SOCIEDAD › SUSANA TRIMARCO, SíMBOLO DE LA LUCHA CONTRA LA TRATA

“No puedo vivir sin saber dónde está”

 Por Mariana Carbajal

Susana Trimarco se convirtió en el símbolo de la lucha contra la trata en la Argentina. En estos diez años, dice, “puse toda mi fuerza para que mi hija tenga justicia. Si yo me quedaba sentada, la justicia nunca iba a llegar”. Hasta hace una década pasaba la mayor parte del día en el municipio de Yerba Buena, al oeste de la capital tucumana. Era empleada de la Secretaría de Desarrollo Social comunal y se ocupaba de conseguir remedios, tramitar pensiones y entregar sillas de ruedas a los vecinos más pobres del lugar. La desaparición de su hija la obligó a dar un giro enorme en su vida. “Ha sido un cambio tan infeliz. Diez años atrás yo estaba feliz con mi nieta, con mi marido. Ha sido una desgracia tan grande. Me arrancaron parte de mi vida. No puedo vivir sin saber dónde está mi hija”, agrega esta mujer, que llegó a disfrazarse para entrar ella misma a whisquerías de distintas provincias en busca de su hija, ante la inacción judicial para dar con su paradero. Daniel, su esposo, falleció en 2010. Tiene otro hijo que vive en Santa Cruz. “En la lucha de todos los días estamos Mica –la hija de Marita que ya tiene 13 años– y yo”, subraya.

Dice que Mica está enojada, que no cree en la Justicia, que se crió en sus brazos viéndola gritar en los tribunales, en la policía, para que buscaran a su mamá. Trimarco presenciará el juicio. La querellante de la causa es Micaela, pero ella la representa. Mica, cuenta Trimarco, es el retrato de su hija, “con el pelito más oscuro que Marita”.

“Mirando para atrás, cuando empecé la búsqueda de mi hija estaba sola, transitando un camino infinito. Pero esta lucha no fue en vano. Hoy hay una ley de trata, que la critican, que seguramente no es la mejor y se puede mejorar; al mismo tiempo se habla de la trata de personas, se ha avanzado, pero no alcanza. Falta más para combatirla”, evalúa, en una charla con Página/12.

–¿Qué medidas habría que tomar para combatir la trata? –le preguntó este diario.

–Pienso que hay que trabajar para que los consumidores de prostitución tengan algún castigo. Porque si hay clientes, hay más trata de personas y prostitución. Y otro punto importante es que cuando una persona desaparezca se la siga buscando. ¿Dónde están Julio López, Fernanda Aguirre, Florencia Penachi, mi hija? Hay que buscar e investigar.

–¿Pensó que su hija pudo haber sido asesinada?

–Por supuesto pienso todo. Porque con la perversidad de estos delincuentes, cuando las personas no les sirven las descartan. Es muy duro pensar eso. En lo más profundo de mi corazón la busco con vida. Pero la quiero encontrar como sea. Así no tengo vida. Hace diez años que no hablo de otra cosa que de la trata. Ojalá que Dios me ayude, y en el juicio se encienda una luz, que algún delincuente diga algo, que surjan abanicos de investigación para encontrar a Marita.

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