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Camionetas, televisores de plasma y un local, comprados con el botín

Los ladrones del Banco Río de Acassuso se dieron todos los gustos: autazos, un departamento, un local de venta de celulares y televisores de plasma. La lista en la acusación.

Una cupé Hyundai valuada en 40 mil dólares, una camioneta de la misma marca y similar valor, un departamento en Parque Chacabuco por el que se pagaron otros 40 mil dólares, una camioneta Ford Eco Sport, otro vehículo similar marca Toyota Corolla, varios televisores de plasma y un local de venta de celulares en pleno microcentro porteño fueron algunos de los bienes adquiridos por los cinco procesados como autores del robo al Banco Río de Acassuso. El detalle sobre los bienes, adquiridos pocos días después del robo ocurrido el 13 de enero de este año, forma parte del requerimiento de elevación a juicio presentado esta semana por los fiscales de San Isidro Jorge Ariel Apolo, Eduardo Vaiani, Duilio Cámpora y Fabián Brahim, quienes sostienen que las compras fueron realizadas por los imputados con parte de los ocho millones de dólares –según el monto estimado en el texto de la acusación– que se llevaron del banco.

Luis Mario Vitette Sellanes, alias “Marito” o “el hombre de traje gris”, por la vestimenta que habría llevado durante el asalto, es señalado como el líder de la banda. Vitette Sellanes se compró en Montevideo una cupé Hyundai por la que pagó 39.900 dólares en efectivo. El rodado fue descripto como “una Ferrari en miniatura” de color negro. Del supuesto jefe del grupo se dijo que tenía cajas de seguridad en Uruguay, pero hasta ahora nunca pudieron ser halladas. A él no le secuestraron ni un solo dólar durante los allanamientos realizados en las casas que frecuentaba.

En el caso de Rubén Alberto de la Torre, alias “Beto” o “el falso médico”, ya que lo identifican como el ladrón que vestía guardapolvo, fue detenido cuando estaba con un vehículo cero kilómetro. De la Torre también se inclinó por la marca Hyundai, pero eligió una camioneta modelo Galloper que fue adquirida tres días después del robo. De la Torre también compró el 10 de febrero una propiedad ubicada en Beauchef 1777, del barrio porteño de Parque Chacabuco, por la que pagó 40 mil dólares.

En poder de De la Torre se halló una parte del dinero robado cuando fue detenido en Wilde, pero el monto más importante apareció en su domicilio de Portela 56 de la Capital Federal. Encontraron un paquete con 78.900 pesos, otro con 14.450 euros, otro con 60.550 dólares y una mochila con 678.850 dólares. En la calle fue interceptado un sobrino de De la Torre, cuando escapaba llevándose un bolso con otros 160 mil dólares.

En una caja de seguridad del Banco Provincia, sucursal Plaza Miserere, a nombre de su hijo Gastón de la Torre –que todavía no fue detenido por el caso pese a que los fiscales lo imputaron–, se hallaron otros 1470 euros, 55.728 dólares y 36.165 pesos. En el caso del “ingeniero” Sebastián García Bolster, los fiscales afirman que se compró una camioneta Toyota Corolla en 20 mil pesos y que reanudó las obras suspendidas en un chalet que estaba construyendo. Además, en la casa de Villa Gesell donde fue detenido secuestraron 20 mil pesos, en su casa de San Isidro otros 21 mil y en un freezer de la casa de su padre, cerca de dos mil dólares.

Dos amigos del “ingeniero” declararon que a uno le entregó 67 mil dólares para que los invierta en el exterior y a otro 59.900 dólares para que los guarde en su caja de seguridad. Sobre Julián Zalloechevarría, alias “El Gordo”, los fiscales dicen que compró una camioneta Ford Eco Sport el 4 de febrero y que en su casa de Alejandro Korn tenía lujosos electrodomésticos, como televisores de plasma. En esa vivienda encontraron 11.367 pesos y constancias de gastos en materiales de construcción por más de 11 mil pesos a partir de 14 de enero.

Uno de los datos sobre Zalloechevarría que consta en el texto de la elevación a juicio del caso es que se compró un negocio de venta de celulares que funciona en el local 25 de la peatonal Florida 742, en su cruce con Lavalle, en pleno microcentro porteño. El comercio era atendido por el hijo de Zalloechevarría. En el lugar, los fiscales se encontraron con una prueba inesperada. En un anotador que fue secuestrado allí se puede leer una frase manuscrita que dice “en un barrio”. Se observan algunas correcciones sobre lo escrito, donde aparece tachada la palabra “odio”. La frase que se puede leer a medias termina con la palabra “rencores”. El texto es una referencia directa a la frase burlona que los ladrones dejaron escrita en el banco: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores”.

A Fernando Araujo, quien para los fiscales es “el quinto hombre” que entró al banco, le secuestraron 5800 pesos cuando fue detenido en la provincia de San Juan. El dinero estaba enterrado en un pozo. Si hubo algo que terminó por delatar a Fernando Araujo, según opinan los fiscales, fue que tenía recortes de diarios con varias notas donde se informaba sobre el llamado “Robo del Siglo”. También tenía fotocopias de varios cuerpos de la causa judicial. El juicio oral todavía no tiene fecha, pero se presume que se hará a mediados de año.

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El robo de las cajas de seguridad rindió unos ocho millones de dólares a la banda capturada.
Imagen: DyN
 
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