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Domingo, 10 de abril de 2016

CULTURA / ESPECTáCULOS › LOS PRIMEROS PASOS DE LA FLAMANTE COMISIóN DE CULTURA DEL CONCEJO.

Lucha por posicionarse en la agenda

Se creó en diciembre pasado para que los temas de cultura no quedaran subsumidos en la comisión de Gobierno. Ahora sus integrantes, en su mayoría mujeres, empiezan a definir el perfil de actividades para que esa actividad parlamentaria no pierda gravitación.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Mientras transita sus primeros pasos dentro del Palacio Vasallo, la Comisión de Cultura y Educación del Concejo municipal afronta un desafío interesante, que excede los aspectos formales de su actividad parlamentaria: sus siete integrantes se encuentran ante la posibilidad de definir el perfil que caracterizará a una delegación de trabajo creada por resolución el 3 de diciembre de 2015. Y aunque sus áreas de influencia resultan insoslayables, los intereses históricos del cuerpo legislativo municipal podrían subsumirla a un espacio menor dentro del Concejo. Y es allí donde deberán terciar sus integrantes fundadores, de amplia mayoría femenina: Marina Magnani del Frente para la Victoria y Carola Nin de Compromiso por Rosario ocupan, respectivamente, la presidencia y vicepresidencia de una comisión que se completa con Caren Tepp de Ciudad Futura, María Eugenia Schmuck de Radicales Progresistas, María Fernanda Gigliani de Iniciativa Popular, Celeste Lepratti del Frente Social y Popular, y Carlos Cardozo del PRO.

Desde su conformación, la Comisión debió tomar en consideración aquellos proyectos que hasta diciembre debían ser tratados por la antigua Comisión de Gobierno y Cultura. "Hay una serie de proyectos que venimos viendo, que estaban en la Comisión de Gobierno y no son de gran envergadura. Evidentemente absorvía mucho las cuestiones de normativa general de la ciudad y no tenía una orientación hacia la cuestión educativa y cultural. En un punto es como empezar a funcionar de cero", apuntó Magnani. Consultados especialmente por este diario, los integrantes del cuerpo coinciden en el desafío de otorgarle una impronta de peso a una Comisión que, llamativamente, no tiene entre sus miembros a representantes del Partido Socialista, que hizo de la Cultura uno de sus estandartes desde que tomó el control del municipio en 1989 (y, desde 2007, del gobierno provincial).

Sin embargo, para la concejala radical María Eugenia Schmuck (integrante del Frente Progresista que, sin embargo, suele marcar disidencias con ciertas determinaciones del Ejecutivo) esa ausencia no resulta determinante: "La conformación de las comisiones es un capítulo aparte que responde más a acuerdos políticos que se cerraron en diciembre que a una ausencia intencionada del oficialismo. Estoy convencida que se pueden trabajar muchas propuestas desde la Comisión que luego se conviertan en políticas públicas ejecutadas con el municipio. Tenemos un excelente diálogo con la Secretaría de Cultura y estamos convencidos que el trabajo en conjunto entre el Concejo y el Ejecutivo en este tema será beneficioso para la ciudad".

En ese contexto, mañana los integrantes de la Comisión mantendrán una reunión con el secretario de Cultura municipal, Guillermo Ríos, con el fin de "tener un conocimiento de cuáles son las políticas culturales que el municipio está desarrollando, para ver de qué forma se pueden articular esas propuestas con las que surgen desde el Concejo". Así lo apuntó Mariani, que además remarcó: "Como militantes del FpV tenemos mucho vínculo con barrios postergados de la ciudad, marginados de los servicios públicos y sin acceso a la educación y la cultura, a la producción y consumo de cultura, nos preocupa una política de democracia territorial en las políticas culturales".

Y es una mirada que, con los matices propios de cada bloque político, se reitera en las voces de todos los miembros de la Comisión. Porque así como es unánime el reconocimiento a las políticas culturales llevadas adelante por el socialismo en sus primeros años de gestión, las observaciones sobre el actual modelo coinciden al advertir una centralización de las políticas oficiales.

"Me interesa una nueva visión de la cultura en la ciudad, una visión mucho más representativa de la realidad social rosarina. Una visión que recupere las prácticas culturales y educativas, que las hay muy ricas, valiosas y diversas", resaltó Nin, que tomó además como hecho paradigmático al ataque ocurrido el 29 de marzo en el club Defensores de América: "Lo que ocurrió allí no es sólo un problema de seguridad, sino de qué clase de cultura estamos promoviendo, debemos preguntarnos si queremos acostumbrarnos a convivir con el miedo, con el encierro".

Para Cardozo, el anuncio de grandes obras (Puerto de la Música, Museo del Deporte y Acuario, entre otras) va a contramano de los intereses que apunta a promover. "Exigimos menos proyectos estridentes y más acción concreta de acción cultural en los distritos y los barrios", remarcó el edil del PRO. En esa línea, Tepp consideró: "Es imposible desconocer que el primer tiempo del socialismo le dio un lugar a la cultura como un elemento fundamental en la planificación de las intervenciones territoriales, y desarrolló dispositivos importantes, asociando lo cultural al sector salud y educación. Pero también es cierto que mucho de esa impronta inicial se fue desmontando y perdiendo relevancia en la agenda del gobierno. Lo que sucede hoy en los barrios no se resuelve con un taller de murga, aunque un taller de murga puede dar pie para calibrar una política pública integral. Es inverso el proceso. También es cierto que la ciudad dejó de pensarse para la ciudad, y comenzó a pensarse como una marca, como un producto turístico, la ciudad tomó un perfil diferente, de cara al río pero de espaldas a la periferia, y sufriendo operaciones de fractura que se traducen en la mayoría de los conflictos que hoy atravesamos". Y resaltó: "Al menos para nosotros no son los espectáculos internacionales y los grandes shows nuestra prioridad cultural, sino la posibilidad real de acompañar, impulsar y promover las creaciones culturales, artísticas y recreativas que existen en Rosario y que priorizan la calidad y el fin social de sus expresiones, por sobre el mero lucro".

Similar es la mirada de Lepratti, de fuerte presencia en la construcción de políticas barriales: "Que ésta sea una nueva Comisión es positivo en la medida en que todo es factible de ser propuesto y de darse. Sus integrantes tenemos la oportunidad de darle la impronta que consideremos más interesante e igualataria para los ciudadanos de Rosario. Es una herramienta más para la promoción de la cultura y educación en la medida en que nos permite, por una lado, atender y viabilizar las demandas de los rosarinos en relación a la cultura y educación y además promover diversas actividades y espacios culturales. Nuestra propuesta siempre tendrá que ver con la apertura de la gestión cultural a los barrios. En sus inicios la gestión socialista hizo gran aporte a esta cuestión, pero en los últimos años no fue prioridad aportar al desarrollo cultural de las zonas períferícas. La cultura no es solamente llevar talleres a los distritos los fines de semana, sino promover procesos de organización que tengan como base la cultura de esos barrios".

En lo que a educación refiere, el Frente Social y Popular buscará reflotar desde la Comisión al Profesorado de Educación Municipal de la Escuela Municipal. "Es necesario que se adapte el plan de estudios para que los egresados puedan desempeñarse como docentes. Con el plan actual sólo pueden desempeñarse como reemplazantes, quedando sujetos a ser utilizados por el sistema cuando se los necesite para reemplazar y descartados al momento de poder conquistar estabilidad laboral", explicó Lepratti.

Desde su óptica, Magnani consideró que la Comisión debe colaborar al fortalecimiento del vínculo entre el Concejo y las instituciones educativas, acompañándolas ante eventuales reclamos por el Fondo de Asistencia Educativa, y presionando para que el municipio "genere los dispositivos de atención a la infancia que articulen con esas cuestiones educativas".

"Creo que debemos explotar más y mejor el aspecto educativo que tienen las ciudades -agregó Nin--. Sabemos que el aprendizaje no se da sólo en espacios cerrados, ni frente a las computadoras, sino que la ciudad misma es un espacio lleno de oportunidades para aprender, y el Estado tiene la obligación de promover este aspecto. En la ciudad se aprende a ser respetuosos, a convivir con el otro, con lo diferente, a ser solidarios. La comprensión de nuestros derechos y obligaciones como miembros de una comunidad no es una apuesta a corto plazo, pero seguramente a futuro resolverá muchos problemas de convivencia. Para eso necesitamos un Estado activo, comprometido".

En medio de un año legislativo que ya se prevé intenso, la Comisión de Cultura y Educación deberá encontrar el modo de ganar peso dentro del Palacio Vasallo. Mientras tanto, por su mesa de trabajo ya pasaron dos ordenanzas de relevancia que ahora deberán ser tratadas por la Comisión de Gobierno y, luego, debatida en el recinto: por un lado, el apoyo a la iniciativa de Sebastián Chale (integrante del bloque Radicales Progresistas junto a Schmuck) que propone instalar una Plaza Pública de las Ciencias en el predio que ocupara el International Park; por otra parte, el proyecto de Clubes Sociales y Culturales que, con firma de Gigliani y Schmuck, atiende al postergado reclamo del movimiento Espacios Culturales Unidos de Rosario (ECUR).

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"En un punto es como empezar a funcionar de cero", apuntan los concejales miembros.
Imagen: Sebastián Granata.
 
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