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Una explosión aparentemente accidental provocó ayer el derrumbe parcial de una escuela técnica de ocho pisos en la isla de Manhattan, en Nueva York. Como consecuencia del hecho, resultaron heridas cerca de 50 personas, tres de ellas de gravedad. Según declaraciones de la policía, el derrumbe habría sido causado por una explosión originada en la caldera del edificio lindero, ubicada en el sótano. Sin embargo, más allá de que las hipótesis no apuntaban hacia posibles atentados terroristas, el episodio causó gran tensión en la gente, sensibilizada a partir de los atentados del 11 de setiembre. Para colmo, un hotel de 17 pisos de Miami Beach ubicado en una zona de rascacielos sufrió un incendio en las plantas inferiores que, según las últimas informaciones, habría sido controlado por los bomberos sin que se registrasen víctimas.
“En este momento, quiero asegurar a todos los ciudadanos que no existe una sola razón para no creer que se trató de un trágico accidente y que esperamos que no haya pérdida de vidas”, sostenía ante los medios nacionales e internacionales el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, en un vano intento por calmar los ánimos de sus conciudadanos.
Mientras tanto, el comisionado del Servicio de Bomberos de Nueva York, Nicholas Scoppetta, explicaba que la explosión había ocurrido en el sótano del edificio, “donde tiene sus oficinas una compañía que fabrica anuncios lumínicos”. Scoppetta aseguró que la empresa había recibido el último miércoles “varios cargamentos de sustancias inflamables en toneles de 50 galones (189 litros)”, aunque se abstuvo de confirmarlos como la causa de la explosión.
Respecto del hecho en sí, la policía de Manhattan especificó que se produjo a las 11.29 hora local en el edificio ubicado en la Calle 19 del barrio de Chelsea, entre la Sexta y la Séptima Avenida, y que las personas más gravemente heridas “sufrieron quemaduras extensas”, por lo que fueron internadas en “unidades especializadas en el tratamiento de quemados” en hospitales de la zona. Luego del supuesto accidente, las autoridades cerraron las calles cercanas al establecimiento, hasta el que se acercaron más de cien bomberos, además de policías y ambulancias.
Por si hacía falta, el pánico volvió a cundir horas después cuando tuvo lugar un incendio en el hotel Castle de Miami Beach, donde en principio no se habrían registrado víctimas. Dotaciones de bomberos que trabajaban en la extinción del fuego informaron que el edificio estaba siendo evacuado y que hasta ese momento no se habían registrado heridos.