Domingo, 25 de octubre de 2009 | Hoy
Por Pedro Lipcovich
¿No resultan muy caras las frutas y verduras para los sectores de menos recursos?> –preguntó Página/12.
–En parte, sí, porque el sistema de distribución es de baja escala y no llega bien a los barrios de poco poder adquisitivo –contestó Mariano Winograd, presidente de la filial argentina de 5 al Día y expositor en el reciente Congreso Argentino de Nutrición–. También sucede que el consumo social no incluye verduras y hortalizas, y hay un desconocimiento de la estacionalidad: en invierno, el repollo está barato; es una especie muy rica en vitamina C, para ensaladas y para comidas preparadas; también los cítricos son más baratos en invierno; el tomate es caro en invierno, pero se abarata en verano. Hay 80 especies de frutas y hortalizas y el consumo está concentrado en unas pocas.
Marcela Leal, directora de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad Maimónides, observó que “el bajo consumo de frutas y hortalizas atraviesa todas las clases sociales. Puede expresarse como un bajo consumo de kiwi o como bajo consumo de mandarinas, pero la situación no es muy distinta. Los sectores empobrecidos, en vez de consumir la gaseosa de primera marca, consumirán las de segundas marcas: tampoco hacen elecciones saludables. La población consume pocas legumbres, como garbanzos o lentejas”.
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