SOCIEDAD › LA BANDA DEL BOLICHE BRASILEÑO USO BENGALAS PARA AMBIENTES ABIERTOS PORQUE ERAN MAS BARATAS

El ahorro que costó una catástrofe

Según las primeras investigaciones, los extintores del local de la ciudad de Santa María eran falsos. La policía sigue buscando las imágenes de las cámaras de seguridad y los registros de caja que se presume fueron ocultados por los dueños del lugar.

La bengala que desató el incendio en el boliche Kiss en Brasil fue comprada por los propios músicos, “que sabían que era exclusivamente para ambientes abiertos”, dijo ayer Marcelo Arigony, comisario de la policía civil de Santa María, la pequeña ciudad universitaria enlutada por la muerte de 234 personas. Arigony contó que la bengala en cuestión cuesta 1,25 dólar, mientras que una adecuada para espacios cerrados sale 35. “Según testigos y pruebas preliminares, los extintores pueden ser falsos porque no estaban funcionando”, agregó. Los investigadores siguen buscando la computadora que almacenaba imágenes de las cámaras de seguridad y el registro de caja, que permitiría comprobar cuánta gente había en el local, ya que se sospecha que estaba sobrepasada la capacidad. Los dos dueños detenidos podrían haber ocultado estas pruebas.

“Ellos (los músicos) sabían de eso, usaron esta bengala para economizar. Usaron equipamiento para ambientes abiertos porque era más barato”, dijo Arigony. Según el comisario, los peritajes preliminares indicaron que había fallas en la iluminación de emergencia, material inadecuado para recubrir superficies y extintores irregulares. Sobre este último punto, muchos testigos sostuvieron que desde el escenario se intentó, en vano, sofocar el incendio con matafuegos. El último balance oficial elevó de 231 a 234 los muertos y a más de 116 heridos, 75 muy graves (ver aparte).

“Las cámaras de filmación no estaban en el local, donde deberían estar. No había ninguna computadora con almacenamiento de memoria”, dijo ayer la fiscal Veruska Agostine. Ella y su colega Joel Oliveira Dutra, a cargo del caso, aseguraron que el hecho de que los dueños de la discoteca, Elissandro Sphor y Mauro Hoffman, no hayan suministrado estas imágenes a la policía es “muy grave”. Ambos declararon que el sistema de vigilancia no funcionaba desde hacía dos meses. Además de los propietarios, están detenidos el vocalista de la banda Gurizada Fandangueira, Marcelo dos Santos y el asistente técnico Luciano Bonila.

La Justicia brasileña ordenó el lunes pasado el embargo de los bienes de la compañía propietaria Kiss y de los socios arrestados, tras el incendio ocurrido el domingo pasado a las 2.30. “El propósito de la medida es garantizar el derecho de las personas a una futura indemnización, de modo colectivo e igualitario, para todos los familiares de las víctimas de la tragedia”, explicó ayer Nilton Arnecke, defensor público general del estado brasileño de Rio Grande do Sul, donde ocurrió esta tragedia. Santa María queda a 290 kilómetros de la capital estatal, Porto Alegre.

“En el local había demasiada gente”, afirmó el mayor Jerson da Rosa Pereira, del cuerpo de bomberos de Santa María, quien aseguró que hubo “puertas cerradas en el momento de la evacuación”. El lugar tenía el plano de combate de fuego vencido desde agosto del año pasado y en noviembre recibió una inspección de bomberos, en la que se instó a los dueños a instalar iluminación y señalización de seguridad. Muchos jóvenes confundieron la salida con la puerta de los baños, donde se hallaron 180 cadáveres. El local no tenía salidas de emergencia.

Se estima que el 90 por ciento de las víctimas murió por asfixia, en medio de un tumulto provocado por el pánico y una nube de humo negro tóxico que les impidió hallar la salida. El resto sucumbió por las quemaduras y el aplastamiento, en medio de la desesperación por salir por la única puerta, que estaba bloqueada por barreras de acero y guardias, que impidieron, al principio, la evacuación; según relataron los sobrevivientes, porque creían que se trataba de un truco para evitar pagar las consumiciones dentro del local.

El incendio disparó los controles en varias ciudades de Brasil, como Manaus, Salvador, Curitiba, Cuiabá y Porto Alegre, donde los alcaldes anunciaron una fiscalización más rigurosa durante su reunión anual con la presidenta Dilma Rousseff, el lunes pasado. Arthur Virgilio Neto, alcalde de Manaus, capital del estado de Amazonia, informó que las discotecas “que estén en situación irregular, planteando un riesgo a los usuarios, serán cerradas y tendrán sus permisos suspendidos”. Quince discotecas y bares de Manaus ya fueron cerrados y multados por diversas irregularidades.

Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Marco Maia, anunció la creación de una comisión para redactar un proyecto de ley federal sobre la concesión de permisos a locales públicos y prevención de incendios, para unificar las reglas municipales y estatales.

El lunes por la noche, miles de personas marcharon por Santa María, para honrar a las víctimas del incendio y pedir justicia. La convocatoria, realizada de forma espontánea a través de las redes sociales, reunió a familiares y amigos de las víctimas, vecinos y autoridades locales. Los manifestantes iban vestidos de blanco y con flores y globos del mismo color en sus manos, ya que se había pedido expresamente que no llevaran velas. La marcha comenzó alrededor de las 22.30 (1.30 en Argentina) y recorrió el centro de ciudad.

El momento más emotivo se vivió cuando la marcha pasó por delante del Centro Deportivo Municipal, donde se improvisó una morgue el mismo domingo, para empezar con el reconocimiento de cadáveres. La procesión continuó hasta la plaza Saldanha Marinho, donde se concentró la gente y se cantaron los himnos de Rio Grande do Sul y el brasileño. “¡Justicia, justicia, justicia!”, gritaron luego los más de 15 mil asistentes.

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Miles de personas marcharon en Santa María para reclamar justicia tras la tragedia desatada el domingo pasado.
 
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