SOCIEDAD › POR EL CRIMEN DE UNA GINECOLOGA EN LA PLATA

Tres policías bajo sospecha

A la ginecóloga jubilada Irma Bernarda la encontraron la madrugada del 9 de enero pasado muerta en su cama, atada y amordazada. La habían estrangulado apretándole el cuello con la manos. El motivo habría sido que la mujer, de 69 años, no quiso decir en qué parte de la casa guardaba una suma importante de dinero. El primer imputado fue el pintor que trabajaba en la casa, que denunció que esa noche la pasó secuestrado. Dijo que unos hombres le sacaron la llave que tenía de la casa donde trabajaba y le exigieron información acerca del dinero que tenía guardado Bernarda. Y si bien en un principio nadie le creyó, apareció un testigo que avaló su versión, por lo que fue desvinculado de la causa. Ayer al caso se sumaron tres nuevos sospechosos, los presuntos secuestradores: todos policías que pertenecieron a la comisaría novena de La Plata, ciudad donde transcurre el misterio.
El pintor, Héctor Ledesma, contó a los investigadores que había terminado de trabajar en casa de la víctima ese día, a las 16. Iba caminando a su domicilio cuando de una Ford F-100 bajaron dos hombres, que lo golpearon y lo subieron a la camioneta, donde lo encapucharon. Lo llevaron a una casa y lo encerraron en el baño. Allí lo ataron y lo torturaron con una picana eléctrica. Afirmó que lo dejaron en un descampado a las 4 de la madrugada. Volvió a su casa y llamó por teléfono a Bernarda, pero no atendía. Se comunicó con el hijo de la ginecóloga, que fue acompañado de la policía hasta la casa de su madre. La encontraron en su dormitorio, boca abajo, tapada con una frazada y los brazos atados al respaldo de la cama. Las puertas no habían sido forzadas. Varias habitaciones estaban revueltas.
Los asesinos no encontraron los 9 mil dólares en efectivo y las joyas que la mujer había guardado dentro de una caja de ollas, en la alacena. Las investigaciones, coordinadas por el fiscal Marcelo Martini, no llegaron a más datos, salvo los dos tipos de cabello que quedaron bajo las uñas de Bernarda cuando intentó defenderse. Por ello, se empezó a suponer que los asaltantes habrían sido por lo menos dos.
Ledesma, que había trabajado antes en casa de la mujer, aseguró haber escuchado las voces de sus secuestradores en la comisaría novena, donde estuvo demorado cuando era el sospechoso inevitable. Más tarde, los reconoció por fotos.
Con estos datos, el fiscal Martini ordenó que los tres policías –identificados como el jefe de calle de la seccional, Luis Alberto Pintos, Rogelio Navarro y un tercero de apellido Borgoña– se presenten la semana que viene para pasar por una rueda de reconocimiento y voces como imputados en la causa. Actualmente se desempeñan en otras dependencias de La Plata. Siguen en actividad, por más que se los vincula con el crimen.
De acuerdo con los investigadores, ellos tres habrían secuestrado al pintor para más tarde ingresar a la casa situada en la calle 9. Y estarían involucrados con el crimen de la médica. Si Tedesco declara que ellos lo secuestraron, se les puede iniciar un proceso. Entonces se podría cotejar mediante estudios de ADN sus cabellos con los hallados bajo las uñas de la ginecóloga.

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