SOCIEDAD › POLEMICA ESCOLAR TRAS LA MUERTE DE DOS CHICOS

Un permiso para el debate

La directora y la preceptora del grado al que iban los chicos muertos fueron separadas de sus cargos, mientras se investiga si los estudiantes, de 13 años, tenían permiso para salir solos.

”¿Sabías que ocho nenes se escaparon y se murieron?”, increpó el confundido chico, de guardapolvo blanco y mochila al hombro, a su mamá. La mujer solamente atinó a responderle que “no se escaparon, les dieron permiso acá para salir”. “Acá” es la EGB 1 Nicolás Avellaneda, de la localidad del mismo nombre, adonde concurrían los dos chicos de 13 años que murieron el martes atropellados por un tren. Como primera medida, la Dirección General de Cultura y Educación decidió separar de su cargo a la directora del establecimiento y a la preceptora del séptimo grado al que iban Cristian y Jonathan hasta tanto se aclare su responsabilidad en el hecho. El caso dio lugar a fuertes discusiones entre los padres en torno al permiso que se les otorga a los chicos a dejar la escuela cuando falta el docente a cargo. Como para reforzar el clima de tragedia, ayer hubo otras tres muertes en accidentes ferroviarios –uno cerca del lugar donde murieron los chicos–, con lo que suman ocho los fallecidos en 48 horas (ver aparte).
La inspectora Graciela Pardo –a cargo de la dirección de la escuela a la que asisten más de 1000 chicos– explicó a Página/12 que todos los años se pide a los padres que firmen la autorización para la salida fuera de horario de los chicos, en el caso de ausencia de algún docente. Si bien este mecanismo era común en el viejo colegio secundario –los actuales octavo y noveno año, más el polimodal– “una resolución de la Dirección General de Escuelas avala que también se haga en séptimo año, que forma parte del tercer ciclo de la EGB”, aclaró.
“Ayer (por el martes) los chicos vinieron a clase y, como no venía una docente, se les anotó en el cuaderno de comunicaciones, se revisaron las autorizaciones y se los dejó salir”, indicó Pardo. La controversia sobre la responsabilidad legal surgió “porque el permiso de Jonathan no tendría la firma de su mamá, quien habría dicho que no autorizó al colegio para que el chico saliera”. Además, la funcionaria resaltó que la Dirección de Educación dispuso “una investigación profunda para ver si se cumplieron todos los requisitos necesarios en estos casos”. Las autoridades a cargo convocaron a los padres del curso a una reunión para este viernes.
Una vez fuera de la escuela, siete adolescentes de séptimo grado caminaron hacia lo que en la zona conocen como “el atajo”, el inmenso campo donde, tras atravesar las vías, se puede llegar al shopping Wal Mart. “Algunos de los chicos se quedaron debajo del puente, pero allí también está la curva desde donde se hace muy difícil ver el tren”, sostuvo Pardo. “Se supone que esto ocurrió en el marco de una travesura para llegar más rápido al centro comercial”, agregó. En esa zona, los trenes pasan muy seguido, con intervalos de 10 a 15 minutos. “No sé cómo hicieron para llegar, tuvieron que subir una montaña de tierra y el puente hasta alcanzar la entrada del shopping”, comentó el tío de uno de los que se salvó. Su sobrino, de 13 años, había regresado a su casa para luego volver a encontrarse con sus amigos. Cuando llegó, Cristian y Jonathan ya estaban muertos.
En la salida del turno tarde, ayer hubo más padres que de costumbre. Una mamá con tres chicos en el colegio contó que el año pasado “mi nene de ocho años llegó solo a casa a las tres de la tarde y cuando le pregunté qué había pasado me dijo que no tenía clases”. El chico tendría que haber sido reubicado en otros grados ante la ausencia de su maestra pero él y otro compañero caminaron 20 cuadras hasta llegar a su casa.
La mayoría de los padres consultados por este diario prefirieron no dar su nombre, aunque en todos mostraron su preocupación. El papá de una nena de tercer grado, vecino de uno de los chicos muertos que vivía en Villa Tranquila, no podía explicarse cómo llegaron hasta el lugar del accidente. “Se habrán ido a joder nomás, no es que vayan todos los días ahí”, señaló. “Estoy muy dolido porque ¿cómo van a largar así a una criatura?”, se preguntó en referencia a la actitud de la escuela. Desde otra postura, el padre de una niña de séptimo deslindó la responsabilidad del establecimiento. “Esta escuela es una de las mejores del barrio y lo quepasó fue una verdadera tragedia que podría haber ocurrido bajo cualquier otra circunstancia”, concluyó.

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En la puerta de la EGB 1 Nicolás Avellaneda, ayer todos los padres discutían.
 
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