridades, la incidencia también bajó en Tres Isletas, Breñas y Campo Largo.

Ocaña aseguró que “en las últimas semanas, se visitaron 46.000 viviendas chaqueñas, donde viven unas 200.000 personas: se descacharró y se fumigó; intervino personal local, con equipos proporcionados por la Nación”. Además, “reforzamos el hospital Ferrando, de Resistencia, con 30 camas, y también agregamos camas en el hospital de Sáenz Peña, donde no se está cumpliendo el objetivo de reducir la cantidad de nuevos casos febriles” (sospechosos de dengue).

En cuanto a Catamarca, “los casos nuevos están en una fase de meseta. En el barrio Eva Perón, donde había empezado la epidemia, los casos bajaron, pero continúan en el resto de la ciudad de Catamarca, con mucha incidencia en la zona sur –precisó Fernández–. Estamos recurriendo al rociado aéreo, en la medida en que el viento lo permite, ya que pierde efecto con vientos superiores a los diez kilómetros por hora”.

En cambio, “en Jujuy y Salta, en cambio, los casos nuevos son ya muy pocos –afirmó la ministra. En Corrientes, vecina a Chaco, no hay más de unos cinco casos sospechosos por día, es decir que la epidemia no se disparó; y se está trabajando bien en descacharrado y fumigación. Los casos autóctonos de Santa Fe, donde la situación está en general controlada, se vinculan con viajes de la población a Chaco. En la localidad de Pérez, de esta provincia, donde se habían registrado varios casos, dejó de haber nuevos cuadros febriles cuando se hicieron acciones de bloqueo en manzanas aledañas”.

¿Y en el área metropolitana de Buenos Aires, donde se registraron seis casos en los últimos días? Según Hugo Fernández, “de acuerdo con estudios de temperatura y humedad efectuados en el año 2000 en Capital y conurbano, el ciclo de trasmisión por el Aedes debería estar próximo a interrumpirse por el descenso térmico; sin embargo, la elevación de temperaturas en los últimos años implica un riesgo de que se prolongue la etapa de trasmisión”. Ocaña afirmó que “las acciones sanitarias se vienen efectuando adecuadamente tanto en la ciudad como en la provincia de Buenos Aires”.

–¿En cuanto a la persistencia de basurales a cielo abierto, denunciada por el cuerpo colegiado que sigue el saneamiento de la cuenca Riachuelo-Matanza? –preguntó Página/12.

–Hemos pedido a la Secretaría de Ambiente que se ocupe del asunto. En Charata, por ejemplo, sucedía que los productos del descacharrado iban a parar al basural, donde seguían siendo criaderos –contestó Ocaña.

–¿A qué se debe la frecuente discrepancia entre el cómputo de casos que suministra la Nación y el que entregan distintas provincias?

–Las direcciones de epidemiología provinciales, por falta de tiempo o inexperiencia, dan como confirmados casos que son sólo sospechosos; así el total llega a duplicarse. En Charata, se había dado una cifra de 6000 consultas, pero a menudo la misma persona había consultado más de una vez –contestó Fernández.

En cuanto a la postergación de la declaración de emergencia sanitaria en las provincias afectadas, que estuvo por sancionar el miércoles el Senado de la Nación, la ministra Ocaña sostuvo que “el Ministerio de Salud ya declaró el 23 de enero la alerta sanitaria en esas provincias”.

–¿Cuál es la diferencia entre esa medida del Ministerio y la emergencia sanitaria que podría disponer el Congreso?

–Habría que preguntar a los abogados del Ministerio –contestó Ocaña–: no hay mayores consecuencias prácticas, ya que la medida del Ministerio permite utilizar el crédito de 1.750.000 dólares solicitado al Banco Mundial.

Además subrayó “la responsabilidad de la población: el Aedes es domiciliario, y cada uno es responsable de su casa”.

–¿Es factible reclamar esa responsabilidad individual en ciudadanos que viven en condiciones como las de las villas y asentamientos?

–Es innegable que esas condiciones inciden. En la epidemia de bronquiolitis que, en 2007, se llevó 1400 vidas de chiquitos, era importante que pasaran un día más en el hospital porque allí tenían calor, estaban bien alimentados, y cuando volvieran al hogar no iban a encontrar esas condiciones.

–¿Este caso sería representativo de las causas del aumento en la mortalidad infantil? (El sábado pasado, Página/12 dio a conocer, respecto de cada provincia, las cifras de 2007, últimas disponibles.)

–La mortalidad infantil se vincula también con la falta de camas para niños en hospitales –contestó Ocaña–. Ojalá muchas provincias dediquen a hospitales los fondos que recibirán por coparticipación de las retenciones.

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En la ciudad de Buenos Aires continuó la fumigación en espacios abiertos para prevenir la proliferación del Aedes aegypti.
Imagen: DyN
 
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