“Vine porque no quiero que mi hijo sea machista”, dice con su niño de tres en brazos, corriendo al Congreso a esa hora en que el sol empieza a apagarse. Su mamá vivió una situación violenta con una pareja, pero si bien ella sintió el impacto de esa historia desde lejos, sin sufrirlo demasiado, dejó una impronta. “Son miles de cosas: la violencia psicológica, el acoso en la calle, las licencias por maternidad... Creo que cada una, conozca o no en primera persona la violencia, tiene que estar preparada, saber que vale lo mismo que un varón”, dice y explica que desde su profesión es duro hacerse un lugar. “Todo está encuadrado para que sea la mujer la que cubra el rol del cuidado con los hijos, y no tenemos las mismas oportunidades que ellos si estamos en casa. El Poder Judicial es el más machista que existe pero creo que las cosas están cambiando”, augura mientras los pibes divierten al nene que va a su primera marcha. “Me considero feminista. En la facultad he cursado un montón de materias que me han abierto al feminismo y sus debates, eso me abrió la cabeza, sin duda, y ser mamá de un futuro hombre que no quiero sea una víctima del patriarcado.”