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La periodista que mostró

Una reportera española se infiltró en un concurso de belleza: compró el título de Miss Alicante y fue camino a Miss España antes de que la detectaran. El programa desató un escándalo.

Es difícil saber si Gema García vio la película Miss Simpatía, donde una policía se infiltraba en un concurso de belleza para cazar a un asesino serial. Pudo haber encontrado allí inspiración para su propia caza: como periodista de El Mundo de España, Gema también se infiltró en un concurso, pero para mostrar la corrupción en el mercado de bellezas. En vez de armas, llevó camufladas sus cámaras. Aunque al fin fue expulsada del certamen Miss España, ya tenía suficiente: pudo mostrar en pantalla cómo su corona de Miss Alicante fue comprada por unos 30.000 dólares. Torpe al desfilar, terminó con el vestido desgarrado y una silbatina del público, pero los organizadores, inmutables, subieron la música y le colocaron la corona.
Gema García, redactora de El Mundo desde 1999, tenía algunas cualidades para el trabajo: sus medidas son 90-63-90 y mide 1.72. Lo que no la ayudaba era la edad: ya cumplió los 31. Pero al menos durante un tiempo, pasó por 24. Decididos a investigar los rumores sobre la corrupción en los concursos, los periodistas de El Mundo (diario y TV) armaron una historia: fabricaron una supuesta empresa textil, Everlasting, que pretendía “empujar” a Gema a la cumbre para publicitar sus productos. Se contactaron con la delegada del concurso Miss España en Alicante, Elena Dávalos, a quien le presentaron a la modelo. La mujer enseguida se ocupó de allanar los problemas: que Gema fuera de Madrid, por ejemplo, no implicaba un obstáculo: “Si es necesario –dijo– la empadronamos en Alicante”. Tampoco importaba que no tuviera título de un concurso previo: “Le ponemos Miss Ciudad de Alicante”, sugirió la mujer. Los periodistas fueron al grano:
–Si patrocinamos Miss Alicante por más dinero, ¿Gema saldrá? –preguntó el reportero que se hacía pasar por gerente de Everlasting.
–El jurado lo pongo yo, pero no puedo decir “votad a esta niña” -respondió Dávalos.
Al fin, la negociación resultó así: además del pago a Dávalos (unos 23.000 dólares), Everlasting debía aportar 500.000 pesetas por cada miembro del jurado que votara por Gema. El número de jueces se ampliaría y los mismos supuestos empresarios debían aportar los hombres para esos cargos.
La carrera de Gema hacia la corona avanzaba velozmente, pese a que la chica no se caracteriza por su habilidad arriba de los tacos. “Recibí clases de una agencia de modelos –contó después–. La profesional que me enseñó alucinaba cuando veía mis andares: desfilar se me da muy mal. En la gala de Alicante me pisé el traje y lo rompí.”
La periodista contó que sentía “angustia a la hora de desfilar”. “También me producía claustrofobia el hecho de no poder quedarme sola. Siempre te acompaña una azafata. No puedes ir al baño sola, no puedes fumar, no puedes beber. Al entrar se pierde la identidad, te llaman por tu provincia.”
A la hora de cerrar el trato, Dávalos derivó a los periodistas a su hija y socia, quien les pidió el dinero por adelantado. “Ya que lo que hacemos es una cosa sucia, vamos a hacerlo bien”, dijo. Se decide que Gema representará al municipio de Pinoso. El traspaso de dinero se realiza en un estacionamiento en dos veces. Los “empresarios” quieren esperar a ver al composición del jurado antes de pagar por ellos.
Con todo arreglado, empieza la gala. A todas luces, Miss Villajoyosa es la favorita: más alta, con más experiencia en la pasarela y mayores encantos. El jurado se retira a deliberar y, oh sorpresa, resulta elegida Gema. Hay silbidos del público, pero la música los tapa.
La historia de Gema, sin embargo, no termina ahí. Siguió su camino hacia el título de “Miss España”, de donde fue expulsada el pasado 14, cuando los organizadores sospecharon algo: les llamó la atención que llevara permanentemente un bolso grande (allí viajaba la cámara) y dos celulares. Y a fin de cuentas, saltó su edad: 7 años más de lo admitido. Pero ya era tarde: con el material filmado era suficiente. Tras ver las imágenes difundida por televisión, el representante legal del concurso, José Manuel Gómez, renunció. El escándalo recién empezaba.

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Gema García tiene 7 años más que los requeridos para el concurso.
Otros periodistas pretendían ser empresarios que la representaban.
 
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