“Sólo puedo decir una cosa: que no venimos a rendirnos, como algunos han dicho.” En tono marcial, el secretario de Planeamiento de la dictadura, José Miret –padre de uno de los detenidos en España con 900 kilos de cocaína– se dirigió a la prensa el 2 de junio de 1982. Estaba en Nueva York para negociar con Inglaterra por la guerra de Malvinas. Ocho días después, la Argentina se rendía. Miret volvió a los diarios en los noventa, cuando asiló en una casaquinta al golpista paraguayo Lino Oviedo, en un negocio suculento. El ex funcionario de la dictadura falleció en febrero de 2010.

Miret era brigadier mayor de la Fuerza Aérea. Según Indymedia Argentina, en 1966, viajó a Irlanda del Norte y a Inglaterra como agregado ayudante y, a la vuelta, en 1970, fue designado jefe de la secretaría de la junta de comandantes en jefe. En 1971 pasó a trabajar en la Secretaría de Planeamiento y Acción. Entre 1971 y 1972 fue jefe del cuerpo de Cadetes de la Escuela de Aviación Militar. En la última dictadura, fue nombrado subsecretario técnico y legal de la Presidencia, hasta ser nombrado brigadier en diciembre de 1977. Luego ocupó el cargo de secretario de Planeamiento en la época de Leopoldo Fortunato Galtieri.

El brigadier participó de las negociaciones diplomáticas en Washington durante la guerra de Malvinas. El canciller Nicanor Costa Méndez lo llevó en su comitiva. “Sólo les digo que viajo con una gran fe en la solidaridad norteamericana, con una gran fe en nuestra América. Creo que la solidaridad latinoamericana va a ser un gran camino hacia la solución pacífica y honorable, si aún ello es posible”, dijo el canciller.

El 15 de abril de 1982 Alexander Haig se reunió con la comitiva. Miret luego comentó sus impresiones sobre el general estadounidense. “Desde los primeros momentos pude advertir que no estábamos tratando con un mediador equitativo”, se lució el perspicaz militar ante Radio Mitre. “Lo que no estaba previsto es que Inglaterra tuviera tan poca predisposición a negociar”, se quejó luego el secretario de Planeamiento ante la revista Gente, en una nota publicada el 6 de mayo de 1982, que se titulaba: “Hablan dos militares argentinos”.

El 2 de junio viajó al Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York con otros funcionarios de la dictadura, el contraalmirante Benito Moya y el general Miguel Mallea Gil. Ocho días antes de la rendición de las Fuerzas Armadas argentinas, Miret sostuvo: “Sólo puedo decir una cosa: que no venimos a rendirnos, como algunos han dicho”. Tras la rendición, el brigadier tuvo que ocuparse de la negociación con distintos sectores políticos para la transición a la democracia. Luego, pasó a cuarteles de invierno.

Volvió a aparecer involuntariamente en los medios, cuando el golpista paraguayo Lino Oviedo pidió asilo en la Argentina durante el gobierno de Carlos Menem. Oviedo le alquiló una quinta en Moreno, llamada La Casona. Según algunas versiones, le pagó a Miret un alquiler de seis mil dólares mensuales con muebles incluidos. Otras fuentes afirmaban que se la compró por 600 mil dólares. La operación se hizo a través de la inmobiliaria del ex concejal del Modín Norberto “Nene” Viola.

El caserón de dos plantas, con 12 mil metros cuadrados, contaba con circuito cerrado de televisión en toda su superficie. La recibió, eso sí, en condiciones algo deplorables: con paredes despintadas, termotanques que no funcionaban y sillones desvencijados. Luego del paso de un batallón de pintores, albañiles y decoradores, Oviedo se instaló allí con un pequeño ejército de custodios y un servicio doméstico de unas 15 personas.

En esa época, Oviedo era investigado por la DEA. Se fugó en 1999 cuando la Alianza ganó las elecciones. Miret, por su parte, volvió al anonimato y murió el 27 de febrero de 2010. En La Nación, los avisos fúnebres que lo despidieron llevaban los apellidos Harguindeguy, O’Higgins, Aramburu y McCormack. También el ex jefe de prensa del Ejército y agregado militar en Estados Unidos, coronel Ricardo Etchegaray, quien despidió a su “querido familiar y amigo”.