Cines de Pueblo. Historias Rodantes no nació como un proyecto audiovisual. Sin embargo, durante dos años fue mutando de aquel disparador inicial vinculado con lo teatral -a partir de la convergencia de los directores y de otro de los ideólogos, Marcos Ramos, en la organización del ciclo Teatroxlaidentidad 2007- hasta convertirse en el documental de poco más de media hora de duración que, mañana, tendrá su estreno en El Cairo, dentro del marco de presentaciones de los cortometrajes ganadores del Programa Estímulo a la Producción Audiovisual organizado por el Ministerio de Innovación y Cultura (ver recuadro).

Y no debe haber mejor marco para el estreno del film que el de la sala de Santa Fe al 1100. Esa misma que fue recientemente recuperada para devolverle a la ciudad uno de los últimos espacios que, entre tanto complejo, todavía sostenía el viejo espíritu del cine. Porque, en esencia, Historias Rodantes (el proyecto co dirigido por Mariana Burich, Alejandro Ghirlanda, Ivana Mondelo y Melania Toia) se propuso recorrer algunos de los tantos pueblos de la provincia en los que los cines forman parte de un viejo recuerdo.

"Imaginábamos que, por una cuestión de edad, nos íbamos a encontrar con gente que tendría que haber vivido la presencia del cine. Y también con los que vivieron el proceso del cierre", apuntó al respecto Mondelo, quien se sumó al proyecto cuando los impulsores todavía sostenían la idea de programar un ciclo de cine móvil que recorriera esos pueblos ya sin salas y, en paralelo, registrar la experiencia. La posibilidad de concursar, y la necesidad de cumplir con los requisitos para participar del certamen, volcaron al grupo a concentrar esfuerzos en la realización del documental. Esfuerzos que se redoblaron cuando el film fue seleccionado, lo que postergó la posibilidad de girar con el cine móvil.

"A medida que lo empezamos a hacer fuimos descubriendo de qué se trataba. En principio la idea fue tratar de abarcar todas las zonas de Santa Fe. Tomamos cinco localidades (San Lorenzo, Villa Cañás, Montes de Oca, San Justo y Moisés Ville), y tratamos que en esas cinco se vieran reflejadas todos los otros pueblos que quedaron afuera", detalló Mondelo, mientras que Ghirlanda completó: "La idea original era hacer más pueblos, pero por un lado se nos hacía cada vez más complicado (por cuestiones de tiempo, de dinero) e incluso después cuando empezamos a ver el material nos dimos cuenta de que podíamos hacer tres, diez o cien pueblos más, y que íbamos a tener personajes diferentes pero, en general y salvo pequeñas diferencias que podían ser pintorescas, las historias eran similares".

Con esas cinco localidades, Cines de pueblo. Historias rodantes logra transmitir todo aquello implícito en el hecho de "ir al cine". Así lo entiende Mondelo: "Un poco el objetivo del trabajo, aparte de contar estas historias, es reinvidicar la práctica del cine como espacio, como lugar de encuentro". Por su parte, Ghirlanda concluyó que "los chicos que viven en Villa Cañás, en San Justo, y tienen menos de 25 años no conocen un cine. No tienen incorporada esta cuestión de entrar a una sala, que se apaguen las luces, se encienda una pantalla gigante y empiecen a compartir sensaciones con los que están sentados al lado. Esta ceremonia del cine". Ghirlanda redondeó así el concepto que atraviesa a una obra que fue registrada y postproducida por Alfonso Gastiaburo y Diego Martínez.