SOCIEDAD › EL JUICIO AL BATALLON 601

Difícil de explicar

“Quiero saber si lo tiraron al río, si lo mataron en Campo de Mayo y quiero que (Cristino) Nicolaides vaya preso.” Elvia Santillán de Dillon es la madre de Gastón, desaparecido en 1980. Su testimonio se escuchó ayer en una nueva audiencia del juicio que se sigue a una decena de militares por la desaparición de seis militantes de la organización Montoneros.

El juez Ariel Lijo escuchó ayer cuatro testimonios pedidos por la defensa de los represores. Primero se oyó al teniente coronel retirado Miguel Angel Salvo, compañero de promoción de varios de los imputados. El hombre admitió que “recibíamos expedientes no específicos del área inteligencia, que venían mal (sic) o había que corregir”. Cuando le preguntaron por actividades concretas, dijo “es difícil de explicar”. Cuando el defensor de Juan Carlos Gualco, uno de los jefes de Inteligencia del Ejército, le preguntó si eran “tareas eminentemente administrativas”, hizo un silencio y luego afirmó: “Sí, sí”. Declaró también Hugo César Fontanella, otro ex subordinado de Gualco en la Jefatura II de Inteligencia, quien señaló que el acusado “reportaba hacia arriba”.

Los otros testimonios fueron los del periodista Jorge Omar Lewinger, que relató el secuestro de su cuñado Horacio Campiglia, “mientras subía o bajaba de un avión” en Río de Janeiro, y el de Santillán de Dillon.

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