SOCIEDAD › EL DETENIDO JEFE DEL CLAN TUCUMANO FUE TRASLADADO A LA CARCEL DE EZEIZA

La Chancha, sin su base de operaciones

Ejerció un poder paralelo en Tucumán durante décadas. Fue denunciado por Susana Trimarco. Gozaba de la prisión domiciliaria y estaba internado. Página/12 contó ayer que aun así seguía manejando sus negocios. Anoche fue llevado al penal bonaerense.

 Por Soledad Vallejos

A las 22.10 de ayer, en el último vuelo del día, Rubén “La Chancha” Ale, el hombre que durante años fue el corazón del poder paralelo en Tucumán, subió a un avión por orden del juez federal Fernando Poviña y dejó su provincia para ser un detenido más en el penal de Ezeiza. Lo acompañaban efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), con quienes el tucumano procesado por asociación ilícita y lavado de activos pasó la tarde en el aeropuerto provincial a la espera de asientos en el vuelo de línea. Poviña decidió el traslado tras comprobar que, como informó ayer este diario, aun internado en un sanatorio donde cumplía prisión preventiva domiciliaria por temas de salud, Ale seguía manejando telefónicamente parte de los negocios ilícitos bajo investigación. Ale llegó a Buenos Aires al filo de la medianoche y fue llevado a la Unidad 28 del Servicio Penitenciario Federal, que funciona en el subsuelo del Palacio de Tribunales, para luego ser ingresado en el Hospital Penitenciario Central I, de la cárcel de Ezeiza.

Desde diciembre de 2013, sobre Ale pesa una orden de prisión preventiva que malcumplía, primero en el Sanatorio Modelo, un centro médico privado en la capital tucumana, y, luego, en el hospital Avellaneda, también de San Miguel; desde ambos lugares, como informó este diario ayer, Ale manejaba por teléfono la gestión de la remisería 5 Estrellas y otros negocios que la Justicia, por la información de una investigación reservada y escuchas telefónicas, sospecha ilícitos y relacionados con otros procesados en la causa. La Chancha es uno de los dos cabecillas de lo que la Justicia Federal investiga como clan Ale, el mismo al que desde hace años Susana Trimarco menta como “la mafia de los Ale” y señala como parte de la red de trata y explotación sexual que operaba en Tucumán cuando su hija, Marita Verón, fue secuestrada. El hombre que hoy amaneció en el hospital del penal de Ezeiza fue también, como definió el titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbattella, a principios de octubre, tras una serie de allanamientos simultáneos en Tucumán que dieron con más elementos y documentación, cabecilla de “un grupo mafioso que llegó a tener el control de casi toda la provincia de Tucumán”.

La resolución del traslado fue firmada por Poviña el 30 de octubre y no fue apelada por los abogados de Ale, por lo que quedó firme ayer a las 9 de la mañana. Poco después, comenzó un operativo en el hospital Avellaneda, adonde La Chancha fue llevado a mediados de septiembre casi en secreto desde el Sanatorio Modelo, para vigilar más estrictamente las condiciones de su preventiva. Cuando efectivos de la PSA llegaron al lugar para cumplir con la disposición judicial, Ale se encontraba en compañía de su pareja actual, Florencia Cúneo, quien convocó de urgencia a su hijo y su abogado. Pasado el mediodía, Ale, efectivos y un médico de PSA habían llegado al aeropuerto de San Miguel, donde pasaron el resto del día, a la espera de poder volar. El vuelo se postergó varias veces. En Tucumán, la noticia sorprendió tanto que medios locales aseguraban que el traslado no podría hacerse por la precaria salud de Ale, que padece Parkinson y diabetes y precisa atención médica continua.

El titular de la Procelac (Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos), Carlos Gonella, señaló a este diario que el traslado “es lo que corresponde”. “El límite está en no afectar razones humanitarias, no permitir que la prisión preventiva se transforme en un régimen aflictivo o una lesión a la salud de la persona”, explicó, y agregó que “los estudios médicos que constan en la causa avalan el procedimiento”. Ale, de acuerdo con los chequeos que los médicos realizaron a pedido de Poviña, podía viajar sin que su vida corriera riesgo.

La causa judicial fue conocida públicamente en marzo de 2013, cuando una serie de allanamientos simultáneos en distintos puntos de San Miguel de Tucumán, de los que participaron 300 gendarmes, tomó por sorpresa a los Ale. Sin embargo, la investigación había comenzado en diciembre de 2012, poco después de que la Justicia provincial absolviera a todos los acusados por el secuestro de Marita Verón; muchos de esos nombres se repiten en la causa de Poviña. La investigación comenzó a partir de una denuncia que la UIF presentó ante la Procelac, tras detectar movimientos de dinero por parte de los Ale que no se correspondían con sus ingresos declarados a la AFIP. El clan incluía monotributistas con presuntos ingresos de hasta 100 mil pesos de ingresos pero dueños de 4x4 y personas sin actividad que compraban y vendían autos e inmuebles constantemente.

La Chancha cumple prisión preventiva desde diciembre del año pasado, cuando Poviña resolvió que la investigación por asociación ilícita y lavado de activos contra él, su hermano, algunas de sus parejas y ex parejas y allegados había reunido elementos suficientes para procesarlo. Por entonces, el juez dejó constancia en el procesamiento de que las evidencias acreditaban una estructura de ilícitos aceitada y “la forma cohesionada en que opera(ba) la asociación” a partir de distintas formaciones societarias: la remisería 5 Estrellas (que Ale nunca dejó de manejar aunque sí, al saberse investigado, puso a nombre de su hijo y su ex mujer, la también procesada y que cumple preventiva desde 2013 María Jesús Rivero); la Gerenciadora Deportiva NOA S.A., con la que fueron malversados fondos y bienes del Club Atlético San Martín de Tucumán (que Rivero presidió), donde también fueron explotadas concesiones irregulares; un hotel en Carlos Paz y una transportadora.

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Rubén Ale, procesado por asociación ilícita y lavado de activos.
Imagen: Gentileza Diario La Gaceta
 
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