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Sin armas y demostrando poca experiencia en asaltos de importancia, fueron detenidos por la policía de Munro dos jóvenes que se aprestaban a robar un banco cargados con trotyl. Los frustrados asaltantes fueron capturados sin haber ingresado siquiera a la entidad bancaria, cuando recorrían con su auto la zona. Una tercera persona, mayor que ellos, logró fugarse desapareciendo en la multitud que al horario del hecho caminaba por las calles céntricas del lugar. Horas más tarde, peritos en explosivos hicieron detonar el artefacto en plena calle.
“La detención fue fortuita. El auto fue detenido por sus movimientos sospechosos, ya que los custodios lo vieron recorrer tres veces la calle Vélez Sarsfield, donde hay once sucursales bancarias”, informó a Página/12 el comisario Jorge Diéguez, de la dependencia 3ª de Vicente López. El hecho ocurrió apenas pasadas las dos de la tarde de ayer, en la esquina de Leandro N. Alem y Vélez Sarsfield, donde cuatro agentes interceptaron al coche en el que se trasladaban los tres hombres. “No hubo dificultades para detener a los jóvenes –de 25 y 27 años–. Ninguno estaba armado ni ofreció resistencia”, explicó Diéguez, quien agregó que “un tercer acompañante, de unos 40 años, logró escapar y escabullirse entre la gente”.
Una buena sorpresa se llevaron los policías cuando al revisar el auto en busca de armas encontraron un extraño paquete y una hoja tamaño oficio con la leyenda “Entreganos la plata o volamos el banco”. Inmediatamente dieron aviso a la Brigada Antiexplosivos de la Policía Bonaerense, que estableció la presencia de 250 gramos de trotyl, un explosivo de gran potencia. Aunque en un principio se pensó en trasladar el artefacto hacia un lugar seguro para su detonación, finalmente se procedió a detonarlo en plena calle, debido a que su traslado fue considerado “muy peligroso”. En la operación se utilizó un cobertor especial que redujo el alcance del explosivo al de un simple petardo.
Los jóvenes quedaron arrestados por “tentativa de robo y tenencia de explosivo” en la comisaría de Munro, a disposición del juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich.