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Domingo, 24 de abril de 2016

CULTURA / ESPECTáCULOS › LA CAíDA DEL TIRANO, APUESTA EXPERIMENTAL A CARGO DE RICARDO ARIAS

Teatro para desnudar la dominación

Construcción de poder, formas de sometimiento, creencias. Las subjetividades que permiten el autoritarismo, reveladas en la obra que encarnan Mariana Pevi y Valeria Rico, dirigidas por Arias y Agostina Toia, todos los jueves en Espacio Bravo

 Por Julio Cejas

Los hombres todavía se siguen preguntando acerca de esa extraña convulsión que los toma por asalto cuando suelen, también por asalto, apoderarse de asuntos que son propiedad de la comunidad y que ellos deciden transformarlos en su propiedad privada.

La historia de las llamadas tiranías -que suelen simplificarse a partir de la demonización de ciertos hombres considerados "los villanos" de la gran película social- suele conferir a la "personalidad" del tirano el ingrediente principal en la elaboración de una tremebunda conspiración contra el resto.

Cuando estos personajes caen o son derrocados, muchos cierran filas del lado de "los buenos", negando toda participación en la construcción social de los monstruos; la historia de nuestro país ha dado sobradas muestras de estos procesos tan difíciles de analizar sin herir susceptibilidades.

"Hombres perseguidos por su sombra, asesinos, señores del mundo... ridículos en su pompa..." -dicen entre letanías y oraciones en latín, dos mujeres surgidas de las entrañas de la tierra, mientras una lluvia de imágenes se desata sobre la árida escena de una catarata de célebres tiranos en retirada.

Sobre estas temáticas profundas, un grupo de actrices y un director se puso a trabajar hace algunos años para indagar en aguas turbias y poco exploradas, territorio regio para el teatro experimental.

Las actrices son Mariana Pevi y Valeria Rico, y el director, Ricardo Arias, que compartió la coordinación en esta búsqueda teatral con Agostina Toia, en una creación colectiva que dieron en llamar La Caída del Tirano y que puede verse todos los jueves a las 22 horas en Espacio Bravo (Santiago 150).

"La Caída del tirano es un trabajo que deviene de la reelaboración y el retrabajo de un montaje que hicimos con las chicas en el Centro de Expresiones Contemporáneas en 2014; posteriormente se sumó Agostina a la dirección y lo retrabajamos casi durante todo el 2015", dijo a Rosario/12 Arias, actor, director y docente teatral.

"En 2014 yo acababa de regresar de Europa luego de 7 años; Ricardo me invitó a ver la propuesta para seguir trabajándola y convertirla en una obra; acepté y empezamos los ensayos; trabajando de manera itinerante con las actrices, y luego íbamos decidiendo juntos las escenas que quedaban", contó Toia.

--¿Qué diferencias encontrás, entre esta propuesta y las otras producciones que surgen de estos espacios de investigación teatral que venís coordinando?

Arias: --Mas allá de los aspectos eminentemente técnicos que hacen a una actuación totalmente alejada del realismo, los estilos y/o poéticas que estamos habituados a ver y a abordar, este trabajo es algo extraño porque el montaje se fue dando en una progresión, sin un ánimo de estructurar narrativamente un relato".

Eso aparece como instancia abarcadora y acentúa las características de ritual que tiene esta performance que gana teatralidad a partir del despliegue técnico y deslumbrante de sus dos protagonistas.

"Se trata de momentos o instancias de una especie de ceremonia o ritual que daba cuenta de procesos de construcción de poder; formas de sometimiento y dominio ligadas a creencias y mandatos no cuestionados. Una forma de construcción subjetiva que lentamente sustenta el despotismo, el autoritarismo y la tiranía, además del horror que acarrea cuando se vuelven políticas de estado", observó Arias.

--Lo siniestro vuelve a estar mediatizado por la presencia de un muñeco, muy al estilo del siempre perturbador Periférico de Objetos.

--Que el protagonista sea un muñeco no es casualidad; la construcción de ese monstruo cruel que es un objeto con el que juegan los niños y construyen los adultos justamente para moldear la personalidad de los pequeños es quien posibilita narrar. La famosa maquinaria de dominación tiene técnicas de dominación y hay que revelarlas: el teatro es una herramienta para hacerlo".

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La obra indaga en los mecanismos que mantienen oculta una tiranía.
Imagen: Sebastián Granata
 
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